La calidad del aire en la capital catalana

El desplome del transporte público dispara el riesgo de contaminación en Barcelona

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Michele Catanzaro

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Un mes y medio después de la vuelta de vacaciones, el tráfico y la contaminación siguen ligeramente por debajo de lo habitual en estas fechas en Barcelona. Sin embargo, la noticia no resulta tan buena como parece. Los coches ya están en niveles cercanos a los anteriores al confinamiento, aunque muchos empleados siguen teletrabajando y otros están en ERTE o en el paro, por la crisis del covid-19. Por otra parte, el transporte público no levanta cabeza: está en un 60% de su uso anterior a la crisis.

Esa caída no se explica solo con la reducción general de movilidad en tiempos de pandemia, ni con la falta de turistas. Lo más probable es que una parte importante de usuarios del transporte público haya decidido pasarse al vehículo privado por miedo al contagio. Si esa opción se mantiene y a la vez la economía se recupera poco a poco, el uso del coche podría dispararse, y con ello la contaminación.

Por ello, los expertos piden más medidas para desincentivar el uso del vehículo privado. A la vez, reclaman a las empresas que se pongan a redactar planes de desplazamiento (con horarios escalonados y premios a la movilidad sostenible) que incentiven a los empleados a acudir al trabajo en transporte público.

Menos NO2 del habitual

La contaminación por NO2 (dióxido de nitrógeno) alcanzó los 38,7 microgramos por metro cúbico en septiembre, según los datos de dos estaciones emplazadas en calles transitadas de Barcelona, que miden ese gas representativo de los varios emitidos por los coches. Esos datos son analizados mensualmente por Miquel Ortega, responsable del blog Contaminació Barcelona.

El NO2 registrado creció con respecto al del último mes laborable, julio (31,8). Sin embargo, fue inferior al registrado el año pasado en septiembre (46,2). Asimismo, la ciudad sigue por debajo del nivel anual de NO2 que la OMS considera peligroso (40). El promedio de los últimos 12 meses está en 35,1 en las calles transitadas, gracias a la contribución de los meses de confinamiento. De una vez, Barcelona podría acabar el año dentro de los límites saludables.

En la semana de la vuelta al colegio se registró un pico de contaminación (57), pero eso se debió sobre todo al buen tiempo que hizo, que dificultó la dispersión de los gases, explica Ortega.

¿Fuga hacia el coche?

El comportamiento de la polución se acompasó con el del tráfico de coches, como es natural. La movilidad general sigue un 25% debajo de los niveles de febrero, según datos de móviles monitorizados por el Ministerio de Transporte. Sin embargo, el coche está entre un 7 y un 10% por debajo de los niveles preconfinamiento, mientras el transporte público está en un 43% menos.

No hay estudios que afirmen que el transporte público sea un factor de riesgo

"La caída de la movilidad se debe probablemente a los ERTE y a que parte de la actividad económica que antes se llevaba a cabo presencialmente ahora se hace a domicilio. En cuanto al transporte público, su caída se debe al miedo, aunque hay estudios que dicen que no es un factor de riesgo", afirma Ortega.

El crecimiento de la bicicleta -el único medio que supera los niveles anteriores a la crisis- no absorbe los fugados del transporte público, entonces lo más probable es que estos se hayan subido al coche. De momento, no hay estudios públicos que permitan cuantificar cuantos, pero diversos expertos apuestan que podrían explicar la mitad de la caída del transporte colectivo.

"El transporte público se está ofreciendo al 100% o más. Pero el número de usuarios está casi en la mitad. El déficit se puede incrementar fuertemente y eso puede acabar afectando incluso a la plantilla", afirma José Manuel Jurado, responsable de sostenibilidad de Comisiones Obreras en Catalunya.

Sin visos de mejora

La tendencia a recuperar niveles de contaminación inferiores, pero cercanos a los niveles precrisis, es parecida a la que ocurre en diversas ciudades del mundo, según datos recopilados por 'The Economist'. Ese medio también detectó un desplome del transporte público en China, después del primer pico de la epidemia. "De momento, no vemos el cambio de paradigma en la movilidad que algunos esperaban de esta crisis", comenta Ortega.

Tampoco hay visos de mejora. "Octubre, noviembre y diciembre suelen ser meses malos para la contaminación. No me espero una hecatombe, porque es difícil que haya una recuperación económica inmediata. Sin embargo, creo que vamos a superar el nivel de la OMS en promedio mensual", afirma Ortega.

"Nuestra predicción es que tardaremos un año en tener el número de desplazamientos en transporte público anterior a la crisis. Cada semana incrementamos un 10% con respecto a la anterior", afirma Rosa Alarcón, concejala de movilidad del Ayuntamiento de Barcelona.

Los expertos piden restar espacio al coche

La concejala de movilidad del Ayuntamiento de Barcelona, Rosa Alarcón, confía en los efectos beneficiosos en la contaminación de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE), a medida que se acaben las moratorias para algunos vehículos contaminantes. Sin embargo, el experto Miquel Ortega cree que el efecto será mayor, ya que los vehículos en moratoria no superan el 2% del total.

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