Patrimonio

Restauración con sorpresa en la catedral de Barcelona: el Santo Cristo de Lepanto es medieval (y no es negro)

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La retirada de las capas de suciedad revela que se trata de una imagen gótica temprana, probablemente de entre los siglos XIII y XIV, con una restauración del siglo XIX que hizo confundirla por una obra renacentista del siglo XVI

La limpieza del Cristo negro de Lepanto revela que el color era suciedad

La limpieza del Cristo negro de Lepanto revela que el color era suciedad. /

Ernest Alós

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La restauración de la talla del Santo Cristo de Lepanto de la Catedral de Barcelona ha desvelado información sorprendente sobre esta figura objeto de devoción popular en la capital catalana. El mal estado de la pintura, que aconsejó la intervención que ha ido a cargo de la restauradora y conservadora de la Catedral Ana Ordóñez, ya dejaba claro que bajo su pátina negra se ocultaba una policromía muy distinta a la que podía observarse hasta ahora. Pero el resultado de los trabajos ha llevado a la conclusión de que la talla podría remontarse hasta el siglo XIII o a lo sumo XV. Aunque lo más probable, según el técnico de patrimonio de la Catedral Nil Rider, sería que se trate de una talla gótica temprana de entre los siglos XIII y XIV. Una restauración del siglo XIX, con una barba y melena postizas, más el tizne negro acumulado, habría llevado a confundirla con una imagen renacentista del siglo XVI.

Los responsables de patrimonio de la Catedral han desvelado este miércoles la policromía brillante que se escondía tras una capa de humo, hollín y barnices. Un congreso específico intentará ajustar más la datación final de la imagen que el capítulo de la Catedral define como la más venerada de Barcelona (y en un honroso segundo lugar tras la Moreneta, aunque con permiso de la virgen de Núria y otras muchas devociones locales, debería añadirse).

La tradición sostiene que este Santo Cristo presidía el puente de mando de la galera capitana en la batalla de Lepanto de 1571 y la leyenda popular añade que la inclinación del cuerpo se debe a que esquivó una bala durante la batalla o incluso que se movió para impedir los daños a la nave. Generaciones de barceloneses han entrado a la capilla situada a la derecha del portal de la catedral (la antigua sala capitular hasta que se trasladó allí también el sepulcro de Sant Oleguer) para orar ante la imagen o prender cirios para obtener favores como buenos resultados en exámenes. Una práctica que la había enmascarado a lo largo de los años. Según Nil Rider, la vinculación de la imagen a la batalla de Lepanto no es en absoluto descartable, aunque no esté documentada. Ya se le atribuía "solo 30 años después de la batalla, cuando algunas personas que habían participado en ella estaba aún vivas". Lo que si está claro, apunta Rider, es que el giro del cuerpo es original, no provocado por la deformación de la madera (ni por ninguna intervención milagrosa).

La Catedral presenta la restauración de la talla del Cristo de Lepanto, que no es negro sino blanca y que no es del siglo XVI sino del XIII. En la foto Ana Ordóñez Conservadora y restauradora con la talla.

La Catedral presenta la restauración de la talla del Cristo de Lepanto. / Ricard Cugat

El crucifijo solo es trasladado el Viernes Santo al Portal Mayor de la Catedral, para presidir el Sermón de las Siete Palabras, y durante la Cuaresma, a la capilla de San Severo donde hoy ha sido mostrada en espera de ser traslada esta tarde a su lugar de honor. En uno de esos traslados, hace siete años, se hizo evidente que era necesario consolidar parte de la capa pictórica que se estaba desprendiendo, aunque finalmente se valoró la oportunidad de una restauración integral, para la que se han contado con aportaciones de los fieles.

La imagen del Santo Cristo de Lepanto, antes de la restauración

La imagen del Santo Cristo de Lepanto, antes de la restauración / Catedral de Barcelona.

Las restauraciones

Puede resultar chocante un cambio de datación tan rotundo como el que se plantea ahora. ¿Y esos rizos? ¿Son medievales? Pero todo tiene su explicación, y está en los detalles que se han podido revelar durante la restauración. Rider pone un contexto estilístico necesario. Las tallas románicas eran hieráticas, mostraban un Cristo en Majestad, con los dos pies en paralelo sobre la cruz. Las góticas introducen progresivamente manifestaciones de dolor propias de la pasión: los dos pies superpuestos, signos de dolor en el rostro, el cuerpo en un escorzo cada vez más agónico, las manos agarrotadas... Algunos de estos elementos son visibles en la imagen y en cambio otros son casi más propios del románico, como las manos rígidas.

Una restauradora en pleno proceso de limpiado del Santo Cristo de Lepanto de la Catedral de Barcelona

La restauradora y conservadora Ana Ordóñez, en pleno proceso de limpiado del Santo Cristo de Lepanto de la Catedral de Barcelona / Catedral de Barcelona

Y una vez retirada la suciedad y efectuados análisis con rayos X y espectografías, resulta que algunos de las características que llevaron a darle una datación más moderna son resultado de una restauración del siglo XIX. Las radiografías muestran puntas metálicas (de un modelo que no se fabricó hasta 1870) clavadas en la cabeza de la figura que funcionan como soporte y armadura para la barba y la melena del Cristo, modeladas en pasta de madera, igual que la herida y la sangre que le brotan del costado.

También se ha podido rastrear (en las zonas, como los pies, donde la pintura ha saltado y sale a la vista la madera de la talla, Populus alba, o chopo), los sucesivos repintados desde el original (también claro) hasta el de la restauración de finales del siglo XIX. Todos ellos con unos tonos similares a los que pueden verse ahora. Porque de hecho, tras la restauración, lo que los visitantes de la Catedral podrán ver es la imagen que mostraría el Santo Cristo a finales del siglo XIX, no la original. Es decir, una talla gótica, pero repintada posteriormente y con algunos añadidos decimonónicos.