'Entierro ferroviario'

"Adiós a la división de la ciudad": Montcada celebra su ansiado soterramiento de las vías de tren

Los vecinos explican a EL PERIÓDICO sus sensaciones ante el esperadísimo comienzo de las obras el próximo lunes

CONTEXTO | Montcada da inicio a las obras para soterrar las vías de tren, que costarán 540 millones de euros

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Àlex Rebollo

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Unos diez minutos es el tiempo de espera habitual cada vez que bajan las barreras de los pasos a nivel para coches y peatones junto a las vías de tren en Montcada i Reixac (Vallès Occidental). Un tiempo demasiado valioso para decenas de vecinos de la ciudad que, hartos de ver parpadear el semáforo en rojo y leer el mensaje poco ambiguo que ordena “no pasar”, cruzan, eso sí, con la prudencia de mirar a cada lado prácticamente a cada paso que dan.

Por si las barreras y semáforos dejan un mínimo resquicio de duda, cada tren de la R2 que se aproxima a estos cruces se asegura de pitar en reiteradas ocasiones de modo que ningún transeúnte pueda ignorarlo. El motivo de tanto aviso es claro: ya se han producido 180 muertes de personas que han sido atropelladas en las vías de tren, un trauma que se suma a la cicatriz urbana que ya de por sí suponen para muchos vecinos los casi 15 kilómetros de vías ferroviarias que atraviesan el municipio vallesano.

Por todo ello, el anuncio del tan deseado soterramiento de las vías de tren, cuyas obras empezarán el próximo 29 de enero, ha sido motivo de celebración para la mayoría de los vecinos de Montcada, que ven por fin la luz al final del túnel a unas reclamaciones sostenidas durante más de cuatro décadas. “Ya era hora. Ya nos tocaba que las soterraran”, declara a este diario Jaime Navarro, de 79 años y vecino de toda la vida de la ciudad, quien cree que el resultado del 'entierro ferroviario' será “positivo” para Montcada: “Será una buena mejora para evitar más muertes”. También Antonio Castro, de 65 y que ha bajado en la estación de Montcada para dar un paseo en bici, celebra que se empiece el soterramiento y valora de forma positiva "todo lo que sean avances para el bien colectivo".

Jaime Navarro, vecino de Montcada i Reixac.

Jaime Navarro, vecino de Montcada i Reixac. / Ricard Cugat

El Ayuntamiento de Montcada i Reixac, acompañado de entidades y vecinos que han luchado porque el soterramiento sea una realidad, anunció el inicio de las obras en un acto abierto a la ciudadanía este miércoles 24 de enero. Pese a ello, algunos de habitantes de la población, hartos de años de promesas incumplidas, todavía mantienen dudas sobre que el soterramiento se termine de efectuar.

Ejemplo de ello es Conchi Vázquez, de 55 años y también vecina de toda la vida de la localidad, que comenta que “hasta que no vea la primera piedra no me lo voy a creer”. Con todo, Vázquez confía en que los trabajos para que los trenes pasen bajo tierra ayudarán a que el municipio “no esté dividido” y a evitar preocupaciones. Con la misma alegría contenida habla Helena Cruz (58 años), quien desea que “ojalá sea verdad [el inicio de las obras]” porque las vías suponen "una división de la ciudad" y soterrarla “ayudará a coser los barrios”. Echando la vista atrás, Cruz recuerda también todos los años de manifestaciones para reclamar este hito que empieza a tomar forma y valora tantas promesas incumplidas y retrasos como una “tomadura de pelo”.

Conchi Vázquez, vecina de Montcada i Reixac.

Conchi Vázquez, vecina de Montcada i Reixac. / Ricard Cugat

Helena Cruz, vecina de Montcada i Reixac.

Helena Cruz, vecina de Montcada i Reixac. / Ricard Cugat

Municipio dividido por las vías

Montcada i Reixac está atravesada por 15 kilómetros de vía de tren, de los que 14 cortan literalmente el núcleo urbano. Si a ello se suman las barreras viarias -carreteras como la C-33 o la C-58- da un total de 29,17 kilómetros que se encuentran principalmente en tejido urbano. A punto de coger un tren de la R2 dirección Barcelona, Cristina Heredia, de 35 años y vecina del centro, explica la "incomodidad" que le supone tener que esperar diez minutos cada vez tiene que pasar a un lado u otro de las vías, algo que muchos residentes de Montcada se ven obligados a hacer cada vez que van al médico, al colegio, a atender algún trámite o para algo tan mundano como ir a comprar el pan.

Cristina Heredia, vecina de Montcada i Reixac.

Cristina Heredia, vecina de Montcada i Reixac. / Ricard Cugat

"El soterramiento mejorará, sobre todo, para cruzar y ayudará a coser los barrios y la ciudad", añade Heredia, quien admite que los siete años que durarán las obras "molestarán", pero que es un precio a pagar que, una vez terminadas, "valdrá la pena". En la misma línea, Patricia Sbert (28 años), señala como "toda la zona comercial o los colegios están a un lado y, al final, se tienen que cruzar las vías para cualquier cosa". Así, aplaude que por fin llegue el entierro de las vías para decir "adiós a los accidentes" y ayudar a que puedan pasar más fácilmente personas con muletas o con problemas de movilidad.

Más crítica con el proyecto - que costará al menos unos 540 millones de euros- se muestra Lucía Gómez, de 35 años, quien reprocha la "imprudencia" de toda la gente que cruza en rojo por el paso a nivel: "No te va de cinco o diez minutos cuando te estás jugando la vida". Además, Gómez, que no duda de que el resultado pueda terminar siendo positivo para la ciudad, dice que mucha gente "ahora se va a quejar porque se va a tener que ir a otras estaciones y que estas estarán más saturadas", principalmente, porque las molestias no serán cortas, dado que se alargarán durante esos siete años. "¿Va de cinco minutos o de siete años?", pregunta.

Patricia Sbert, vecina de Montcada i Reixac.

Patricia Sbert, vecina de Montcada i Reixac. / Ricard Cugat

También María Blandon (20 años) dice que no cree que los pasos y la espera que suponen "sean un problema". "Hay mucha gente que se desespera porque tarda, pero me parece justo, si no puede haber más accidentes", destaca. Pese a ello, sí que comparte la visión de que las vías dividen la ciudad y confía en que el soterramiento suponga una mejora en materia de seguridad y movilidad.

María Blandom, vecina de Montcada i Reixac.

María Blandom, vecina de Montcada i Reixac. / Ricard Cugat

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