NOVEDAD EDITORIAL

La Barcelona de la especulación inmobiliaria al desnudo

Andreu Merino analiza en 'La ciutat sense veïns' el origen de la dificultad al acceso a la vivienda en la capital

El periodista huye de recrearse en los dramas personales de los desahuciados y apunta a la maquinaria que los provoca

Andreu Merino

Andreu Merino / RICARD CUGAT

Helena López

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Si hay algo que se le puede y debe agradecer al periodista Andreu Merino es la honestidad con la que ha escrito ‘La ciutat sense veïns, víctimes i botxins a la Barcelona de l’especulació immobiliària’ (Saldonar, 2021), escrito a cara descubierta desde la primera hasta la última página (la cuidada portada está ilustrada con la imagen de cuatro buitres con las alas abiertas). Un posicionamiento claro que acompaña de infinidad de datos, leyes, decretos, normas, tratados internaciones y sentencias, con un objetivo claro: explicar cómo hemos llegado hasta aquí, mirando siempre hacia arriba para señalar "quién hace girar la rueda de la especulación en la ciudad". "Si cada día sale gente en los medios explicando sus desgracias; que les están a punto de echar de casa o que ya les han echado, es, primero, porque hay alguien que es la parte activa, que hace que eso suceda y, después, porque hay jueces, poderes políticos, etcétera, que, o van de la mano de los especuladores, o no hacen todo lo que tendrían que hacer para garantizar el derecho a la vivienda", resume.

Para situar al lector, el libro empieza con la descripción de un encuentro en una importante inmobiliaria. Su CEO recibe al periodista en sus oficinas prefabricadas, donde le dice cosas como que la gente se tiene que meter en la cabeza que vivir aquí no quiere decir solo hacerlo en la ciudad; que "vivir en Barcelona también quiere decir vivir en Badalona o Terrassa; es muy relativo que la gente tenga derecho a vivir en un espacio concreto". Palabras que no son nuevas, han sido el mantra del sector durante la últimos años, pero que ayudan a entender el funcionamiento (y la lógica) de esa Barcelona de la especulación que diseccionada por el autor.

"A veces parece que tratemos a los jueces como si fueran más divinos que humanos, pero tienen una parte importante de responsabilidad en este asunto"

Una de las virtudes del volumen es que no se recrea en los dramas humanos de gente que ha sido expulsada de sus casas, lo que no significa que no sea sensible a ellas y les de voz. Pero su empeño no es insistir en las consecuencias -20.375 desahucios entre 2013 y 2020 en Barcelona-, sino señalar las causas. Para ello toma como punto de partida la crisis de 2008, y como España –alentada por Europa- optó por ‘salir de ella’ "poniéndole la alfombra roja a los fondos de inversión, con leyes como la que regula las socimi, exentas de pagar el impuesto de sociedades y con un 95% de bonificación en el de transmisión patrimonial". Merino incide también en el papel de los jueces a la hora de interpretar las leyes. “A veces parece que tratemos a los jueces como si fueran más divinos que humanos y tienen una responsabilidad importante en este asunto”, opina el periodista. "No se cuestionan las decisiones de los jueces en cuestiones de la vivienda, como en otros temas sí. En vivienda parece que si hay una orden judicial está todo justificado", reflexiona Merino quien, si se trata de repartir responsabilidades, tiene claro que la "la primera responsabilidad de la especulación es de quien especula". "No hay una especulación involuntaria", bromea.  

Historia de la respuesta organizada

Otra de las cuestiones que aborda el libro es la historia reciente del movimiento en defensa de la vivienda en la ciudad; a ojos del periodista (no demasiado optimista en cuanto al futuro como queda claro en el ejercicio de periodismo ficción futurista que cierra el libro), “casi la única buena noticia”. La esperanza que generan las personas organizadas para evitar el desahucio de su vecino, pero no solo. También para negociar renovaciones de contrato o condiciones asumibles en los alquileres, estas últimas cuestiones, razón de ser del Sindicat de Llogateres, colectivo que ha logrado un protagonismo central en los últimos años; tanto en lo que se refiere a la presión hacia las administraciones públicas como hacia los administradores de fincas.

Pese a reflexiones como que, tras 12 años picando piedra, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) no ha logrado aún su reivindicación de mínimos: parar todos los desahucios de familias vulnerables, Merino retrata cómo el movimiento se ha ido extiendo por los barrios, con redes de apoyo imprescindibles para afrontar la emergencia. Un movimiento que es diverso y que el periodista ha intentado reflejar en su complejidad. De la PAH o 500x20 a los más jóvenes sindicatos de vivienda de los barrios, muchos de ellos nacidos en el marco de “una apuesta de la izquierda independentista que potencia el movimiento”, cuyas dinámicas han generado tensión en algunos territorios.

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