En Barcelona

Collboni y la restauración alcanzan un acuerdo que evita otra guerra por las terrazas

Se elimina la bonificación de las tasas por la pandemia y se implanta una escala de tarifas según el número de mesas, aunque con costes por debajo del plan inicial

Collboni propone subir la tasa de terrazas y el recargo turístico a cruceros y pisos turísticos

Rebelión del sector contra los 7 euros de tasa turística de los cruceros

Turistas tomando algo en una terraza de la Barceloneta.

Turistas tomando algo en una terraza de la Barceloneta. / Manu Mitru

Patricia Castán

Patricia Castán

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Antes de que estallase de nuevo la guerra con el sector de la restauración, el Ayuntamiento de Barcelona y el Gremi de Restauració han alcanzado este martes un acuerdo sobre la nueva tasa de las terrazas, que viene a suponer un punto intermedio entre las posiciones de ambos. De ese modo, se ha eliminado la bonificación del 75% concebida con carácter excepcional por los efectos de la pandemia entre 2020 y 2023, pero se instaura una nueva escala de precios en la ordenanza fiscal 2024 en función de la dimensión de los veladores. El consistorio recaudará 4,6 milones de euros anuales, por debajo de lo que podría haber ingresado con el polémico aumento de 2019 que no se llegó a ejecutar por el covid y que este año habría podido suponer 8 millones de euros, pero por encima de lo que habrían querido los restauradores, ya que se oficializa un incremento respecto a la prepandemia.

El cuarto teniente de alcalde, Jordi Valls, se ha reunido con el presidente del Gremi, Salva Vendrell, y con su director, Roger Pallarols, junto con la concejala de Comercio, Raquel Gil, para lograr un pacto salomónico sobre este escalado progresivo en las tasas. Se basa en que paguen más aquellos que tienen más mesas y sillas y ocupan más espacio público. El cálculo se hará en función de la ubicación (categorías de calles de 0 a 5) y del número de mesas autorizadas, como ya planteó la semana pasada durante la presentación de las nuevas ordenanzas fiscales y los primeros presupuestos municipales de los socialistas.

Así, "el coste de las mesas, dentro de un mismo velador se incrementa de forma progresiva en las terrazas grandes (a medida que se va saltando de tramo)", detallan en un comunicado. El consenso con la patronal finalmente asume esta fórmula propuesta por el ayuntamiento pero cambia los tramos y los coeficientes inicialmente previstos, ya que irán de cinco mesas en cinco mesas, y no por cada cuatro.

Fuentes del Gremi de Restauració señalan que casi tres de cada cuatro veladores (más de 4.700) en la capital catalana tienen menos de cinco mesas, de modo que el ajuste favorece a los hosteleros de menor pulmón. En resumen, el ayuntamiento aplicará el incremento aprobado en 2019 pero su sistema progresivo hará que todos esos operadores pequeños se beneficien de una 'rebaja' del 50% sobre aquella polémica cuota. Cabe recordar que cuando Colau aprobó aquella subida se desató una cruzada porque en algunos casos (la llamada zona 0 en el meollo turístico) encajaba aumentos incluso del 1000%.

Coeficientes según mesas

La tarifa empieza en un 0,40 euros y se va incrementando tramo a tramo hasta 0,80 euros. Poniendo ejemplos, terrazas con cuatro mesas estarán incluidas dentro del primer tramo, y se aplicará un coeficiente corrector (FCC) de 0,4 a las cuatro mesas. Pero en el caso de una de ocho mesas, a las cinco primeras mesas se los aplicará la FCC de 0,4, y a las tres siguientes de 0,5, y así progresivamente hasta llegar a las 20. A partir de esa cifra el coeficiene será de 0,8 euros.

En la actualidad, la recaudación de esta tasa era de poco de más de dos millones anuales a causa de la bonificación de los últimos tres años. La propuesta del equipo de Collboni apuntaba a los 5,8 millones, por lo que el pacto rebajará los ingresos 1,2 millones, hasta los 4,6 millones finales.

Según han informado ambas partes, el gremio presentará una alegación que será recogida en el documento final. Ambos han reconocido el "esfuerzo" realizado para desencallar lo que podría haber sido una nueva crisis, como la vivida en el primer mandato de Ada Colau.