Restricciones por la sequía

Barcelona esquiva la bajada de presión del agua hasta el verano

La capital necesita que llueva en primavera para despejar el riesgo de una bajada de la potencia del suministro en los meses estivales

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70 municipios ya sufren cortes de agua en Catalunya

Un grifo de la fuente de Canaletes, en Barcelona.

Un grifo de la fuente de Canaletes, en Barcelona. / JORDI COTRINA

Jordi Ribalaygue

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La bajada de la presión del agua que abastece a domicilios, comercios y empresas es una posibilidad que está sobre la mesa para ahorrar en el entorno de Barcelona, ante la previsión de que la fase de emergencia por la sequía se declare hacia febrero en Catalunya. El Área Metropolitana de Barcelona (AMB) se prepara ya para reducirla en las zonas donde detecta consumos que sobrepasan el gasto medio de las 36 localidades de la corona de la capital, detectado sobre todo en algunas urbanizaciones y en ningún caso en municipios enteros. En un escenario poco halagüeño por la escasez de lluvia, Barcelona se libra por ahora del riesgo de que la potencia del suministro disminuya, aunque depende de que las precipitaciones hagan aumentar las reservas hídricas para que los grifos no emanen menos agua de cara a los meses habitualmente más secos.

“Si las lluvias de la primavera no son buenas de aquí al verano, tendremos un problema”, ha reconocido el director del área del ciclo del agua de la AMB, Martín Gullón. El directivo del órgano metropolitano ha afirmado que, por ahora, la capital “no es una zona problemática” por derroche de agua. Se sitúa en una media de 168 litros por persona y día, algo inferior a los 170 litros que se registran en el conjunto de las inmediaciones de la urbe y lejos del despilfarro detectado en ciertas calles de algunas poblaciones, con más de 200 litros diarios por habitante. Estos últimos serán los primeros en que se afloje la potencia.

“No tiene sentido preocuparse por Barcelona cuando otros están muy por encima. No sabemos decir qué pasará en unos meses”, ha expuesto Gullón. En principio, Barcelona evita la bajada de la presión hasta que se decrete la fase tres de emergencia. En esa hipótesis, se exige reducir el consumo a 160 litros por persona y día. Se caerá a tal nivel cuando la capacidad de los pantanos del sistema Ter-Llobregat decaiga a 33 hectómetros cúbicos. Los embalses contienen ahora 102 hectómetros cúbicos, al borde de los 100 hectómetros cúbicos, el umbral para activar la emergencia.  

La bajada de la presión se prevé a partir de que se declare la fase de emergencia. "No será necesariamente al día siguiente", ha puntualizado Gullón, que ha garantizado que la medida no se tomará “sin aviso previo” a la población. Por lo pronto, la AMB ha comprobado que las válvulas para rebajar la potencia del suministro funcionen sin fallos. 

A su vez, el directivo ha explicado que la bajada no afectará a municipios enteros. La pretensión es aplicarla de forma "quirúrgica", en el entramado de calles en que los márgenes de consumo se rebasan. “Hacer lo contrario sería injusto”, ha opinado Gullón, que ha aclarado que no todas las zonas donde se detectan incumplimientos son urbanizaciones.

La AMB ha aprobado un plan operativo que precisa el protocolo de intervención. A su vez, ha redactado un código de sanciones para los “usos incívicos” de agua. Incluye el riego de jardines, la limpieza de vehículos o llenar la piscina. Los castigos van de 30 a 3.000 euros. La AMB no contempla por ahora recargos para los consumidores que reincidan infringiendo las restricciones.