Fiesta mayor de Barcelona

16 detenidos por robos y peleas en la primera noche de botellón de La Mercè

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Ferran Dalmau

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La primera gran madrugada del botellón de La Mercè, esta noche de viernes, ha acabado con 16 detenidos por robos, hurtos o peleas en diferentes puntos de la ciudad. Una docena de ellos fueron arrestados en la zona del nuevo escenario en la calle Menéndez y Pelayo, en Zona Universitaria. Más allá de estos incidentes, fuentes municipales han calificado de "muy positiva" la primera noche de las fiestas de La Mercè. Ha sido "una noche tranquila con grandes afluencias de público y sin incidentes destacables".

Tras años ocupando la plaza de Espanya, los disturbios se han movido esta edición al nuevo escenario que sustituye al de Reina Maria Cristina. Al terminar los conciertos, el personal de seguridad y control de acceso ha alertado a los Mossos y a la Guardia Urbana de que se estaban produciendo algunas peleas y robos de móviles y carteras. Se han producido variasciones detenciones. 

Entre Bogatell y el Camp Nou

No obstante y, a diferencia de las ediciones anteriores, la noche ha transcurrido sin delitos de sangre. En las últimas Mercè se registraron apuñalamientos durante la noche. Además, en esta ocasión, la multitud se ha repartido entre Bogatell y el entorno del Camp Nou.

65.000 personas

Más de 65.000 se movilizaron entre la noche del viernes y la madrugada del sábado para seguir los diferentes espectáculos de este año. Según la Guardia Urbana 40.000 personas se reunieron en el escenario de Bogatell para disfrutar del show lumínico realizado con drones danzantes y 25.000 en la zona de Menéndez y Pelayo donde había conciertos.

Los desplazamientos se han realizado mayoritariamente en transporte público, con 2.267.000 viajeros al conjunto de la red de TMB, un 10% más que el mismo día en 2019, superando las cifras de antes de la pandemia. Entre las 22 y las 6 horas se han realizado 206.744 validaciones, un 23% por encima de las que se registraron en 2019, según fuentes municipales.

El año pasado murió apuñalado un chico de 25 años. Lejos de las noches trágicas cuando en plaza de Espanya y Reina Maria Cristina con masificación, peleas y pillaje, en esta ocasión todo se ha diluido ante el atento ojo del personal de seguridad, de limpieza y de la Guardia Urbana. “Cuánta poli”, decía al inicio de la noche un chico en la zona de Menédez y Pelayo. “Ponerme a beber aquí delante de ellos -ha dicho señalando un binomio de policías- no lo veo”.

Fiesta particular

Otros ya lo han olvidado, o salen pese a ello. En el césped que marca la entrada a la Facultad de Química de la UB, unos jóvenes han mezclado productos para conseguir dos botellas de ron con cola. Beben y fuman, y de sus soplidos se desprende un olor que hubiera gustado a Bob Marley. “Estamos más relajados, y no hacemos daño a nadie”, dicen en referencia al año pasado.

Justo antes del inicio de los disturbios, unos metros más abajo, cerca de las pistas polideportivas Arístides Maillol, otro grupo ha montado una fiesta particular con su propio altavoz. Estos eran más de cerveza. Los bafles por los que sonaba hip-hop al aire luchaban contra lo imposible: a 50 metros se concentraban centenares de personas que vibraban con Abraham Mateo. Un coche de policía les observaba de lejos. Se acercaba un poco. Giraba. Se iba. Los agentes estaban y se dejaban notar. 

Robo con agresión

Entre la multitud también había personas de la organización, con peto naranja de una empresa externa de control de acceso. Se encontraban en cada esquina que conducía a un espacio no habilitado, como por ejemplo, un párking. A la vez, un equipo de limpieza iba recogiendo la basura.

Cuando pasada la medianoche ha habido algunos disturbios, la reacción ha sido rápida con el fin de frenar la escalada. Antes de las cuatro de la mañana ya se desalojaba por completo la zona. Uno de los robos ha derivado en agresión: un grupo de jóvenes ha intentado robar a un chico, y otro grupo ha acudido en su defensa, según ha explicado una persona de la organización a este diario. En una breve pelea, uno de ellos ha recibido un golpe y el servicio de emergencias ha atendido a la víctima, que presentaba un pequeño corte en la ceja. Durante la noche se han reportado también a la policía otras dos agresiones, que los agentes no han podido confirmar.

“Suerte que no es lo que era allí”, decía un chico en referencia a la plaza de Espanya. “Pues para mí se echa en falta más ambiente, hermano”, replicaba su amigo antes de los hechos. En ese momento, volvía a asomar en la conversación, como si hubiera oído la réplica, un furgón de la Guardia Urbana. A su paso, la gente se apartaba, escondiendo un poco el vaso y dejando libre la calzada de la calle Martí i Franquès. La ubicación ha sido clave para mantener la seguridad: el recinto impide el desmadre de otras ediciones, pues no hay tiendas cerca, y los edificios universitarios están perimetrados.