Barcelona alcanza las 6.500 terrazas de bar, 1.171 más que en 2019

En 2019, cuando Ada Colau inició su segundo mandato como alcaldesa, Barcelona tenía 5.330 licencias de terrazas bares y restaurantes, mientras que este enero la ciudad había sumado 1.171 en cuatro años, hasta llegar a 6.501 (con sus 116.270 sillas). Visto el balance, podría decirse que el gobierno de Comuns y socialistas ha propiciado la reactivación de esta actividad a pie de calle, que tiene un gran peso en la facturación de muchos negocios locales. No obstante, el mandato ha estado marcado por el pulso entre el ayuntamiento y el sector, aunque la pandemia ha tenido un papel relevante en el crecimiento: suavizó posiciones entre las partes, en la medida en que las licencias provisionales impidieron la pérdida de 1.875 puestos de trabajo, según un informe de la UAB. Como ha avanzado este diario hoy, casi 500 de esas licencias se han acabado convertido en definitivas (más 653 ampliaciones), pero a estas hay que sumar unas 700 ganadas paulatinamente por la vía ordinaria durante cuatro años.

En el último año se han otorgado 506 permisos (muchos de ellos al consolidar las mencionadas terrazas covid), pero el año previo a la pandemia ya hubo un incremento importante, que solo se detuvo en el primer año de crisis sanitaria antes de las medidas extraordinarias.

A resultas de la evolución, a día de hoy el Eixample sigue coronado como el distrito con más licencias (2.160), mesas (7.998) y sillas (32.546) de la ciudad, lo cual es lógico teniendo en cuenta su centralidad y dimensiones. Muy por detrás se sitúa Sant Martí (1.023 permisos, 4.989 mesas y 20.452 sillas), seguido por Sants-Montjuïc (629, 2.542 y 11.032, respectivamente). Sin embargo, Ciutat Vella pese a contar con menos licencias (564) suma más mesas (3.645) y sillas (14.318).

A la cola figura Gràcia (con restricciones ahora por saturación en varios puntos) pero 'solo' 226 licencias con 873 mesas y 3.666 asientos, cifras a las que solo se acerca Horta-Guinardó.

El 70% de veladores tienen menos de cuatro mesas

La progresiva incorporación de licencias en estos cuatro años arroja un saldo de 4.170 mesas y sus correspondientes 25.610 nuevas sillas desde 2019, que el Gremi de Restauració de Barcelona exhibe casi como un premio tras los dos mandatos de Colau, que se habían iniciado con un drástico tijeretazo. Este fue consecuencia de la ordenanza heredada del periodo como alcalde de Xavier Trias, que los Comuns quisieron aplicar con extraordinaria rigidez. La nueva normativa de 2018, con apoyo de todos los partidos representados ahora en el pleno municipal, devolvió las aguas a su cauce pero no de oficio. "Ni el ayuntamiento lo puso fácil a los restauradores que lo pidieron", opina el director del gremio, Roger Pallarols, haciendo balance.

Posteriormente, con la parálisis económica por el coronavirus, llegarían los creativos permisos extraordinarios que multiplicaron las mesas por toda la ciudad, muchas veces cercadas por vallas New Jersey o pivotes de hormigón, hasta que la consolidación ha permitido implementar un modelo homologado de terrazas de diseño para la calzada con las que la ciudadanía ya se ha familiarizado. En total se han instalado casi 600 plataformas, entre nuevas terrazas y ampliaciones de otras existentes.

El urbanismo de Barcelona es más de miniterrazas que de grandes veladores, vista su composición a fecha 2023. Las calles y plazas lucen un 28,5% de terracitas de solo 1 o 2 mesas; un 40,9% de 3 o 4; un 22,5% de 5 a 8 mesas; un 6% de 9 a 12; un 1,6% de 13 a 20 y solo un 0,5% de más de 21 mesas.

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