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El gimnasio de las artes de Barcelona

Al fin podrás decir que pintas algo en un gimnasio. Este es el Gimnàs de les Arts. Aquí se ejercita músculo levantando pinceles. “Todo el mundo tiene capacidad creativa”, prometen

El Gimnàs de les Arts

El Gimnàs de les Arts / Zowy Voeten

Ana Sánchez

Ana Sánchez

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“Si quisiera, podría joderte bien”, lees en una pared nada más entrar. “Es de una película romántica preciosa”, te aclaran enseguida al verte poner la cara posbofetada de Chris Rock. Tardarás al menos 10 minutos en cerrar la boca. Aquí lo mismo te topas con una marioneta del Rajastán que con un ángel de la guarda en formato maniquí. ¿Pero qué hace ese gramófono ahí colgado? Por el techo hasta se despliega una cinta de escena del crimen a lo 'CSI', quizá de un antiguo asesinato de altos vuelos. Cuadros, cuadros por todas partes, caballetes con obras a medio imaginar, botellas de pintura que parecen ordenadas por Marie Kondo. 20 años de trabajo ante los lienzos

Te dan una camisa que ensuciar sin remordimientos, un par de pinceles, barra libre de pinturas. “Todo es posible”, te promete tu entrenador personal. Y te suelta delante de una cartulina en blanco. “Pinta tu futuro”. 

Sesión de creatividad en el Gimnàs de les Arts.

Sesión de creatividad en el Gimnàs de les Arts. / Zowy Voeten

Al fin podrás decir que pintas algo en un gimnasio. Este es el Gimnàs de les Arts (Aragó, 301). Debe de ser el primer gimnasio que no hace sudar. “No –responde Dani-, hago pensar”. En vez de pesas, aquí se ejercita músculo levantando pinceles. ¿Que qué músculos? “Aquí arriba, aquí arriba”, el entrenador se señala la cabeza.

Daniel Berdala, 53 años, es pintor, pero habla como un 'coach'. “Art consultor”, pone en sus tarjetas. “Es un título que me dio un amigo de empresa –recuerda-. Me dijo: ‘Dani, tú tienes que llamarte ‘art consultor’, porque con tu arte haces que la gente evolucione”. Lleva 15 años formando a pintores neófitos “desde la emoción”, puntualiza él. Utiliza la pintura “para explicar emociones”, se resume en Instagram. Estas son sesiones de creatividad –adelanta- en las que “descubrir por ti mismo tus capacidades, tus pensamientos, tu manera de crear”.  

Pocos gimnasios exhiben en la puerta una excusa exprés para desaparecer en cualquier momento: “Voy a por tabaco”. “Es un cartel de la escuela Massana –se ríe Dani-, cuando cerró el antiguo espacio”. Allí pasó él buena parte de los 80. Al lado, una frase de película con final feliz: “...Podemos demostrar nuestra incompetencia una y otra vez”. “Esto no lo podemos olvidar nunca –asiente el 'coach'-. Se aprende a base de equivocaciones”. 

Dani Berdala da explicaciones durante una sesión de su gym creativo.

Dani Berdala da explicaciones entre pinturas durante una sesión de su gym creativo. / Zowy Voeten

“Equivocarse es bueno”, insiste tu entrenador al verte dudar con el pincel. Ahora mismo tienes la misma cara de pasmo que el emérito cuando le hablan de Corinna. “Es muy importante disfrutar del momento –te anima-. Esto no es un taller de pintura, estás pintando tus emociones”. Estás pintando tu futuro. De momento, es una salpicadura roja que no emocionaría ni a un vampiro. “Hay que tener un poco de fe”, se ríe Dani. “Te lo tienes que creer”.  

Ahora mezclas colores con más miedo que si mezclaras alcohol al salir de copas. Miras a Dani con cara de interrogación. “No hace falta poner límites, ya nos los trae la vida”, te replica el pintor. “Tengo 53 años, 54 hago ahora en junio. ¿Qué me quedan?, ¿30? Ya son menos de los que he vivido. ¿Vamos a perder el tiempo pensando que no puedo hacer aquello?, ¿que no me voy a atrever?”. Y empiezas a mezclar colores como si Fernando Simón fuera a volver mañana a tu vida. 

Sesión de entrenamiento artístico del Gimnàs de les Arts.

Sesión de entrenamiento artístico en el Gimnàs de les Arts. / Zowy Voeten

¿Para qué sirve ir a un gimnasio de las artes? “Para darte cuenta de que tienes muchas capacidades creativas con las que vivirás mejor –responde su ideológo-. Abres una capacidad de pensar y de elaborar nuevas ideas: serás más creativo en la cocina, a la hora de vestirte, serás más creativo al caminar por la calle y respirar mejor. Y vivir. Y tomártelo todo con una cierta calma”.

Campanas de fondo, música 'chill', vistas a un pasaje peatonal. ¿Seguimos en Barcelona? En media hora ya mueves el pincel con la misma parsimonia que si estuvieras en una película de Jane Austen. Empiezas a sonreír al contemplar tu obra. Tu futuro en pintura empieza a tomar tonalidad de atardecer. 

“Creo que todo el mundo tenemos algo que explicar –asegura Dani-. Todo el mundo tiene capacidad creativa”, insiste. “Pero desde pequeños nos han cortado las alas, porque si no lo hacías bien, te decían: ‘Tú no lo hagas’. Esto es un error. Hemos de dejarnos llevar por nuestra intuición, nuestra emoción”. Sí, la vida parece más llevadera con los dedos manchados de pintura.

Detalle de tubos de pinturas al óleo.

Detalle de tubos de pinturas al óleo. / Zowy Voeten

“Tampoco soy psicólogo ni nada de esto –se encoge de hombros el artista-. Solo te digo cómo puedes utilizar la pintura para explicar una emoción. Yo creo que podemos dar mucho más de sí”. Y te enseña una captura de tu obra en el móvil. Oye, pues no está tan mal. 

A poco que desvíes la mirada, te tropiezas con palabras de Matisse: “El color debe ser pensado, soñado, imaginado”. Este estudio de arte es un nido de mensajes subliminales. En una librería reposa una manada de “alienígenas cancerígenos”, así bautizó el artista a unos gusanos animados con ojos saltones. “Los hice cuando a mi padre le detectaron un cáncer. Son como simpáticos”, se encoge de hombros. “Si tú tienes un problema delante y te resistes a entenderlo, ese problema no desaparece. Si tú lo aceptas, se transforma”. 

'Art experiences'

Por el Gimnàs de les Arts se ha llegado a avistar hasta a un maestro jamonero. Dani organiza 'team buildings', 'art experiences' (marida cena, música y pintura), incluso ha pintado en vivo al ritmo de poemas cantados de Montserrat Abelló. 

La pintura –suele decir el artista- “es un trabajo silencioso, largo y complejo para llegar a explicar algo”. Al contemplar sus obras no sabes si estás mirando un paisaje o un estado de ánimo. Se ven parajes inciertos, ensoñaciones del subconsciente, equilibristas que atraviesan tempestades al óleo sobre cuerdas flojas. “Me gusta crear estados de ánimo”, confirma el artista. Hasta el 28 de mayo, expone sus 'Camins invisibles' en la galería El quadern robat (Còrsega, 267).  

Dani Berdala, entre algunas de las obras que cuelga en su estudio.

Dani Berdala, entre algunas de las obras que cuelgan en su estudio. / Zowy Voeten

¿Una moraleja que ni pintada? “Lo importante –puntualiza el 'coach'- es que salgas diferente”. Y sales por la puerta con tu futuro bajo el brazo, la sonrisa en expansión y las manos aún manchadas de pintura. “Voy a por tabaco”. 

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