EL FUTURO DE UN RECINTO SINGULAR

La Diputación de BCN descarta a la Escola Industrial para el nuevo Clínic

"Nuestra posición es encontrar una solución para el hospital pero creemos que hay que estudiar otras alternativas", asegura la propietaria de los terrenos y las instalaciones

zentauroepp55894781 barcelona 16 11 2020  patrimonio de la escola industrial  en201116210607

zentauroepp55894781 barcelona 16 11 2020 patrimonio de la escola industrial en201116210607 / periodico

Natàlia Farré

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En el debate sobre un futuro nuevo Hospital Clínic ocupando el recinto de la Escola Industrial poco se ha dicho de lo que opina la Diputación de Barcelona, su propietaria, suyos son los terrenos y los equipamientos cuyo futuro como pulmón verde de la Esquerra Eixample y espacio arquitectónico de valor está en entredicho. Pero no parece que la institución esté por la labor de perder el gran legado que le dejó la Mancomunitat. No quiere entrar al trapo, así que aunque la opción de alojar el centro sanitario no es de su agrado, opta por un discurso oficial más comedido: “Nuestra posición es encontrar una solución al Clínic pero creemos que hay que estudiar otras opciones a la de la Escola Industrial”. En su momento, el organismo ya ofreció una alternativa: la Maternitat, un espacio del que el hospital ocupa un pabellón pero todo indica que no quiere más. 

El organismo
hace un año que revisa todo el patrimonio para reexaminar su grado de protección 

Proteger el legado de la Mancomunitat y el patrimonio arquitectónico figura entre las razones de la Diputación para oponerse a la operación, además de sus propios planes de explotación del recinto. Las maquetas propuestas por el hospital no muestran una ocupación liviana de la Escola Industrial por parte del Clínic sino un contundente proyecto con nuevas edificaciones que sobrepasan la icónica chimenea del recinto: 62 metros de altura o, lo que es lo mismo, la verticalidad de 17 pisos. La pieza, totalmente restaurada y con apertura al público en cuanto la pandemia lo permita, es una de las construcciones catalogadas del conjunto. Y es, junto a la Torre del Rellotge y la sala hipóstila (también en la Escola Industrial), de los poquísimos ejemplos que quedan por estos lares del arquitecto Rafael Guastavino, padre de la ‘volta catalana’ que emigró a EEUU para edificarlo. Y son, además, las únicas construcciones que sobreviven de Can Batlló, la fábrica de hilaturas que  funcionó de 1870 a 1889 y que en 1906 la compró el Patronato de la Escola Industrial. 

Exposiciones y centro de tecnología e innovación

La chimenea tiene su qué, el edificio de la Torre del Rellotge, también, pero la sala hipóstila es aún más interesante. Se trata de un espacio de 79 por 100 metros con decenas de bóvedas sostenidas por columnas de hierro que en su día fue diáfano y albergó los telares de la fábrica, y que hoy está en desuso y compartimentado. La Diputación está redactando un proyecto, que terminará dentro de un año, para restaurarlo y recuperarlo. En mente tiene rehabilitar la sala hipóstila, subterránea, y la primera planta levantada encima para hacerlas accesibles a la ciudadanía. La propuesta aúna muchos conceptos, desde dedicar una parte del espacio a exposiciones y otras actividades hasta albergar centros de tecnología e innovación con diferentes operadores implicados, entre ellos el Estado. 

El espacio abovedado es el único de los tres elementos de Guastavino de la Escola Industrial que aún no se ha restaurado, lo dicho, la Diputación está en ello, pero antes inaugurará la ya acabada rehabilitación del paraninfo. Todavía no se ha hecho por imperativo del covid-19, pero la sala luce ya al completo. La pieza no lleva la firma de Guastavino sino la de otro arquitecto, el modernista Joan Rubió i Bellver, el mismo que levantó el puente neogótico que une el Palau de la Generalitat con la casa dels Canonges. A él se le encargó ampliar el recinto en 1927 y suyos quedan en pie la Escola de Treball, la capilla del Col·legi Major Universitari Ramon Llull y el Edifici d’Accés, el mismo que luce en su vestíbulo una rotonda con bóveda radial apoyada sobre grandes arcos de ladrillo y que se corona con una cúpula de 20 metros de diámetro.

Un auditorio versatil para uso de terceros

Bajo el cimborrio se esconde el paraninfo, que quedó a medio construir en 1932 por falta de presupuesto. Hasta ahora. La Diputación ha invertido casi siete millones de euros en construir una sala polivalente con la tecnología más moderna y los elementos que dejó Rubió y Bellver: techo de madera y vitrales, los más pequeños con alegorías de los oficios que ahí se estudiaban y los más grandes con las cuatro barras y la cruz de Sant Jordi. El auditorio, de más de 3.600 metros cuadrados útiles, se caracteriza por su versatilidad, tiene todo lo necesario para ser utilizado como sala de conferencias o como teatro, por ejemplo, y explotarlo a través de un tercero o desde la propia institución es el objetivo. El próximo paso es recuperar el resto del edificio, ahora vacío. 

Pero la Escola Industrial tiene otros elementos de interés, como la capilla de Rubió i Bellver, el vestíbulo de estilo gaudiniano de la Escola del Treball y la gran sala de actos y baile que Lluís Planas i Calvet diseñó en el Edifici del Rellotge, en 1923, cuando la construcción pasó de fábrica  a Escola d'Enginyers y  Escola d'Arquitectura. Todo este patrimonio está en revisión. Ello significa que se está reexaminando su protección: “Estamos trabajando conjuntamente con el ayuntamiento para ver cómo debería ser la ficha de catalogación del recinto, haciendo todas las visitas de arquitectos para determinar la relación de todos los elementos. Queremos hacer un buen trabajo y estudio para ver qué elementos hay que proteger. Cuando tengamos las conclusiones ya se estudiará si debe quedarse con la protección de BCIL o BCIN”. Palabra de Teresa Planas, directora de Servicios de Edificación de la Diputación. La catalogación como BCIN, reclamada por el Col·legi d’Arquitectes y las asociaciones de vecinos,  blindaría el recinto de cualquier tentación de modificación.

Lo dicho, demasiados planes y revisiones para que entregar el recinto de la Escola Industrial sea plato de gusto de la Diputación. 

Suscríbete para seguir leyendo