ÉRASE UNA VEZ EN EL BARRIO... FORT PIENC (35)

Encuentros en el paseo de Sant Joan

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Helena López

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Anna Tristan los llama encuentros. "Es que no son manifestaciones, nos reunimos en el paseo de Sant Joan y los sanitarios nos ponen al día de la situación", explica esta vecina del Fort Pienc desde que tenía seis años. Hoy tiene 68, dos hijos y cuatro nietos. La situación de la que informan los sanitarios <strong>todos los miércoles a las dos del mediodía </strong>frente al <strong>CAP Passeig de Sant Joan,</strong> arropados por vecinos como Anna y su marido, es, entre otras cosas, cómo avanza el futuro CAP Fort Pienc, comprometido desde el año 2008 en el pacto de ciudad (igual que el <strong>CAP Raval Nord </strong>el CAP Gòtic Un CAP, el del Fort Pienc, que debe levantarse en Gran Via con Nàpols (a diferencia de los otros dos este tenía la ubicación final clara desde el principio), donde el famoso Bingo Billares, y del que todavía no se ha puesto la primera piedra, ni se la espera en tiempo, ya que los terrenos están en litigio.

Anna, secretaria de dirección jubilada, procura no fallar ningún miércoles. "Es de justicia, lo que están pidiendo los sanitarios", afirma esta vecina, quien recuerda que cuando sus hijos eran pequeños en el CAP "había hasta pediatra". Un lujo. El CAP al que se refiere es el CAP Carles I, su ambulatorio desde que era niña, centro de salud que cerró el primer día de la declaración del estado de alarma porque tenía a una tercera parte del personal confinado por ser sospechoso de positivo y que no volvió a abrir por sus deficiencias en el sistema de ventilación. Sus siete médicos, seis enfermeros y el personal de administración se han trasladado junto a los 10.000 pacientes al CAP Passeig de Sant Joan, donde ya se atendía a 18.000 pacientes. En realidad ambos centros era un solo equipo en dos locales por una cuestión de falta de espacios, que debían unirse en el futuro CAP Fort Pienc. No ahora ni estas condiciones. Ahora no solo no tienen el prometido edificio definitivo, sino que se han juntado los 28.000 pacientes en un solo espacio en plena pandemia. 

Un día hubo hasta pediatra...

Si Anna tiene claro que en el recién cerrado CAP Carles I un día hubo pediatra es porque lo vivió de forma intensa y guarda un muy buen recuerdo. Uno de sus hijos enfermó de muy pequeño y, tras llevarlo a varios sitios, fue el pediatra del ambulatorio el que logró dar con la tecla. "Nos ayudó muchísimo, es algo que jamás hemos olvidado", señala.

El principal problema que Anna ve al cierre de Carles I es la gente mayor. Mucha en esa zona del barrio. "Ir hasta el CAP Passeig Sant Joan para una persona joven y sana no supone demasiado, pero para una persona mayor, sí", asegura. Lo confirma Alba Martínez, médica de cabecera del Carles I, quien ha tenido que pasar a atención domiciliaria a personas que hasta ahora se desplazaban al CAP, pero a las que la nueva distancia se lo imposibilita, con la pérdida de autonomía que eso supone.  

"Para mí ha sido un golpe muy duro, la verdad", confiesa al teléfono Teresa Franco. A sus 90 años, esta paciente de la doctora Martínez explica que ella en el CAP Carles I se sentía "como en casa" y su cierre ha sido un jarro de agua fría. "Allí eran todos muy amables. Me sentía como en casa y estaba como quien dice a un paso de mi casa. Ir hasta el otro CAP supondría coger un taxi para ir y otro para volver y las posibilidades económicas no están", señala Teresa, quien solo tiene buenas palabras para su doctora. "La llamo y ella viene a casa en cuánto puede, pero tampoco es eso. A mí me sabe mal que tenga que venir hasta aquí, preferiría ir yo y no molestarla, pero al cerrar el CAP nos han dejado sin alternativa", concluye. 

"Ha sido un golpe muy duro. Ir al nuevo CAP, donde está, supondría un taxi de ida y otro de vuelta y las posibilidades económicas no están"

Teresa Franco

— Paciente de 90 años

La doctora Martínez, es una de las promotoras de los "encuentros" de los que habla Anna. "Hace ocho años que entré a trabajar aquí y cuando llegué, ya me enseñaron el solar de la Gran Via y me explicaron que aquí estaría el nuevo CAP", recuerda. Algún día se dijo y publicó que estaría acabado en el 2020.

También se les dijo, después de mucho pelear, que el 15 de octubre estarían listos los barracones provisionales para acoger la ampliación del CAP en los terrenos cedidos por el ayuntamiento en la calle de Ali Bei. Una fecha que aún no se ha incumplido (faltan dos semanas) pero que la doctora Martínez ve más que improbable ya que hasta este miércoles no habían movido una hoja en el solar. "El edificio provisional en Ali Bei fue una pequeña victoria. Somos un solo equipo y no queríamos estar separados, algo además muy importante para afrontar lo que nos viene y poder disponer de un canal limpio y un canal sucio. Pero el edificio lo necesitamos ya. En el CAP Passeig Sant Joan hay 15 consultas útiles para 40 sanitarios", resume.

Esther Viñeta es vecina del barrio desde hace una década y paciente de la doctora Martínez. "Ha sido muy bonito, porque la movilización ha hecho que establezca una relación distinta entre médicos y pacientes, al encontrarnos fuera de la consulta y luchar por algo común", explica la vecina, quien se enteró de lo que pasaba cuando un día, volviendo de comprar, se econtró a los sanitarios cortando el paseo de Sant Joan con sus batas blancas. Se acercó, vio a su doctora sosteniendo una pancarta e hizo un click. "Si ellos se mueven, nosotros también debemos hacerlo", pensó.