En el terreno del Miniestadi

La polémica trituradora del Camp Nou funcionará hasta el final de las obras: “Las casas se llenan de polvo”

Los vecinos reprochan la falta de soluciones para paliar la polvareda que se levanta en el solar donde se reciclan los escombros del estadio, mientras el distrito y el Barça apuntan a que se tomarán medidas

Las obras del Camp Nou avanzan; las denuncias, también

Subcontratas del Camp Nou manipulan nóminas para burlar a la Inspección de Treball

La polvareda de los escombros del Camp Nou levanta quejas

FOTO: MANU MITRU. VÍDEO: ANDRÉS QUÍLEZ

Jordi Ribalaygue

Jordi Ribalaygue

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El polvo apenas concede tregua a los vecinos de Les Corts, en Barcelona, desde que los escombros de las obras del Camp Nou se trasladan al solar que el Miniestadi ocupaba hasta 2019. “Se acumula en el balcón y hay que limpiar las ventanas cada dos días, pero vuelven a ensuciarse… Y si se airea, las casas se llenan de polvo”, atestigua Gabriel López. Al vecino le basta con asomarse para abarcar el trajín que se ha apoderado del descampado: los desechos del estadio semiderruido se amontonan y se recuperan en el terreno, donde tres trituradoras los reducen a grava para reutilizarla en la reconstrucción del coliseo azulgrana

No se atisba que la planta provisional de almacenamiento y reciclaje de material de obra autorizada por el Ayuntamiento vaya a ser efímera. El Barça señala que, “más o menos”, se hará acopio de hormigón y otros residuos del Camp Nou en la parcela “hasta el final de la obra”. En todo caso, puntualiza que los trabajos para reaprovechar los desperdicios de las demoliciones no siempre se acometerán con “la misma intensidad” que ahora. 

La directiva de Joan Laporta confía en que el primer equipo masculino vuelva a competir en el estadio a finales del próximo noviembre. A partir de entonces, deberían de simultanearse los partidos con la remodelación, con vistas a que esté completa para la temporada 2026-2027. 

La junta asegura que el club y el distrito de Les Corts “son conscientes de las quejas relacionadas con el aumento del polvo y el ruido” en el descampado del Miniestadi, donde el Barcelona aspira a que el nuevo Palau Blaugrana abra puertas en 2028. Tras las primeras críticas, el consistorio y la entidad se comprometieron a estudiar cómo minimizar la dispersión de polvo, informó Betevé. El tejido vecinal reprocha que las incomodidades no se han aliviado, pese a recabarse la adhesión de unos 300 vecinos que instaron a ponerles remedio con urgencia en diciembre.  

Polvareda continua

“Nos recomiendan que ventilemos las casas para evitar la contaminación y los virus, ¿pero cómo vamos a abrir las casas con esta polvareda? El terreno del Miniestadi es un generador continuo de polvo”, recrimina Andrés Quílez, presidente de la Asociación de Vecinos de Sant Ramon. “A veces se juntan seis o siete camiones dentro del solar -prosigue-. Cuando la excavadora carga escombros, levanta polvo. También se levanta polvareda cuando se tritura el material y se tira al suelo, o al pasar las barredoras que limpian la calzada... El resultado es que el barrio está lleno de polvo”.

Vista del terreno del antiguo Miniestadi donde se reciclan escombros del Camp Nou para reaprovecharlos en la reconstrucción del estadio.

Vista del terreno del antiguo Miniestadi donde se reciclan escombros del Camp Nou para reaprovecharlos en la reconstrucción del estadio. / MANU MITRU

“El movimiento de camiones es continuo y tenemos ruido desde las ocho de la mañana, también los sábados”, da fe López, haciéndose eco de una inquietud propagada desde hace casi un par de meses. El Barcelona responde que se hace “seguimiento de las incidencias” para “encontrar soluciones y aplicar mejoras para reducir molestias”. 

“Tenemos polvo y ruido durante toda la semana, desde las ocho de la mañana y hasta las ocho de la tarde. ¿Qué medidas se han tomado para que no se repitan los problemas que ya hubo en la Travessera de Les Corts durante el derribo de las graderías? Ninguna”, resuelve Quílez. A la vez que emergía el malestar por el estrépito que desvelaba a parte de los vecinos, el Ayuntamiento impuso dos expedientes sancionadores a la constructora encargada de la reforma del Camp Nou, Limak, por obras fuera del horario permitido el pasado verano. 

Joaquín Tomás vive en las inmediaciones de la trituradora del Camp Nou. Aunque su balcón no da al terreno donde se procesan los escombros, afirma que la suciedad que se disemina alcanza también a su domicilio: “Hay polvo a punta pala en las calles del entorno. Cuando sopla el viento, se difunde por zonas habitadas de Barcelona y L’Hospitalet. No conozco otra población con una pedrera que sea un foco de contaminación acústica y atmosférica en plena área urbana”.      

2.600 camiones menos

Quílez opina que el distrito se equivocó otorgando permiso para que los cascotes sean pulverizados frente a un lugar poblado. Tampoco comprende por qué la entrada para los vehículos que trasiegan con los restos del estadio se sitúa frente a un bloque de viviendas. “No pensamos nunca que tendríamos esto delante de casa. Apareció de golpe. Esperemos que no se llegue así al verano, cuando tengamos que abrir las ventanas... Sería criminal”, advierte. 

El Barça estima que la instalación de la planta cerca del Camp Nou ha ahorrado que unos 2.600 camiones entren a Barcelona. Por su parte, los responsables de Les Corts emplazan a las asociaciones vecinales de Les Corts a una reunión con el consistorio y el club la semana que viene. El distrito anticipa que “las propuestas de mejora que el Barça plantea para reducir las molestias” se expondrán en el encuentro. 

Una grúa dentro del terreno del desaparecido Miniestadi donde se tratan los escombros del Camp Nou.

Una grúa dentro del terreno del desaparecido Miniestadi donde se tratan los escombros del Camp Nou. / MANU MITRU

El paliativo más eficaz es el riego, pero está limitado debido a las medidas impuestas por la sequía. “Tienen un impacto en el uso de agua para reducir el polvo”, alega el Barcelona. Para compensar las restricciones, el movimiento vecinal exige “un gran entoldado” para cubrir la parcela donde se tratan los desechos y unos “extractores para recoger el polvo”, concreta Quílez. 

“Sabemos que es una gran obra y que tendremos molestias, pero no aceptamos que sea en perjuicio de los vecinos. Queremos llegar a un acuerdo. Si el Barça no cambia de actitud, la cambiaremos nosotros”, avisa el dirigente vecinal. El club defiende que mantiene un “diálogo constante con el distrito y la vecindad” sobre el estado de las obras, su evolución y las incidencias.