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El top 5 de ‘La Ruina’: las historias vergonzosas más virales

Son los Villarejos de la comedia: se ganan la vida grabando trapos sucios. Les han contando sus miserias desde Berto Romero a Eva Soriano. ‘La Ruina’ es uno de los ‘podcasts’ más escuchados. Llena teatros y el año que viene saltará a TVE

El top 5 de ‘La Ruina’: las historias vergonzosas más virales

Este es el top 5 de ‘La Ruina’: las historias vergonzosas más virales. /

Ana Sánchez

Ana Sánchez

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Dicen que si haces el ridículo tres veces delante de un espejo, se te aparecen ellos con un micro. Estos dos guionistas conocen historias vergonzosas que harían enrojecer hasta a Leticia Sabater. “La miseria tiene premio”, prometen en Instagram. Tomàs Fuentes e Ignasi Taltavull han convertido las anécdotas más humillantes en un 'show' viral: ‘La Ruina’. 

Son los Villarejos de la comedia: hace tres años que Tomàs e Ignasi se ganan la vida grabando trapos sucios. Les han contando sus miserias desde Berto Romero hasta Eva Soriano o Miki Esparbé. Ya es un clásico “el pedo republicano” de Marc Giró: se lo tiró en el ascensor de un hotelazo y, cuando abrieron las puertas con toda la peste, entraba la reina Letizia. “Es como una terapia colectiva dirigida por gente sin titulación alguna”, resumen los guionistas. Comedia pura basada en hechos reales. "Se trata de tocar fondo colectivamente".

A Renato -la primera ruina que se hizo viral- le secuestró un taxista. “La típica historia de no saber decir que no”, se ríe Tomàs. Otra anécdota clásica es la de Virginie: confundieron el cadáver de su abuela en el tanatorio y acabó rezando a una difunta anónima. Valeria estaba haciendo captación en una tienda: estuvo un rato largo haciéndole monerías a una niña en la puerta. Hasta que abrió la boca: “¿Pero qué le pasa a la pava esta?”. “No era una niña –desveló al fin Valeria- era una mujer con enanismo”. Miguel estaba en el Zara con su madre: ella se agachó a ver unos zapatos y se le veía la hucha. “¡Mamá –le gritó- se te ve todoooo!”. Le subió el pantalón y, cuando ella se giró, vio que no era su madre.

El número 1 del top 5 es el ya famoso “Me cago en Salamanca” de Javi García (Haciendo la mierda). Estaba grabando un audiolibro sobre la historia de la ciudad y descubrió que no se había grabado la última media hora, pero sí su enfado. 

Es uno de los ‘podcasts’ más escuchados. ‘La Ruina’ lleva más de 100 programas, medio millar de historias vergonzosas. Están en Spotify, Apple Podcast, Ivoox, Youtube, redes. Van de gira cada semana, llenan teatros de casi mil localidades. Hace semanas que se agotó su especial del año de este domingo en el Teatre Borràs de Barcelona. El año que viene saltarán a TVE: 10 programas en catalán –adelantan-, en la desconexión de Catalunya. 

Seguramente hayas escuchado algún chiste suyo hoy aunque no lo sepas. Son dos guionistas omnipresentes. Aparte de hacer gira y ‘podcast’ con ‘La Ruina’, colaboran juntos en ‘Cuerpos Especiales’, el ‘morning show’ de Europa FM. Tomàs tiene sección en Catalunya Radio y RAC1, ha dirigido la segunda temporada de ‘Comedy Central Presents’, que se estrena este domingo, aparte de presentar los Open Mic de La Llama, el Cruïlla Comedy y hacer cursos y ‘stand up’. Ignasi también colabora en RAC1 y en el ‘late show’ de TV3, ‘Zona Franca’, comparte con Adri Romeo otro pódcast (‘Aquí Estamos’) y canciones de humor (acaban de formar grupo: Los nuevos fenómenos), además de hacer monólogos, claro. “Si quedan cinco minutos libres esta semana –se ríen-, vamos a intentar hacer algo”.  

Ignasi Taltavull y Tomàs Fuentes posan en La Llama, donde empezó todo: aquí estrenaron 'La Ruina' en 2019.

Ignasi Taltavull y Tomàs Fuentes posan en La Llama, donde empezó todo: aquí estrenaron 'La Ruina' en 2019. / FERRAN NADEU

“Ven y cuenta tu anécdota de más ruina”, empezaron a incitar por las redes en 2019. Los espectadores que quieren compartir sus ruinas se apuntan en un formulario antes del ‘show’ y los nombres se eligen al azar. También hay miserias de invitados famosos. La mayor cagada se lleva premio, como en política. Que nadie se emocione: en el último ‘show’ el ganador se llevó una caja de 10 DVDs regrabables.

Vendría a ser el anti-Instagram. “Un postureo por debajo”, resumen sus ideólogos. No, a la gente no le da reparo contar miserias en un escenario. “Te sientes más acompañado que nunca –justifica Ignasi-. Ese sentimiento de vergüenza que tenías se convierte en algo a celebrar. Y eso es muy adictivo”. En breve les darás la razón. 

Abundan las cagadas literales. De hecho, tuvieron que poner un límite de dos ruinas escatológicas por programa. “Cada vez son más originales”, garantiza Ignasi. “Hay cosas muy locas”. Una chica confesó haber convivido con una mona alcohólica: Pachi Lapachi. “La primera mona con mono”. Al humorista Alex Ayres le propuso perder la virginidad la hija de la mejor amiga de su madre. Le dio apuro no tener pelos púbicos y se hizo un implante casero. “Mi madre tenía cáncer de mama –contó ante la exclamación general- y tenía tres pelucas”.  

“Hay mucha liberación –dice Ignasi-: ‘Mira, esto es lo peor que he hecho, ¿verdad que no pasa nada?’. Te quitas un peso de encima”. ¿Para cuándo una Ruina de políticos? “Ya ha habido políticos que se han ofrecido a venir –cuenta Tomàs-, pero solo en campaña”. Las miserias acaban arrancando más aplausos que un 'show' con guion. Lloras de la risa con la visita al dentista de la actriz Judit Martín.

Es imposible hablar con ellos más de 10 minutos sin acabar contándoles una ruina. Te sonríen con empatía a prueba de ridículos, ponen mirada de confesores. “Pues lo típico –empiezas a contar de carrerilla-: conoces a un chico, cenáis en casa… “Bien, bien”, van asintiendo ellos. “Una cosa lleva a la otra –continúas, tragas saliva- y va y se quita la camiseta. Y ves que tiene un tatuaje en el pecho. Un párrafo bastante largo”. “…Y yo no he venido aquí a leer”, asiente Tomàs. Aprovechas para hacerles una aclaración a pie de ruina: “Es que yo soy periodista y cuando veo una falta de ortografía me sangran los ojos”. “¡¡Ooooohhhh!! – exclaman tus confesores-, ¿¿en un tatuaje??”. “¿Y cómo sigues?”, te encoges de hombros. “Tienes que pedir un bolígrafo y corregirla”, propone Tomàs. “Estaba en mi casa, tenía el boli a mano –te ríes-. De hecho…creo… que se lo dije”. Los dos reaccionan con mueca de grima. “Por lo menos no era el ‘Mein Kampf’ y a ti te molesta una falta más que que sea nazi”. Carcajada general. El chico se marchó enseguida, sí. Y parece que le fue muy bien en la vida. Tenía siempre mucho trabajo cuando le decía por Whatsapp que por qué no quedábamos otra vez.  

¿Cómo resumirían estos tres años de ruinas? “A ver cómo te lo digo sin que parezca Bustamante –dice Tomàs-. Ha sido un sueño”. Y sigue siendo un proyecto independiente, recalcan. “Nuestra intención –añade Ignasi- es mantener al máximo el espíritu con el que nació esto: un proyecto hecho por dos amigos que quieren pasárselo bien”.

¿La moraleja? “Nos une el patetismo”, responde Tomàs. “Todos somos iguales por debajo. Da igual el dinero que tengas, en algún momento vas a ser un cutre y un pringado, como somos todos –reconoce-. Y no pasa nada”. 

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