Ejes verdes
Vecinos del Eixample abren una vía para blindar la Superilla
Cinco asociaciones de vecinos proponen al gobierno Colau una recalificación de viales como la que se estudia para el 22@
Meritxell M. Pauné
Periodista y jefa de 'Gran Barcelona'
Periodista especializada en información local de Barcelona y Catalunya. Responsable de la sección 'Gran Barcelona' desde septiembre de 2022. Antes, en los diarios TOT Barcelona y La Vanguardia, entre otros. Profesora de Periodismo digital en la UIC tres cursos y puntualmente del máster del Observatori de la Cobertura de Conflictes. Colaboradora en prensa vecinal ('Carrer', 'Cap a peus') tertulias de televisión y radio (betevé, Catalunya Ràdio, Ràdio Estel...), libros de historia local ('Retrats per la memòria', 'Objetivo Venus', 'Josep Maria Huertas Claveria i els barris de Barcelona') e investigaciones académicas (Observatori de la Cobertura de Conflictes, Periodismo UAB).
Las cinco grandes entidades vecinales del Eixample, organizadas en una coordinadora, han pedido formalmente al consistorio que recalifique las calles pacificadas de la Superilla para “dificultar su reversión al sistema viario”. En otras palabras, que queden blindadas legalmente para que un eventual cambio de gobierno no las reabra al tráfico.
Se trata de las calles Consell de Cent, Rocafort, Borrell y Girona, ya en obras, así como los entornos del mercado de Sant Antoni remodelados a principios de mandato. Piden que dejen de tener estatus de calle ordinaria y que se cree una figura jurídica nueva para reconocer su nueva dinámica peatonal. “Sería bueno que se consoliden con una calificación urbanística específica en el Pla General Metropolità (PGM), que sea totalmente diferente a la actual consideración de eje viario básico”, señala la coordinadora.
De hecho, la actual modificación del distrito tecnológico 22@ ya está debatiendo la creación de una calificación del suelo híbrida entre calle y zona verde, llamada “5/6@ de usos compartidos”. Si se aplicara en el Eixample, sería “5/6E” con la inicial del distrito central. “Es perfectamente factible”, asegura Jaume Artigues, presidente de la AVV Dreta del Eixample. “Ha habido mucha beligerancia contra estos ejes verdes y hay peligro real que sean revertidos, como se ha visto con el intento de edificar la Escuela Industrial para ampliar el Hospital Clínic”, apunta. Si se recalificaran las calles pacificadas, apunta, revertirlas obligaría a un trámite más largo –por ejemplo pasar por un periodo de exposición pública y alegaciones– que daría margen a los disconformes para organizarse.
Ni un árbol menos
Es uno de los puntos más llamativos de un listado amplio de peticiones que las cinco entidades (Fort Pienc, Sagrada Família, Sant Antoni, Esquerra de l’Eixample i Dreta de l’Eixample) entregaron al regidor del distrito, Pau González (BComú), el pasado 16 de setiembre. También protagonizaron un debate abierto al público el lunes 19 en la sede de la AVV Dreta de l’Eixample. El leitmotiv de las propuestas es la protección de todo espacio ‘verde’ que haya en el Eixample, sea público o privado, sean jardines o viales renaturalizados. “Vivimos una crisis climática, no podemos permitir la pérdida de ni un solo árbol”, remacha Artigues.
El gobierno de Ada Colau recoge el guante encantado, en especial los ‘comuns’ como impulsores que son de la Superilla. “Todo lo que sea consolidar el verde existente en la ciudad, como ya se ha hecho en Gràcia, nos parece una buena propuesta”, apuntan portavoces municipales. Sin embargo, circunscriben el cómo y el cuándo al debate del futuro Plan Director Urbanístico de Barcelona, llamado a sustituir el envejecido plan vigente, que es de 1976. El cambio lleva años de retraso y no es inminente. “Los cambios de calificaciones urbanísticas se tienen que estudiar y trabajar de forma ordenada y con una visión global”, excusa el consistorio, que prevé acelerar el PDU los próximos meses.
El verde 'ilegal'
El Eixample es el distrito más poblado de Barcelona, donde vive un cuarto de millón de personas. Las entidades reclaman esponjarlo con muchos más pulmones verdes y ponen de manifiesto que la vía ortodoxa está prácticamente agotada: apenas quedan m2 calificados de zona verde que no sean ya un parque, un jardín o un rincón naturalizado. Por ello, piden proteger ya los jardines privados y que no puedan edificarse en un futuro.
Tampoco quedan interiores de manzana fáciles de convertir en nuevos jardines públicos, lo que ha ralentizado visiblemente esta línea de actuación. Es más, la coordinadora vecinal se queja que algunos de los oasis cotidianos que se dan por sentados están en una situación legal frágil, porque realmente ocupan terrenos edificables o calzadas viarias.
Es el caso por ejemplo de la isla central de plaza Tetuan, de los jardines de Victòria Eugènia de la Gran Via –recién restaurados–, de los jardines dentro de la sede central de la Universitat de Barcelona o de las callejuelas interiores de la Escola Industrial. Todos ellos son áreas verdes extraoficiales, porque en los planos no tienen esta catalogación. “Son flagrantes contradicciones, la coherencia política también se demuestra con esto”, lamenta la coordinadora.
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