30 años de Turismo de Barcelona

Eduard Torres: "Barcelona puede encarecer sus hoteles sin perder las ferias"

El turismo frenará este otoño en Barcelona pero "aguantará el tipo" con congresos y eventos

Barcelona no logra encajar el alud de excursionistas de un día

Los supercruceros de lujo y Premium alcanzarán el 38% en Barcelona en 2024

El presidente de Turismo de Barcelona, Eduard Torres, con el Port Vell al fondo.

El presidente de Turismo de Barcelona, Eduard Torres, con el Port Vell al fondo. / Elisenda Pons

Patricia Castán

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El invento de Barcelona para entrar en el circuito internacional turístico después de los JJOO del 92 fue un pionero (y copiado) consorcio público-privado que convirtió a la ciudad en destino de referencia. Pero que los turistas alojados en hoteles hayan crecido un 285,7% en tres décadas y que el volumen total incluyendo a usuarios de pisos turísticos y a excursionistas de un día supere los 30 millones obliga a reflexionar y replantear los retos de la ciudad. Turismo de Barcelona ha cumplido su 30º aniversario con un cambio de guion y nuevos objetivos, como explica su presidente Eduard Torres.

En 1993 la ciudad sumaba solo 2,4 millones de turistas en hoteles. Resuma qué ha pasado en 30 años para que algunos escriban ahora en las fachadas de la ciudad "Tourist, go home" ("turistas, id a vuestra casa").

Ese año, y con un plan de hoteles creado para los JJOO del 92, todo el mundo se puso nervioso porque era un momento en que el turismo era solo profesional y de ferias. Los fines de semana y en verano el alojamiento incluso se vaciaba. Además, se produjo un cierto síndrome posolímpico cuando se acabó la fiesta, y una crisis internacional que ya venía de antes por la Guerra del Golfo. El consorcio se creó entonces para promocionar el turismo en la ciudad, pero nadie habría imaginado la explosión inesperada que luego llegaría también a nivel global. A veces uno puede morir de éxito y cuestionamos lo que nos ha llevado allí, que es lo que ha llegado a suceder con parte de la ciudadanía cuando ve una afluencia masiva de visitantes.

Dado el año pasado aún se vio afectado por la pandemia, si tomamos el récord de 2019 con 9,5 millones de turistas en hoteles, ¿hemos llegado a la sobredosis?

Barcelona es una ciudad que siempre resurge y se reinventa, como hizo entonces. La ciudad y el empresariado tuvieron una visión e hicieron algo único y que sería una fuente de prestigio en cuanto a su modelo, implicando a las administraciones y al empresariado. Llegó el éxito y ahora se trata de saber gestionarlo en el tiempo y el espacio.

¿No más promoción?

La promoción hacia mercados concretos permite escoger el visitante que queremos. Pero luego hemos de trabajar en su distribución, descentralizándolo y desestacionalizándolo. Pero además este año hemos visto como los festivales o incluso la visita de Obama ya suponen una promoción increíble, así que nosotros debemos centrarnos la promoción MICE (de congresos, convenciones, incentivos...). Hacerla de forma quirúrgica.

Eduard Torres, presidente de Turismo de Barcelona, en el Hotel Duquesa de Cardona.

Eduard Torres, presidente de Turismo de Barcelona, en el Hotel Duquesa de Cardona. / Elisenda Pons

¿Se reinventará Turismo de Barcelona?

Para afrontar los nuevos retos es imprescindible renovar el pacto de éxito público-privado. Con el liderazgo de los políticos, pero la ejecución por parte de las empresas del sector. Y además con la condición de la sostenibilidad. Es imprescindible que el cliente de Barcelona genere impacto en el tejido productivo de la ciudad, por encima de las externalidades que pueda conllevar.

Los años de alcaldía de Ada Colau, partidaria del decrecimiento, han provocado no pocos choques con el sector. ¿Cómo percibe el ambiente de cara al nuevo pacto en la era Collboni?

Nuestro actual interlocutor es Jordi Valls, no solo en la macroárea económica sino también sobre turismo. Hemos hablado del sector como algo de vital importancia para la ciudad y compartimos el modelo y el consorcio como herramienta fundamental.

Desde el plan estratégico del turismo, se repite el mantra de la descentralización. Pero ¿realmente podemos arrancar al visitante de los iconos tópicos y del centro?

Es difícil pero es necesario. Hay mucho repetidor que puede estar interesado en nuevos puntos de interés. De Xavier Marcè (exconcejal de Turismo) nos quedamos con su legado de nuevos imaginarios. Pero no solo hay que tenerlos sino crearlos con la ayuda del sector privado, para sostenerlos en el tiempo y que funcionen. Al principio serán deficitarios, por eso ha de haber una apuesta pública y la implicación del sector, para una apuesta valiente en nuevos circuitos que deben ser consumibles e incluir todo el proceso, del transporte a la facilidad para comercializarlos.

Hay que flexibilizar el plan de alojamiento para no perder proyectos de calidad y ampliar el aeropuerto para ganar vuelos intercontinentales

El turismo de agosto es el que más quejas genera y no el más rentable. ¿Cómo desestacionalizar?

Primavera y otoño traen un turismo de mayor gasto e interés para la ciudad. Hay que trabajar el periodo de noviembre a febrero. El MWC (congreso de telefonía móvil) y otros han animado enero y febrero, y ahora hemos captado una gran feria de videojuegos para esas fechas. Pero hay que atraer más eventos. Ya ha habido un punto de inflexión con los deportivos.

Otro foco del debate es el alojamiento. ¿Barcelona debe encajar más camas?

La ordenación de la oferta ya se hizo, pero ahora es el momento de flexibilizar el PEUAT (plan de alojamiento local). No de crecer en general, pero sí tener instrumentos para actualizar la oferta. Y para no perder oportunidades como sucedió con el Four Seasons --al no lograr licencia en Barcelona se marchó a Madrid, con una inversión millonaria y cientos de empleos, y aquí fue reemplazado por apartamentos de superlujo-- cuando hay proyectos de calidad nuevos, o en edificios históricos.

Por cierto, ¿cómo ve la rivalidad con Madrid, lanzada a por el turismo internacional y que ha multiplicado su alojamiento de gran lujo?

A veces compramos el discurso catastrofista que nos llega de fuera, pero la realidad es que Barcelona está muy bien posicionada en el mundo y la ciudad va bien. Nuestro modelo es distinto al de Madrid.

Parece que 2023 no alcanzará finalmente los récords prepandemia.

En 2022 la recuperación empezó en primavera pero luego hubo mucha euforia viajera. Este año la primavera funcionó muy bien pero en el último mes ha habido cierta ralentización normal por efecto de la economía en Europa, aunque el balance será muy bueno.

¿Barcelona puede mantener sus precios de alojamiento al alza para atraer un visitante de más poder adquisitivo y no atraído por ofertas?

La ciudad puede incrementar precios porque tiene una planta hotelera de calidad que lo permite y que es fundamental para llevar 20 años entre los principales destinos de congresos de Europa. Pero ha de poder encarecerlos sin perder las ferias.

¿Qué papel juega aquí el futuro del aeropuerto?

Pensamos que hay que ampliarlo para poder mejorar la conectividad intercontinental, porque esos viajeros tienen un gasto medio un 40% superior y alargan las estancias. Para nosotros sería importante atraer sobre todo más turismo de Asia, que ahora representa solo un 2% pero es estratégico porque es un respetuoso, con gran consumo de cultura y compras.

¿Cómo mejorar la gestión del excursionista, que no pernocta pero tiene un gran impacto en la saturación del centro?

En el caso del crucerista se está trabajando en alternativas a su movilidad, porque si no se les deja en el centro hay que pensar en otros circuitos y puntos de acogida. Estamos buscando acuerdos con las navieras para entrar en los barcos y explicar ya otras opciones. También se han tomado medias en el caso de la llegada de los autocares turísticos, y el punto de información en la estación del Nord es un ejemplo. Pero habrá nuevos pactos.

Tres décadas después llega otro superacontecimiento deportivo. ¿Ve la ciudad apunto para la Copa América de Vela 2024?

Será un buen año porque hay una gran programación de ferias y la competición supondrá tres meses de mucha visibilidad para Barcelona. La economía, la guerra de Ucrania y la situación de Alemania afectarán al turismo, pero Barcelona sabe aprovechar sus oportunidades. La Copa será un motivo para prepararnos bien en limpieza y seguridad. No hemos de mirar a los tiempos de los Juegos con nostalgia.

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