30 detenidos y 39 heridos

El macrobotellón toma la playa de Barcelona pese a los controles

Los Mossos y la Guardia Urbana blindan la estación de metro de la plaza de Espanya y la avenida de Maria Cristina pero hay otro macrobotellón en la playa del Bogatell

A las cinco de la madrugada más de un centenar de jóvenes saquean varios restaurantes de la playa, queman motocicletas y lanzan botellas de cristal a la policía

El macrobotellón toma la playa de Barcelona pese a los controles

Elisenda Colell

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Por tercera noche consecutiva, Barcelona ha vuelto a tener otro macrobotellón multitudinario pese a que el plan del Ayuntamiento era evitarlos a toda costa. Tras los graves incidentes de la noche de la madrugada del sábado, los Mossos y la Guardia Urbana blindaron la avenida de Maria Cristina y la plaza de Espanya, pero miles -30.000, según el ayuntamiento- de jóvenes venidos de toda Catalunya (desde Vic hasta Tarragona) montaron otra fiesta masiva en la playa del Bogatell que nadie detuvo. Al final de la noche, un centenar de jóvenes saqueó varios restaurantes de la zona causando graves desperfectos, lanzó con botellazos de cristal contra la policía y quemó una decena de motocicletas. El saldo: 30 detenidos y 39 heridos, 15 de ellos con pronóstico menos grave.

"Aquí no nos para nadie, hoy se vuelve a liar", avisaban Jordi y Àlex, dos jóvenes de 16 y 19 años en las escalinatas de la plaza de Espanya. Eran casi las diez de la noche, y los Mossos y la Guardia Urbana estaban bloqueando los accesos de la avenida de Maria Cristina para evitar otra fiesta masiva. Los jóvenes seguían con ganas de fiesta aunque la policía ya les había sustraído las dos botellas de alcohol que llevaban. Como ellos, decenas de adolescentes iban llegando hasta la plaza y se encontraban con el mismo panorama. Primero, se fueron reuniendo en el parque Joan Miró. A las 11, los Mossos desalojaron cerca de un centenar de jóvenes sin ningún incidente. El Whatsapp echaba humo. "¿Dónde vamos? ¡Hay poli por todos lados!".

"Hemos venido desde Vic porque hemos visto unos festivales aquí en Barcelona que flipas y queríamos estar", comentaban sentados en un banco de la calle de Tarragona. Charlaban mientras rellenaban unos vasos de plástico con vodka y refresco de limón. "Vamos echando la previa, fiesta habrá en algún sitio seguro", decían. Y como a muchos, a ellos también les llegó el aviso: "La fiesta es en el Bogatell". Apenas sabían cómo llegar, pero lo lograron.

Jóvenes encienden la luz de sus móviles durante el macrobotellón en Bogatell.

Jóvenes encienden la luz de sus móviles durante el macrobotellón en Bogatell. / Jordi Otix

Pasada la medianoche riadas de chicos y chicas no dejaban de llenar los accesos a la playa, desde el Port Olímpic hasta la Mar Bella. Dos kilómetros repletos de jóvenes bailando, charlando y bebiendo. "Estuvimos ayer en la plaza de Espanya y queríamos repetir", contaba Miri, una chica de 16 años de Barcelona. "No me gustan las peleas, lo que pasó ayer fue muy bestia y estoy súper en contra, pero esto no me va a quitar las ganas de salir de fiesta. No me voy a joder porque algunos hagan el 'mongolo'", añadía mientras se bebía un trago de ginebra. Algunas de sus amigas no dijeron a sus padres que estaban en la fiesta. Otras, sí. "Es que no hemos podido ir aún a una discoteca, nos han quitado la adolescencia", añadía Guillem, del mismo grupito. "De hecho esto es mucho mejor que una discoteca, es más barato. Lo que queremos es esto, antes hacíamos lo mismo con la excusa de un concierto", añadía otra amiga.

Destrozos en el restaurante Escamarlà, en el Bogatell.

Destrozos en el restaurante Escamarlà, en el Bogatell. / Jordi Otix

Y en general, esta fue la tónica de la noche. Altavoces al aire, los chicos y chicas enloquecían y gritaban al oír 'Pepas' del cantante Farruko. Otros charlaban, reían o se daban el primer beso. "Una amiga ya se ha liado con cinco", decía María, de 15 años. Valeria, estudiante de segundo de bachillerato que aspira a ser profesora, no veía tanto problema en el macrobotellón. "Mañana cumplo 17 años y estar aquí es un buen regalo. No hemos podido salir y es lo que nos gusta", comentaba. Dice que desde la pandemia del coronavirus no es la misma. "Dudo más de mí misma, tengo muchas inseguridades, la gente está más estresada, más agresiva", añadía.

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Saqueos y botellazos

Cerca de las tres de la madrugada, el ambiente fue decayendo. Empezaron las peleas y las amenazas los lanzamientos de botellas de cristal. Un grupo de unos 20 chavales encapuchados y vestidos de negro empezaron a robar a los presentes con mucha agresividad. Hubo patadas, palizas y muchos enfrentamientos. Los vehículos logotipados y los agentes uniformados de los antidisturbios estaban lejos de ser vistos.

Grupos de jóvenes en la calle Tarragona.

Grupos de jóvenes en la calle Tarragona. / Jordi Otix

Pasadas las cuatro de la madrugada, un centenar de jóvenes entraron a saquear varios restaurantes de la zona, como Ca la Nuri o el Escamarlà. Los responsables del segundo local vieron todo a varios metros de distancia, resguardados en una gasolinera donde estaban los antidisturbios de los Mossos. "Se llevaron todas las botellas de alcohol, las cajas registradoras, los ordenadores, rebentaron los cristales y todo lo que vieron. Pasé mucho miedo! Y eran chicos y chicas muy jóvenes que apenas se sostenían rectos", explicaba a las siete de la mañana Antonio Marco. Cerca de las cinco de la madrugada los Mossos trataron de desalojarlos. Fue entonces donde empezaron a quemar contenedores, una decena de motocicletas, rompieron una marquesina y a lanzaron botellas de cristal contra la policía.

Las ambulancias del Sistema d'Emergències Mèdiques fueron atendiendo heridos durante toda la noche. "Esto es lo habitual de un sábado en Barcelona, peleas e intoxicaciones de alcohol. Nada que ver con lo del viernes en plaza de Espanya, que veíamos cuchillazos limpios y sangre sin parar", contaba un sanitario. Una de las chicas que fue atendida por haber bebido demasiado tenía 14 años.

De hecho, los médicos fueron los únicos uniformados que entraron a la arena de la fiesta. "Aun así ha sido complicado, nos lanzan de todo cuando entramos, no logro comprenderlo, si venimos a ayudar", explicaba el sanitario. "Se ha liado como siempre porque hemos actuado tarde y mal, al principio de la noche se podía haber controlado, pero se ha ido muy tarde", reflexionaba por la mañana un agente de la Urbana.

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