Regulación pionera

Barcelona prohíbe las cocinas y los supermercados fantasma

Las 'dark kitchens' solamente se podrán instalar en el polígono de la Zona Franca, con algunas condiciones

Los 'dark markets' estarán totalmente vetados y tendrán que elegir entre abrir al público o actuar como almacenes

Varios repartidores esperan para recoger pedidos.

Varios repartidores esperan para recoger pedidos.

Gisela Macedo

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Las cocinas y los supermercados fantasma de Barcelona dejarán de existir en la trama urbana de la ciudad. El ayuntamiento ha anunciado este viernes que prohibirá estas actividades a través de un plan de usos que está previsto que se apruebe el próximo 27 de enero.

Las cocinas fantasma, que actúan como cocinas cerradas al público que únicamente se encargan de hacer pedidos para repartir a domicilio, solamente se podrán instalar en el polígono de la Zona Franca. Allí, únicamente podrá abrir una 'dark kitchen' en un radio de 400 metros. Asimismo, estos locales tendrán que garantizar que un mínimo de 10 metros cuadrados de cada 100 restarán reservados a los 'riders', que no podrán quedarse "tirados" en la calle con sus bicicletas.

En cuanto a los supermercados fantasma, estos estarán completamente prohibidos en toda la ciudad, también en las zonas industriales. Actualmente, en Barcelona hay 21 locales de este tipo; cerrados al público y cuya actividad se basa en repartir a domicilio. Estos trabajan desde la "alegalidad" con licencias de almacén alimentario, según ha informado el consistorio. Con la nueva normativa, los supermercados fantasma ya existentes tendrán dos opciones: o convertirse en supermercados reales abiertos a los vecinos (y pedir licencia para ello), o bien continuar como almacenes alimentarios y actuar como tales, repartiendo al por mayor y no a domicilio.

Las tenientes de alcaldía Janet Sanz y Laia Bonet han mostrado su satisfacción por aplicar este plan "pionero" y que, aseguran, "seguirán otras ciudades de Europa". Esta normativa viene a reforzar la que aprobaron en marzo del 2022. En aquél momento, la instalación de 'dark kitchens' quedó limitada al polígono del Besós, el 22@ y la Zona Franca. La nueva regulación prohibirá también las dos primeras.

Sanz y Bonet han explicado que estas medidas buscan "proteger el comercio de proximidad" de actividades que consideran "depredadoras" de los negocios locales. Esta regulación se suma, así, a otras medidas que ha puesto en marcha el gobierno municipal, como la 'tasa Amazon', que va en la misma línea de preservar un modelo de comercio y restauración "vivo y humano". 

Nuevas obligaciones para bares y restaurantes

La nueva regulación para evitar las 'dark kitchens' en zonas habitadas también recoge dos obligaciones que tendrán que aplicar todos los bares y restaurantes de Barcelona, sin excepción: la de pedir un permiso para repartir a domicilio y la de garantizar ciertos derechos para los 'riders' o repartidores.

Así, los bares y restaurantes de la capital catalana tendrán un plazo de 24 meses para pedir un permiso para repartir a domicilio, un trámite que se podrá hacer de forma "sencilla", según Sanz, vía comunicado. Para tener este permiso, los establecimientos tendrán que demostrar que al menos el 40% de su local está destinado al uso público, de manera que garanticen que el 'delivery' es una actividad complementaria y no la principal. "Con esto queremos evitar las cocinas fantasma encubiertas", han informado desde el consistorio.

En cuando a los repartidores, la nueva normativa obligará también a todos los bares y restaurantes de Barcelona a garantizar ciertos derechos para evitar que los 'riders' se queden "tirados" en la calle. El plan de usos del ayuntamiento exige el cumplimiento de distintas medidas en función de las dimensiones de los locales:

  • Locales de hasta 200 metros cuadrados: todos los bares y restaurantes tendrán que permitir a los repartidores acceso al local y a los servicios.
  • Locales de 200 a 300 metros cuadrados: todos los bares y restaurantes tendrán que reservar 10m2 de espacio de espera fijo para los repartidores, donde puedan entrar con las bicicletas y puedan acceder a hacer uso de los servicios.
  • Locales de más de 300 metros cuadrados: todos los bares y restaurantes tendrán que reservar 5m2 por cada 100m2 de superficie a los 'riders', con las mismas prestaciones que en el supuesto anterior para que estos trabajadores pueden esperar "en condiciones" los pedidos.

Los restauradores, en contra

El Gremi de Restauració de Barcelona ha recibido mal la noticia de este nuevo plan de usos, y lamenta que los restaurantes de a partir de 200m2 que quieran ofrecer reparto a domicilio tengan que disponer de un espacio de espera para los repartidores. En un comunicado emitido este viernes, el Gremi asegura que "Barcelona no tiene un problema de acumulación de repartidores en las puertas de los establecimientos".

"Estamos ante una normativa absurda que nadie ha pedido y que la ciudad no necesita", ha sentenciado el director del Gremi, Roger Pallarols, quien también añade que "la norma fracasará porque atenta contra el sentido común" ya que considera que el plan de usos tendrá "nefastas consecuencias tanto para los repartidores como para los clientes".

A ojos del Gremi, los empresarios se verán afectados negativamente porque "desperdiciarán" metros cuadrados de sus locales para dedicarlos a una zona de espera "que no utilizará nadie"; y los clientes también perderán porque "la oferta gastronómica que se ofrece a domicilio se empobrecerá y tendrán menos opciones a su alcance".