DERECHOS LABORALES

El mercado negro tras las licencias de los riders: cuentas alquiladas, ventas y estafas

El trapicheo de cuentas de aplicaciones como Glovo crece en pleno pulso por la ley rider

"Son ya la mayoría, pregunta a cualquier rider que veas y te dirá que tiene la cuenta alquilada", explica un repartidor

Varios repartidores de plataformas digitales en la plaza del ayuntamiento de València.

Varios repartidores de plataformas digitales en la plaza del ayuntamiento de València. / JM LOPEZ

Gonzalo Sánchez

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

"Acá hay doctores, médicos, abogados y licenciadosTodos trabajando con cuentas alquiladas. No queda otra". Mario se calienta las manos con un café al lado de la plaza de toros de València mientras habla con otros riders. Queda poco para la hora punta y todos se preparan para patear la ciudad con sus mochilas.

Él es uno de tantos repartidores venezolanos y colombianos que han alquilado una cuenta, en su caso de Glovo. "Yo me quedo el 70 % y pago el 30. Ponle que si un mes gano 700 euros se me puede quedar en 450 euros, y el dueño de la cuenta se queda el resto", explica.

Como él hay muchísimos, de hecho afirma que son la mayoría. "Pregunta a cualquier grupo de riders que veas por la ciudad, casi todos te dirán que tienen la cuenta alquilada, lo raro ya es que alguien trabaje con su cuenta", explica Mario, nombre ficticio a petición del entrevistado, ya que, como todos, se encuentra sin papeles en España.

De esta vulnerabilidad se aprovechan los vendedores de cuentas. "Tengo tres licencias en estas tres

aplicaciones para alquilar", es un mensaje que se puede leer en grupos de Telegram o hasta páginas de anuncios por internet. Los riders aseguran que el anuncio no duran mucho, en un par de horas llaman decenas.

Si no, lo que funciona es el boca a boca. "Yo llegué un día y me acerqué a la esquina de Colón donde se ponen los riders, pregunté si conocía a alguien que alquilaba una cuenta y pronto me indicaron", explica Mario. Luego hablas con el dueño de la cuenta, quedas en el modo de pago, y te pones a trabajar.

El trabajo es "esclavizante", cuenta Mario. Esos 450 euros se ganan "trabajando doce horas al día, yo vengo aquí a las 10 de la mañana y no llego a mi casa hasta las once de la noche. Así de lunes a domingo, pero esque no tenemos otra", denuncia. Esos 450 euros dan, literalmente, para lo más básico; "si se te van 250 euros para una habitación el resto te lo gastas en pura comida y suministros, no da más el dinero", remarca.

Aprovecharse del extranjero

Él lo ve como algo transitorio, mientras se tramitan sus papeles. Está en ello, pero extranjería funciona tan lenta que lleva diez meses esperando a que se tramite su solicitud de asilo. "El tiempo para pedir permiso de trabajo en España se me ha pasado porque no me dieron los papeles, pero confío en tenerlos y poder tramitarlo de nuevo", cuenta. Mientras tanto, subirse a la bici le ayuda a resistir. Es algo temporal.

De hecho afirma que en muchos trabajos, sobre todo en hostelería, han querido contratarle, "pero es imposible si no tienes papeles, es muy frustrante", cuenta. Así que las opciones que le quedan son pocas y muy malas; a parte de alquilar una cuenta, trabajar en el campo o en negro en una obra. De algo tiene que comer, y "alquilar una cuenta es lo más rápido y fácil".

Aunque cada vez es menos transitorio, porque Mario lleva diez meses y conoce a riders que sobreviven así varios años. Afortunadamente "no ha habido ningún accidente grave", cuenta. Pero todas las noches prácticamente los hay leves, según añade Pepe Forés, rider de Glovo. "Pero claro, se silencian porque nadie denuncia nada".

Forés critica que "aunque muchas personas dicen que lo hacen por ayudar al recién llegado, y efectivamente lo hace porque le da ingresos, al mismo tiempo te estás lucrando porque tiene varias cuentas". De hecho asegura que en las cuentas alquiladas proliferan muy fácilmente las estafas.

"Hace poco a un chico argentino en València le robaron 1.000 euros que había hecho en la aplicación. El dueño de la cuenta los vio, le restringió el acceso, cortó relación con él y no pudo localizarle. Y el chico se quedó sin nada", cuenta. "Evidentemente no puedes denunciar a la policía, porque en vez de solucionar el problema puedes tener otro más grande, que comprueben que no tienes papeles y te deporten", cuenta Forés.

El trapicheo ha llegado al nivel incluso de vender cuentas cambiando la foto del repartidor, o incluso a "comprar horas" a personas que sabían cómo modificar la aplicación (algo que Glovo solucionó y ya no se puede hacer). También negociando precios fijos al mes en lugar del porcentaje. "Hay personas con cuentas antiguas -la aplicación prioriza a los riders más fieles y les da más pedidos- que le sacan 400 euros al mes al repartidor, reparta o no reparta. Cada mes", explica.

Glovo baja las tarifas

A todo esto hay que añadir que Glovo ha bajado las tarifas a sus repartidores recientemente, aunque aún así no es la empresa que menos paga. "Por un pedido de 3 o 4 kilómetros nos pagan mínimo 2,60. Yo el viernes pasado hice 32 pedidos y solo me saqué 80 euros, cuando al principio me sacaba 120", lamenta Mario. Uber, según cuentan los propios riders, fija la tarifa mínima en 2, 10 euros. Además, según añaden, no se tiene en cuenta ni el peso ni el volumen del pedido, tan solo la distancia del punto A al punto B.

Alquilar una cuenta es muy fácil porque las aplicaciones a penas tienen controles. Tanto Uber como Glovo solo te piden una foto de la cara del repartidor al comenzar a trabajar. En la práctica, el dueño de la cuenta se hace una foto con su teléfono y cuando está listo el repartidor real entra a la cuenta con su móvil y empieza a trabajar.

Por eso, Forés critica que "si Glovo o Uber quisieran estas cuentas alquiladas no existirían. Tienen las herramientas para hacerlo, pero no quieren". Es más, remarca que "ahora mismo hay tantas personas alquiladas que si eso sucediera València se quedaría sin riders para repartir".

Sin accidentes graves

Afortunadamente, cuentan los riders, no se han visto accidentes graves. "Mira el caso de Pujan (un rider fallecido tras ser atropellado y que tenía una cuenta alquilada) ahí Glovo no tuvo ninguna responsabilidad, al final al que le cayó año y medio fue al hombre que le había alquilado la cuenta a su nombre. Es verdad que es dinero rápido, pero no creo que la gente sea consciente de los riesgos", añade.

La propia Glovo mandó un mensaje recientemente a sus repartidores invitándoles a alquilar las cuentas, algo que, bien hecho, en realidad es legal. "Para Glovo cada rider es autónomo, es decir que cada repartidor es una empresa. Y yo como empresa puedo hacer un contrato a una persona para que trabaje para mí. En realidad, hecho así, es legal", cuenta.

Detrás de todo esto, para Forés, hay un pulso que la empresa le está echando al Gobierno. "Quiere hacer ver que cada vez somos más autónomos y menos trabajadores. Lo de contratar a alguien es legal pero no creo que nadie lo haga porque no sale a cuenta, pero es una forma de presión", sentencia.

En conclusión, "si Glovo y Uber no han tirado estas cuentas alquiladas es porque no quieren, simplemente haciendo más segura la autenticación de sus repartidores podría, pero creo que saben el problema que tienen, y que tienen un porcentaje muy alto de este tipo de cuentas".