Ayuntamiento y comerciantes piden "prudencia" con los selfis en la calzada del paseo de Gràcia de Barcelona

La Guardia Urbana de Barcelona ve “controlada”, por ahora, la fiebre de selfis en pleno asfalto en el paseo de Gràcia, aunque pide sensatez a la ciudadanía. El mismo llamamiento que hacen los comerciantes. Y es que la moda fotográfica obligó a la policía local a montar un dispositivo este sábado para prevenir atropellos y entorpecimiento del tráfico.

Fue el día que más se notó esta peligrosa búsqueda del mejor encuadre de las luces de Navidad. El operativo de seguridad consistió en instalar cintas entre los árboles e incrementar el patrullaje uniformado en esta arteria. El domingo la afluencia bajó y el encintado empezó a retirarse.

Este lunes el consistorio ve razonablemente encauzada la situación, si bien pide precaución. “En estos momentos y con estas medidas, está controlada”, apuntan a EL PERIÓDICO portavoces municipales. Asimismo piden “prudencia a la ciudadanía”, ya que el paseo de Gràcia “no está cortado” al tráfico por Navidad y “hay que respetar la señalización y sobre todo los semáforos”.

La asociación de comerciantes del paseo de Gràcia también llama a los peatones a evitar peligros. “Simplemente pedimos prudencia y civismo para disfrutar de las luces sin ningún riesgo”, valora Lluís Sans, de Amics del Passeig de Gràcia.

Por otro lado, Barcelona Oberta, que agrupa los ejes comerciales más turísticos, ha planteado que el año que viene haya más iluminación en las aceras del paseo porque los carriles laterales están pacificados. Aunque el punto de fuga más fotogénico solo se capta en el centro y que ya hay decoración sobre las aceras, la entidad cree que así los visitantes podrían "fotografiarse sin crear situaciones de peligro".

La zona cero de selfis

“Se trata de una situación muy puntual que se da desde que se encendieron las luces de Navidad, en especial en el tramo de paseo de Gràcia entre Gran Via y Consell de Cent a ciertas horas” nocturnas, matizan fuentes municipales. La casuística es muy sencilla: decenas de personas tratan de aprovechar el punto de fuga simétrico que ofrece colocarse en el centro del paseo, es decir, en medio de la calzada.

Por lo general aprovechan cuando el semáforo de peatones está en verde y cuando se pone en rojo vuelven a la acera. Sin embargo, expone el consistorio, a más aglomeración, menos diligencia para vaciar los carriles de circulación: “Este puente había más gente en Barcelona y cuando el semáforo cambiaba de color aún había alguien que no había acabado de hacerse la foto”.

La cinta, medida "puntual"

El uso de la cinta entre árboles para evitar que peatones crucen por puntos que no son pasos de cebra será “puntual”, no se instalará cada día. Si volvieran a producirse aglomeraciones del mismo tipo, no se descarta repetir la estrategia, que el consistorio enmarca en “la gestión de peatones y vehículos que ya contempla el dispositivo de Navidad”.

Precisamente en la presentación del operativo, ante la insistencia de la prensa, el consistorio respondió que estudiaría cortes en el centro de Barcelona si se colapsaba. Ya sucedió en 2020 pero no llegó a cortarse la circulación, ni tampoco se ha hecho esta campaña por ahora. Precisamente este lunes el colectivo Eixample Respira ha pedido al consistorio que aplique una estrategia parecida a la ‘superilla literaria’ de Sant Jordi y cree grandes zonas peatonales en el centro los días de la campaña navideña que más visitantes atraen.