Muestra musical

Recorrido por 30 años del BAM de la Mercè: el origen, la explosión, el diluvio, la refundación...

En la víspera de que este viernes comience su edición número 31, repasamos la trayectoria de un festival clave en el auge de la música independiente en España y que ahora ha regresado a su espíritu original de excavar en el 'underground'

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Concierto de Lou Reed en la Catedral, durante el BAM de 1998

Concierto de Lou Reed en la Catedral, durante el BAM de 1998 / Ricard Cugat

Ramón Vendrell

Ramón Vendrell

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La génesis

La génesis

En 1993, recién nombrado jefe del Servicio de Fiestas del Ayuntamiento de Barcelona, Francesc Fabregat hizo una ronda de contactos con personas de la órbita cultural de la ciudad cara a reformular la programación musical de la Mercè. Jordi Gratacós, que ya había puesto en marcha el Mercat de Música Viva de Vic y se ocupaba del 'management' de L'Aula de Música Moderna i Jazz, le propuso olvidarse de los grandes nombres y apostar por la embrionaria escena independiente barcelonesa, catalana y española. No solo eso: la cita también funcionaría como estructura impulsora de la industria discográfica y la música en directo alternativas.

La idea era avanzada: el Sónar nacería en 1994 y el Festival Internacional de Benicàssim, en 1995; Los Planetas publicarían 'Super 8', su primer elepé, en 1994. Pero la bola entró. "No inventé nada", dice Gratacós, que se inspiró en lo que había visto en los festivales franceses Le Printemps de Bourges y Rencontres Trans Musicales de Rennes. El 24 de junio de 1993, mientras estaba en Bratislava, recibió el visto bueno municipal. En la Mercè de ese año se estrenó el BAM (Barcelona Acció Musical) con 32 conciertos. Gratacós recuerda que responsables del ayuntamiento se acercaron al Mercat de les Flors a ver qué había montado ese "loco". "Y fliparon. ¿Toda esta gente conoce a estos grupos?"

El estallido

El estallido

La de 1995 fue la edición del estallido del BAM. Un presupuesto de 68 millones de pesetas permitió llevar a 162 bandas y solistas, el récord de la muestra, a los escenarios de la avenida de la Catedral, la plaza del Rei, la plaza Reial, el Moll de la Fusta y el Moll de Drassanes, así como a las salas Apolo (Techno-BAM) y Garatge Club y al centro cívico La Bàscula. La Tenda-BAM y una feria profesional en el hotel Apolo potenciaron la vertiente generadora de industria de la cita.

Gratacós siguió pilotando la nave centrado en los aspectos organizativos y de relación con el consistorio y la dirección artística recayó en Santi Carrillo y Francesc Vaz, de la revista 'Rockdelux', que la ejercerían hasta 1999. Tindersticks, Mark Eitzel y Mau Mau ofrecieron actuaciones aún recordadas por los veteranos del festival y lo abrieron a la música extranjera, no solo anglosajona. Les seguirían en futuras ediciones Lambchop, The Divine Comedy, Belle & Sebastian, Dominique A, Primal Scream, The Magnetic Fields, Lou Reed, Goran Bregovic, Rachid Taha, The Residents y un largo etcétera.

El diluvio

El diluvio

La crucial edición de 1995 también es inolvidable por el diluvio que cayó sobre Barcelona el 21 de septiembre. Y eso que el Servei Meteorològic de Catalunya había previsto que no llovería. El escenario del Moll de la Fusta quedó para el arrastre. Parece mentira pero ocurrió: ante la amenaza de que la lona que cubría la tarima cediera al peso del agua acumulada, un guardia le pegó unos tiros para aliviarla. No sirvió de nada. Los músicos del BAM se refugiaron en el hotel Apolo y Gratacós informa de que allí se vivieron grandes momentos artísticos. "Lástima que no fueran para el público", dice.

La importancia

La importancia

El periodista Jordi Turtós, cómplice del BAM desde sus inicios y director del apartado de la fiesta mayor de Barcelona Música Mercè entre 2010 y 2021, considera "importantísimo" el papel del festival en la eclosión de la música 'indie' en España en los años 90. "Por primera vez Barcelona miraba la realidad de la música que se hacía en la ciudad, en Catalunya, en España y en la Europa continental", agrega. El también periodista Luis Ceprián, autor del libro 'BAM. 10 anys d'independència musical (1993-2002)' y que prepara un volumen sobre las tres décadas de la muestra, alarga esa etapa dorada hasta bien entrados los 2000, cuando bajo la dirección artística de Albert Salmerón (2000-2003) la cita "se profesionalizó" y "estaba a la altura" del privado FIB, todavía el faro alternativo en España pues el Primavera Sound había empezado a caminar en 2001.

Más valoraciones periodísticas. Nando Cruz: "Fue el referente del 'indie' y lo interconectó". Y Joan S. Luna, jefe de redacción de la revista 'Mondo Sonoro': "Tuvo mucho peso, nos descubrió a un sinfín de artistas en el momento justo y trajo a artistas internacionales por primera vez". No obstante, a partir de cierto momento empezó a dar señales de "reiteración", según Ceprián, y a ello se sumó la crisis de 2008.

Los directores

Los directores

Los directores artísticos del BAM han sido Jordi Gratacós (1993 y 1994), Santi Carrillo y Francesc Vaz (1995-1999), Albert Salmerón (2000-2003), Jordi Gratacós (2004-2007), Albert Juncosa (2008-2010), Carles Conesa (2011-2014), Marc Campillo (2015-2020) y la cooperativa L'Afluent desde 2021.

Nando Cruz fue nombrado director artístico en noviembre de 2010, pero renunció un mes después. Se sentía incómodo con disponer más o menos del mismo presupuesto para los tres grupos que actuaban en el escenario de la Antiga Fàbrica Estrella Damm, entonces ubicado en la calle, no dentro del recinto como ahora, y el más masivo del BAM, que para el resto de artistas. La cervecera es el principal patrocinador de las fiestas de la Mercè. Cruz pensaba que era como contraprogramar el BAM desde dentro y abandonó el puesto sin fricciones.

La refundación

La refundación

La cooperativa de servicios culturales L'Afluent ganó el primer concurso organizado por el ayuntamiento para dirigir el BAM, en 2021. La asociación dispone de 85.000 euros de presupuesto (comparen con los 68 millones de 1995, aunque fueran de pesetas) y con ellos ha programado a 55 artistas en la Antiga Fàbrica Estrella Damm, la Rambla del Raval, el Moll de la Fusta y la recuperada plaza Reial. Aïda Camprubí, integrante de L'Afluent, reivindica una línea de programación "arriesgada" y representativa de "las identidades muy diversas" que hay en la ciudad, con énfasis este año en la 'queer'. "Público que no frecuenta espacios 'underground' puede descubrir lo que allí sucede en estos conciertos de calle", prosigue.

Camprubí recomienda no perderse las propuestas de los colectivos gestados en Barcelona Maricas (Moll de la Fusta, viernes), The Voodoo Club (Rambla del Raval, sábado), Abundance (Rambla del Raval, domingo) y Me Siento Extraña (Antiga Fàbrica Estrella Damm, lunes), espectáculos de entre 90 minutos y dos horas en los que se mezclarán artistas y formatos. Del mismo modo, defiende el comisariado colectivo que hace L'Afluent: "Cuesta alcanzar la unanimidad que nos exigimos, si bien cada vez menos, pero el tiempo dedicado vale la pena porque el resultado es mucho más rico. Es importante colectivizar los puestos de poder".

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