Entre Todos

El encarecimiento de la T-Casual enerva a los lectores: “¡Castigados!”

La pérdida de la bonificación en la tarjeta sucesora de la T-10 ha generado malestar entre usuarios a los que no sale a cuenta el abono mensual ni rebajado

Aviso sobre las nuevas tarifas en un pasadizo del metro de Barcelona

Aviso sobre las nuevas tarifas en un pasadizo del metro de Barcelona / Meritxell M. Pauné

Meritxell M. Pauné

Meritxell M. Pauné

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Los precios 2023 del transporte público en Barcelona han suscitado numerosas reacciones entre los lectores de El Periódico de Catalunya. La novedad que más sorpresa ha suscitado es el fin de la bonificación de la T-Casual, la tarjeta sucesora de la T-10. Este título, uno de los dos más demandados del sistema tarifario integrado, ha vuelto a costar 11,35 euros desde el día 1 de enero para viajes en la primera corona tarifaria.

El Gobierno español aprobó prorrogar sus descuentos del 30% al transporte público para aligerar el impacto de la inflación en los hogares, pero el 20% de descuento adicional que remataba el abatimiento este otoño depende de cada administración autonómica. La Autoritat del Transport Metropolità (ATM) decidió mantener su parte de la bonificación a la T-Usual (la antigua T-Mes) pero en cambio no aplicará el 20% adicional a la T-Casual de 10 viajes. Así, esta tarjeta vuelve a tener el mismo precio que en 2020, lo que ha disgustado a muchos viajeros.

Lectores de El Periódico han hecho llegar su malestar a través de cartas a la sección Entre Todos, el popular espacio de participación de este diario. Por ejemplo, Mari Carme Martínez (Barcelona), se lamentaba esta semana del olvido institucional a quiénes teletrabajan toda la semana y no les sale a cuenta una T-Usual: “¿Han pensado en la gente que hace teletrabajo? Utiliza el transporte público esporádicamente porque no lo necesita a diario: trabaja desde casa y se desplaza a su puesto de trabajo uno o dos días a la semana. Pues, ¡castigada!”.

Tampoco  ve apropiada la medida en plena recuperación del turismo. Los visitantes, recuerda, deberán comprar una T-Usual cada uno aunque viajen en grupo porque este título pasó a ser unipersonal en 2020: “Dependiendo de los días que estén en Barcelona o las rutas que hagan, no las usarán en su totalidad”. También protesta por el tráfico y en general de que “se complica la vida” a los vecinos de la ciudad.

Discriminación o prioridades

La discriminación de la T-Casual se basa en la premisa que sus usuarios son viajeros ocasionales del transporte público y las administraciones representadas en la ATM consideran prioritario premiar un uso más fiel a través de la T-Usual. Una distinción que no comparten lectores como Pol Amat (Barcelona). “Nos encolomaron la T-Casual subiéndola un 12% y retirando el carácter multipersonal, pero ahora que es unipersonal dicen que no es un título habitual”, contrapone en su misiva. “No hay alternativa ni variedad, porque la T-Familiar y la T-Grup son trampas”, considera. “Se favorece las áreas urbanas, en especial la metropolitana, y se penaliza los pueblos, las áreas de interior, de montaña, la Catalunya rural y despoblada aún más… Gente de primera y de segunda”, dispara.

Todavía más contundente es el lector José Brugal (Barcelona), que se dirige directamente a la concejala de Movilidad de Barcelona, Laia Bonet, para quejarse del precio de la T-Casual. “Lo que han hecho discriminando y castigando a este abono de transporte no tiene más sentido que un socialismo para unos cuantos. Espero seamos muchos los que estemos dispuestos a castigarles electoralmente”.

Barceloneses ocasionales

El precio sin descuento de la T-Casual también genera quejas entre los residentes en municipios cercanos que se trasladan a la capital solo ocasionalmente. Este perfil es especialmente proclive a usar la antigua T-10, como muestra la carta de Daniel Garcia (Sant Quirze del Vallès). “¿Qué manía le tiene la ATM a la tarjeta de transporte T-Casual? Primero la hacen unipersonal, lo cual me obliga a comprar dos tarjetas a la vez, ya que somos una pareja de jubilados que casi siempre viajamos juntos”, expone. “Y ahora van y quitan el descuento a esa misma tarjeta, además sin tiempo para reaccionar: caducará el 15 de enero y no se pueden recuperar los viajes no usados de la tarjeta aunque sea pagando la diferencia”, critica.

Además pone de relieve que compagina viajes de una y de dos zonas, una dualidad que puede resolver bien con la nueva T-Mobilitat. “Se quiere rebajar la contaminación en Barcelona y alrededores y con esa medida solo consiguen lo contrario. Los que viajamos poco iremos a Barcelona en coche particular”, concluye. En cambio, aplaude la gratuidad de Rodalies: “Por lo menos Renfe mantiene su gratuidad en cualquier zona, aunque se deban hacer algunos viajes para que sea efectiva”.

Que paguen más los no residentes

Por el contrario, hay quien ve insuficiente lo que pagan algunos viajeros. Hervé Picquet Zamora (Castelldefels), que se define como “un usuario intensivo del transporte público”, sugiere que se encarezca el billete a “todos aquellos usuarios que no residen en el AMB y nos visitan ya sea por ocio o por motivos profesionales” porque considera que su “aportación no es suficiente” en comparación con la de los viajeros que pagan billete a diario y los vecinos de la AMB que cofinancian la red mediante sus impuestos. La distinción podría hacerse a través de la T-Mobilitat, añade, puesto que cada titular indica su lugar de residencia. “Por el estado de la flota y el nivel de ocupación en horas punta está claro que nuestro transporte público carece de financiación suficiente y que debemos de hacer algo para que sea aún mejor”, defiende.