Referente de la literatura juvenil

Barcelona honra con su medalla de oro a Juventud, la editorial de Tintín en castellano y catalán

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Conchita Zendrera, responsable de la editorial Juventud y traductora de Tintín, con una multitud de álbumes de la serie en 2003.

Conchita Zendrera, responsable de la editorial Juventud y traductora de Tintín, con una multitud de álbumes de la serie en 2003. / ELISENDA PONS

Jordi Ribalaygue

Jordi Ribalaygue

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El Ayuntamiento de Barcelona ha aprobado por unanimidad en el pleno de este viernes otorgar su máxima distinción, la medalla de oro al mérito cultural, a la editorial Juventud, emblema de la literatura infantil y juvenil fundada hace justo un siglo en la ciudad y conocida, ante todo, por ser el sello de los álbumes de Tintín en castellano y catalán. La familia Zendrera, siempre al frente de la empresa, sigue editando la obra magna del cómic europeo desde que importó las historietas de Hergé por primera vez de Bélgica a España en 1958.  

Los primeros tebeos de la serie que aparecieron en castellano fueron ‘El cetro de Ottokar’ y ‘Objetivo: la Luna’. Cada tomo se vendía a 75 pesetas, un precio desorbitado en aquellos tiempos. Aun así, el éxito de ventas impulsó a Juventud a volcar la colección también al catalán a partir de 1964. El periodista y concejal en Barcelona durante la República, Joaquim Ventalló, recibió el encargo de la editorial, en una época con escasa tirada de cuentos en catalán bajo el franquismo. Su reverenciada versión fue el primer contacto con el idioma para una generación de jóvenes lectores.    

La traducción al castellano la firmó Conchita Zendrera, hija del fundador de la editorial, empeñada en que Tintín formara parte del catálogo de Juventud. Avalada por el propio Hergé, fue la artífice de las réplicas en español de los improperios y maldiciones del capitán Haddock (‘¡mil rayos!’ y ‘¡rayos y centellas!’ como remedos del sonoro ‘tonerre de Brest!’, del original francés) y del nombre adoptado por los agentes Dupont y Dupond, conocidos como Hernández y Fernández por los aficionados hispanohablantes. Zendrera falleció a los 100 años en 2020, colmada de alabanzas por la nutrida comunidad ‘tintinófila’ del país, nada desdeñable en comparación con las legiones de admiradores de Bélgica y Francia, donde Tintín es un objeto de culto en permanente análisis.

Aunque el popular personaje es su buque insignia, Juventud es también el hogar en castellano y catalán de los libros de ‘Los cinco’ de Enyd Blyton, otra colección de cabecera de la literatura juvenil, entre otros títulos. En cualquier caso, la editorial radicada en Barcelona ha resultado decisiva para que la ciudad sea una de las plazas desde las que la idolatría al reportero del flequillo rebelde se ha expandido más allá de sus límites naturales. Una exposición inaugurada esta semana en la biblioteca Jaume Fuster, en el distrito de Gràcia, repasa los 100 años de vida de Juventud.  

Pese a quedar huérfano con la muerte de Hergé en 1983 y sin nuevas historietas desde entonces por indicación expresa del autor, el personaje sigue dando síntomas de una vitalidad pétrea. Sin ir más lejos, Barcelona acoge estos días una muestra sobre las lenguas y variantes a que se ha traducido la serie, más de un centenar. Se puede visitar hasta el próximo martes en el Ateneu El Poblet, en el barrio de la Sagrada Família, que albergó el domingo pasado el encuentro anual de ‘tintinaires’, los devotos de la obra en Catalunya. El editor de Juventud, Luis Zendrera, leyó el pregón de la jornada.