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El último reto del hombre de las aguas

"El hombre de las aguas", lo llaman. Alberto Lorente ha intentado batir un Guinness nadando en círculos en una micropiscina de 8 metros de diámetro. "Esto es inhumano", asegura tras dar vueltas durante 6 horas en el agua    

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GAVA 18/09/2023. Alberto Lorente nadador extremo y record Guiness. Intentara conseguir otro record, nadara durante 24h en piscina circular de 8m de diametro como los delfines y orcas en cautividad. Foto de Maite Cruz

GAVA 18/09/2023. Alberto Lorente nadador extremo y record Guiness. Intentara conseguir otro record, nadara durante 24h en piscina circular de 8m de diametro como los delfines y orcas en cautividad. Foto de Maite Cruz / MAITE CRUZ

Ana Sánchez

Ana Sánchez

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Intentar nadar aquí dentro es más chocante que ver a Karina roncando en ‘Gran Hermano VIP’. Es una micropiscina de apenas 8 metros de diámetro. 74 centímetros de profundidad. Tropiezas con el fondo en cada brazada, a lo Gandalf en casa de un hobbit. Dos vueltas y ya te sientes como la orca de ‘Liberad a Willy’. Esa es la idea. “Es una manera de reivindicar la libertad de los cetáceos”, justificaba ayer Alberto. Y se metió a dar vueltas en el agua con un bañador mitad orca, mitad delfín. Era el nuevo reto solidario del hombre de las aguas. “Intentar vivir en primera persona ese cautiverio”. Quería batir su tercer récord Guiness: nadar 24 horas seguidas en círculos como si fuera un delfín o una orca en cautividad

Nombre de secano: Alberto Lorente, 35 años. Nadie diría al verlo en el agua que puede estar sentado en tierra firme más de 5 minutos. Es conductor de autobús del TMB. En sus ratos libres, nadador extremo. Eso significa que ha llegado a dar la vuelta a Mallorca a nado: casi 300 kilómetros en 9 días. Debe de ser cosa de genes: tiene un hermano gemelo que hace triatlones (la @Balahumana de Instagram). A su hijo lo apuntó a uno con 4 años. Su currículum con escamas incluye dos récords mundiales. “Yo me dejo liar pronto”, garantiza. 

“Yo veía que cuando me apuntaba a travesías en el mar, se me hacían cortas”, recuerda. Cuando hizo la Bocaina - 15 kilómetros a nado entre Lanzarote y Fuerteventura-, él hubiera regresado también por el agua. “A ver si se me va a dar bien esto”, pensó. “Necesitaba más. Más horas, más kilometraje –explica-. Quería saber dónde estaba mi límite”. Lo encontró hace tres años. Llegó a nadar 30 horas seguidas a contracorriente (con una turbina en una piscina). Acabó con 5 botellas de suero en el hospital y un récord mundial. “Ahí sí que ya empiezas a ver límites”. Lo recuerda sonriendo. Apenas cuatro meses después, consiguió su segundo Guinness en el Mar Menor. La mayor distancia a ciegas nadando: 50,8 kilómetros.  

Nado y ayudo”, se resume en Instagram. Hace unos 8 años que Alberto empezó a dar brazadas solidarias. “A intentar dar sentido a mis brazadas”, apunta él. Es la cara visible de la organización sin ánimo de lucro #unretounavida. “A cada reto intentas ayudar a una asociación diferente”, detalla. “Yo siempre he dicho que granito a granito se hace una montaña”. Lleva recaudados más de 100.000 euros desde 2018.  

Más de 100 cetáceos en cautividad

¿Lo has pensado bien?”, le preguntaban desde hace días. “Estas cosas –les respondía él- mejor no pensarlas”. Por «estas cosas» se refería a pasarse 24 horas nadando en el mismo sentido por una minipiscina que apenas cubre hasta las rodillas. El ultranadador no tarda ni 15 segundos en completar una vuelta. ¿El objetivo? “Sobre todo concienciar –explicaba Alberto-. España es el país europeo con más cetáceos en cautividad. Más de 100”. Los datos los aireó este año la organización World Animal Protection. El reto pretende dar visibilidad a la asociación Océanos de vida libre y a su proyecto ‘Delfines libres’. Su lema: “Que su sonrisa no te engañe”

Alberto Lorente nada en la micropiscina de Cala Morisca, el mirador, en el Garraf (Barcelona).

Alberto Lorente nada en la micropiscina de Cala Morisca, el mirador, en el Garraf (Barcelona). / MAITE CRUZ

El reto empezó ayer a las 18 horas. La micropiscina de Cala Morisca, el mirador, en el Garraf (Barcelona), se llenó de público, cámaras y cronómetros. “Yo soy muy cabezón –confiaba Alberto-. Pero mucho es mucho”. Cuando hizo las 30 horas a contracorriente, el récord mundial estaba en 25. “Con 25 horas y un minuto ya lo habría conseguido”. Pero no paró. “Yo me he marcado 30 horas –se dijo- y voy a terminar 30 horas”.  Así que no se esperaba tener que detener el crono: a las 4 horas empezó a vomitar.

“He hecho cosas muchísimo más duras", confesaba Alberto esta mañana con tono de desilusión y aún mareado. Es la primera vez que tiene que parar el cronómetro de un reto. “Es un reto –le intentaba calmar la familia-. Se llama reto porque puede pasar”. “Pero yo como deportista –se encoge de hombros-, hoy estoy en un pozo". Tras 4 horas dando vueltas, anoche el ultranadador empezó a vomitar en el agua. “A las 6 horas veíamos que no se cortaba", recuerda. Intentaron de todo, pero tuvieron que anular el reto. “Me sabe súper mal fallar a tanta gente”, lamenta.

No tendrá Guinness, pero el récord es suyo: es la primera persona que intenta imitar el cautiverio de los cetáceos. El mensaje ha quedado claro: “¿Cómo soportan esto los cetáceos?", se pregunta Alberto tras vivirlo en primera persona. "Esto es inhumano”, da fe. "Queda demostrada la verdadera tortura que sufren estos animales". "El mensaje es lo más importante -le escribían sus seguidores en Instagram-. Qué triste la vida del cautiverio. Gracias por tu sacrificio".

Esta mañana han venido a verle a Cala Morisca 3 clases de la ESO. Les ha dado una charla. El ultranadador estará allí toda la mañana. "Creo que la noticia más allá de un récord Guinness es la visibilidad que queremos dar sobre las condiciones de los cetáceos en nuestro país".

Y sí, ya está diciendo que volverá a meterse en la micropiscina. “Yo tengo que volver a intentarlo -asegura aún con mareos- . Soy así de cabezón". Tirarse a la piscina, en su caso, es una necesidad, dice. "Vivimos en un estrés continuo. Yo trabajo en el transporte público, le doy los buenos días y las buenas tardes a 400 personas cada día y me responden 20 –resopla-. Y cuando me tiro al agua, se va fuera todo esto”.  

Aún tiene otra macrohazaña en tareas pendientes: seguir los pasos del explorador Nacho Dean, la primera persona que unió los 5 continentes cruzando los estrechos a nado. “Esto tengo que hacerlo alguna vez en mi vida –promete-. Pero son proyectos grandes, es complicado para trabajadores mileuristas”. ¿El secreto para no desfallecer? “Tener proyectos en la cabeza –responde de carrerilla-. Siempre. Independientemente de la edad. Me he cruzado con nadadores haciendo el estrecho de Gibraltar con 70 años”.  

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