La hora de la verdad

Dónde quedar para una primera cita tras un 'match' digital en Barcelona

BARCELONA | Capital de las 'citas Tinder': quién, cómo y por qué aquí crece tanto

TESTIMONIOS | 'Historias Tinder' con final feliz: "Si estuviera soltera, lo volvería a hacer"

FUROR EXPAT | Los internacionales impulsan las 'citas Tinder': "Lo instalé en cuanto aterricé"

GUÍA OFF | Locales donde (aún) se puede ligar presencialmente en Barcelona

Aplicación de citas Bumble en Barcelona

Aplicación de citas Bumble en Barcelona / Manu Mitru

P. C.

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Las aplicaciones de citas no analizan los lugares elegidos por sus usuarios para las citas, entre otros motivos porque tras el 'match' -cuando ambas partes se dan luz verde- muchas parejas trasladan sus charlas a 'whatsapp'. Pero las entrevistas realizadas por este diario tienen en común la disparidad de escenarios elegidos cuando por fin se produce un primer contacto físico.

No hay referentes locales y los encuentros se dan a lo largo y ancho de la ciudad, con la única coincidencia de que bares y paseos suelen ser los dos principales arranques de una relación. Estos son algunos consejos según usuarios con años de rodaje.

En casa versus espacios públicos

No faltan candidatos, sobre todo masculinos, que proponen directamente una primera cita en el domicilio. Emma S. de 41 años, es de las que lo descartan de pleno, porque su propósito no es una relación sexual rápida, aunque para muchos sea el objetivo. Prefiere quedar en bares o parques, "siempre espacios públicos y concurridos" que confieran cierta seguridad. Este aspecto es clave sobre todo para ellas: no estar a solas con una persona que no conocen más allá de lo que haya querido proyectar a distancia.

Así, los pequeños bares y terrazas de barrio suelen marcar las primeras citas, porque muchos prefieren un escenario donde poder conversar sin masificaciones. Se busca un entorno de confianza, pero a la vez con conocimiento de causa (hacen un buen café, tiran la mejor cerveza, suena música que nos gusta...) para que la escenografía no sea un desastre.

Precauciones por si no cuaja

Cuando se trata de auténticos adictos a las citas, se suele imponer la búsqueda de espacios neutrales, cuenta Adela, universitaria de 26 años: "No quedo en mis bares favoritos porque más de una vez he querido salir corriendo y no volver a ver al mismo tío, y no puedo arriesgarme a que vuelva por allí o me guste", dice esta practicante --admite-- del 'ghosting'. Por eso, rotativamente queda en distintos barrios, frente a una tienda, por ejemplo, y desde allí elige dónde tomar algo, que esté animado, aunque no lo haya pisado en su vida.

Si se ha congeniado y se comparten intereses, añade Emma, para una segunda cita sí es habitual introducir un espacio cultural, una exposición, un museo... Porque entonces se está menos pendiente de la radiografía inicial, y se puede tener un encuentro más distentido, comprobar si realmente hay afinidad.

Los adeptos desaconsejan las cenas, por si el encuentro es un fracaso y uno quiere marcharse lo antes posible

Cenar o no cenar

Los hay que intentan ser más creativos, aporta Alejandro, informático de 32 años, convencido de que si ha habido bastantes conversaciones previas y 'feeling', la mejor oportunidad la brinda un marco adecuado: terrazas de hotel panorámicas, una sesión de 'escape room', un concierto en algún bar pequeño de una banda desconocida, o un chiringuito con vistas a la puesta de sol: "Creo que las mujeres además de hablar valoran pasarlo bien ese primer día".

Otra tentación para muchos es quedar directamente para cenar o comer, la cita de película por excelencia. Sin embargo, los usuarios más aventajados lo desaconsejan. Ricardo, de 51 años, rememora "cenas interminables, con mujeres que apenas hablaban, que solo hablaban de su divorcio o que tenían 10 años más de los que habían puesto en su perfil". Ha llegado a marcharse antes del segundo plato, confiesa. Además, pese al formato televisivo First Dates, para muchos comer exige un momento que puede conllevar cierta tensión, sobre quién paga qué y qué pide cada cual.

Del vermut al hotel

Por contra, muchos adeptos defienden el vermut como hora perfecta para una primera aproximación: con un brindis es fácil que fluya la charla, el horario no conlleva tantas situaciones embarazosas porque si se alarga la cita hay muchos sitios más adonde ir después (lo que no sucede con las citas nocturnas), y el encuentro puede ser breve si conviene.

Joan, de 35 años, añade que los gays usuarios de las apps de citas tienen especial predilección por encuentros en los bares del eje del Gayxample, en especial en las calles de Villarroel y Consell de Cent, y en la playa de la Mar Bella.

En general, si el objetivo es un encuentro sexual, la franja horaria suele ser indiferente. Y una buena opción, por si uno no quiere segundas partes y que lo puedan ubicar, es recurrir a hoteles que aceptan reservas por horas (byhours.com). Incluso en plena noche. Pero para citas donde se busca una relación más pausada o seria, coinciden varios testimonios, lo común es quedar a media tarde, tras la jornada laboral, o en cualquier momento diurno los fines de semana.

Suscríbete para seguir leyendo