Las consecuencias de la negociación presupuestaria

Los peores cinco días de Ernest Maragall

Tras presenciar cómo los presupuestos de Colau pasaban el trámite inicial pese al 'no’ de ERC, el concejal se ve obligado a tragarse su voto 120 horas después

Anuncia que facilitará la aprobación de las cuentas municipales y precisa que lo hace pese que sigue considerando que estas no son buenas para Barcelona

El líder de ERC en Barcelona, Ernest Maragall, en la plaza Reial

El líder de ERC en Barcelona, Ernest Maragall, en la plaza Reial / JORDI COTRINA

Toni Sust

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Ernest Maragall ha completado este lunes una especie de Tour de la Desgracia. Ha vivido los que probablemente sean sus peores cinco días al frente del grupo de ERC en el Ayuntamiento de Barcelona. Empezó estas 120 horas votando en contra del proyecto de presupuestos de Ada Colau para 2022. Las ha acabado anunciando que facilitará la aprobación de esas cuentas. El pacto entre los Comuns y el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, le ha obligado a rectificar. La imagen de su comparecencia en el Parlament, desandando lo andado, ha resultado impactante.

“Los comunes han sucursalizado Barcelona. Muy bien, tomamos nota”, ha declarado, recordando un tanto a aquel caballero negro de una película de Monty Python, ‘Los caballeros de la mesa cuadrada’, que sigue retando a sus rivales pese a resultar derrotado y desmembrado.

El republicano se muestra dispuesto a repetir como alcaldable en 2023, pero está semana no le ayudará mucho a reeditar la plaza

A las puertas del triunfo

Es cierto que Maragall ya vivió jornadas amargas antes de que empezara el mandato. Se quedó a las puertas de lograr la alcaldía de Barcelona tras las elecciones del 26 de mayo de 2019. Las ganó, por 5.000 votos, abriendo así la puerta a la posibilidad de un hecho histórico: que el hermano de un alcalde, y no cualquier alcalde, lo fuera después de él. Pero al final la situación inédita la protagonizó Ada Colau, al convertirse en la primera persona que se hacía con la vara de mando sin ganar las municipales, gracias a los tres votos recibidos por Manuel Valls, Eva Parera y Celestino Corbacho en la investidura de hace dos años y medio.

Todo apuntaba a que ERC en general y Maragall en particular reaccionarían airados ante esta situación, que no perdonarían lo sucedido a la exportavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). Que no le darían ni agua. Pero no fue así. Los republicanos se mostraron dispuestos a hacer una oposición constructiva al gobierno de Barcelona en Comú y el PSC.

Y no era el típico mensaje de boquilla: ERC se ha convertido en los dos años y medio que lleva el mandato en un socio externo estable con el que han acordado los temas más relevantes. Esquerra ha aprobado los presupuestos de Colau para 2020 y 2021, así como las ordenanzas. Han respaldado la conexión del tranvía, han pactado la recarga de la tasa turística. Le decía Messi al portugués Pepe en los Barça-Madrid de la era de Mourinho: “Sales en las fotos de todos los goles”, dando a entender que eran culpa suya. Maragall, en este caso en positivo, sale en todas las fotos de las grandes decisiones del mandato. Hasta que decidió que convenía tomar distancia.

Punto de inflexión

En mayo, Maragall anunció que a partir del ecuador del mandato ERC tomaría cierta distancia: “Manifestaremos con mayor intensidad nuestro desacuerdo y aumentaremos nuestra exigencia”. Pasadas las vacaciones de verano, el aviso se fue concretando. El pasado lunes, dos días antes de la votación en comisión del trámite inicial de los presupuestos municipales, declaró: “Votaremos 'No' con absoluta convicción y responsabilidad. El gobierno Colau-Collboni se lo ha ganado a pulso en estos dos años de incumplimientos, de menosprecio de los barrios y la ciudad y por la falta de proyecto y horizonte para Barcelona, que se afana por tenerlo". El paso del apoyo constante al ‘No’ resultaba un tanto brusco, pero tenía un punto de lógica, porque la abstención permitía a los presupuestos seguir su trámite, por lo que en la práctica era casi como votar a favor.

El miércoles cumplió su amenaza. Era un golpe considerable para el gobierno de ‘comuns’ y socialistas, que se veían abocados a prorrogar las cuentas, a intentar aprobarlas mediante una cuestión de confianza o a buscar nuevos socios. Pero el ataque resultó inocuo, porque Barcelona pel Canvi, con Eva Parera al frente –de nuevo los apoyos que hicieron alcaldesa a Colau- votaron a favor d las cuentas con el argumento de que así se permitía el debate y se podía intentar mejorar el proyecto antes de la votación definitiva, en diciembre.

El espectáculo se completaría si al final no hay acuerdo por los presupuestos de la Generalitat y ERC puede volver a votar 'No' a los municipales

Por si fuera poco, ese día Aragonès ya flirteaba con la idea de acordar los presupuestos de la Generalitat con los ‘comuns’, y voces de consistorio daban por hecho que si eso cuajaba, Maragall se habría precipitado y tendría que rectificar. Como ha sucedido.

Ahora, Maragall encara la situación derrotado por los compromisos de su partido, pese a que subraye que lo que prima es la estabilidad del Gobierno catalán. Ha dicho ya varias veces que quiere presentarse de nuevo en 2023, cuando tendrá 80 años. Se siente preparado para repetir. Pero esta semana no le ayudará mucho en ese empeño. Entretanto, el nombre de Ester Capella, ‘exconsellera’ y exconcejala en Barcelona, sigue sonando para las municipales que se celebrarán dentro de un año medio. En algunos círculos suena como número dos. En otros ya como alcaldable.

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