el futuro de un centro sanitario de referencia

Arquitectos y vecinos exigen consenso para el nuevo Clínic

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Natàlia Farré

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Que el Hospital Clínic necesita, implora, más espacio es algo público y notorio. “Se tiene que ampliar sí o sí porque está quedando pequeño y no puede crecer más en las actuales instalaciones”, apuntan desde la Conselleria de Salut, y añaden: “Cuanto antes se haga mejor, porque es imprescindible”. De hecho, su expansión lleva años sobre la mesa y lleva años, también, aparcada. Tantos años como hace que el histórico cuartel de los bomberos de la calle de Provença se tiró al suelo. Por ahí tenía que crecer el centro sanitario pero por ahí nunca creció. El derribo se produjo en el 2010, y el solar es en la actualidad un descampado donde plantas y animales campan a sus anchas.

Los 60.000 metros cuadrados posibles a ganar en el viejo cuartel no se han levantado por culpa del Ave. El tren circula por debajo de la calle de Provença, de manera que, en teoría, no pueden construirse pasos subterráneos. Y el Clínic los demanda. Así las cosas, una nueva propuesta de ampliación está sobre la mesa y esta pasa por ocupar parte del recinto de la Escola Industrial. Nadie está en contra, que quede claro. Pero sí que muchos piden consenso y diálogo antes de levantar (o tirar) la primera piedra.

Estos muchos –SOS Monuments, la Coordinadora Esportiva de l’Escola Industrial, las asociaciones de vecinos de derecha e izquierda del Eixample, la FAVB,  el  Col·legi d’Arquitectes de Catalunya (COAC) y las agrupaciones de la institución dedicadas al patrimonio y al urbanismo– se han constituido en plataforma: 'Un nou Clínic és posible salvant el recinte de l’Escola industrial', y ayer presentaron sus principios y demandas. Los primeros pasan por definirse como “una propuesta de la sociedad civil en defensa del valor de la arquitectura, el patrimonio y el espacio público de la ciudad”. Las segundas se resumen en “pedir un debate profundo a todos los niveles con todas las miradas, vecinales y profesionales, para encontrar la mejor solución”, a juicio de Sandra Bestraten, presidenta de la demarcación de Barcelona del COAC.

Mantener el hospital

Vaya por delante que todos los firmantes quieren mantener el hospital, el segundo más grande de la ciudad tras el Vall d’Hebron, en la Esquerra de l’Eixample: “Pero hay que pensar bien cómo y dónde”, según Xavier Riu, de la asociación de vecinos del barrio. Y todos apuestan por mejorarlo, pero también quieren defender el patrimonio de la Escola Industrial y preservar uno de los pocos espacios esponjados que hay en un barrio de altísima densificación (100.000 habitantes en 2,5 kilómetros cuadrados) y con un déficit histórico de equipamientos.   

El nuevo plan de ampliación propone trasladar los equipamientos del recinto –el campo de fútbol y la piscina Sant Jordi (la primera olímpica cubierta de España)– y supone, también, eliminar la permeabilidad de la Escola Industrial,  ya que el eje peatonal de la calle de Borrell que lo cruza quedaría inutilizado por la edificación de nuevos edificios. Unas construcciones que, además, desfigurarían el patrimonio actual que no es poco. El espacio, antes de Escola Industrial fue fábrica de hilaturas, Can Batlló, y referente en lo que a diseño de arquitectura industrial se refiere.

Patrimonio preservar

Se levantó entre 1869 y 1875 ocupando cuatro manzanas de la trama de Cerdà y llevó la firma de Rafael Guastavino, arquitecto que exportó la bóveda catalana a EEUU y que en su haber cuenta la construcción de la Estación Central de Nueva York. Guastavino no fue el único en dejar su arte en el recinto, en él, en diferentes épocas, han construido también Bonaventura Conill, Josep Goday, Lluís Planas y Joan Rubió, entre otros. Es, a criterio de Ricardo Vergara de SOS Monuments, “una amalgama de todo un siglo de arquitectura” a preservar.

Por ello la plataforma pedirá la declaración del espacio como BCIN (Bé Cultural d’Interés Nacional), ahora tiene una protección menor. Una catalogación superior blindaría su conservación. Vecinos y arquitectos también defiende la singularidad del edificio del Clínic, obra de otro de los importantes de Barcelona: Josep Domènech i Estapà, autor, además, de la cárcel Modelo y de los juzgados. De manera que la plataforma pide estudiar los edificios para encontrar la mejor solución.

Y la mejor solución, de momento, significa “agotar todas las opciones de optimización del espacio del actual Clínico o redefinir su volumetría”, y pasa por “asegurar que la construcción de subterráneos en el solar de la calle de Provença es realmente un problema y no una pantalla para estigmatizar el solar”. Palabra del arquitecto Alfons Santamaria. 

Tres administraciones que deben ponerse de acuerdo

En la construcción, o ampliación, de un equipamiento sanitario en Barcelona, el ayuntamiento propone el espacio y la Conselleria de Salut dispone (o no) y construye.  En el caso del Clínic hay una tercera Administración en la partida: la Diputació de Barcelona, propietaria de la Escola Industrial. Las tres entidades llevan meses trabajando juntas sobre la viabilidad del proyecto en “buena sintonía” según la ‘conselleria’, que afirma que de momento se está mirando la documentación técnica. Pero lo cierto es que en estos momentos es el único escenario de ampliación que hay sobre la mesa.