La suspensión del desalojo del Bloc Llavors da aire a las familias que okupan

Esperanza y tranquilidad son dos de las palabras más repetidas en los grupos de defensa de la vivienda durante las últimas 24 horas. Dos palabras que describen el sentimiento que queda tras la euforia desatada la tarde del viernes. Una euforia provocada por la suspensión en los juzgados del desahucio de las seis familias que viven en el conocido como Bloc Llavors, en el Poble Sec, referente de resistencia. La jueza, en aplicación del recentísimo decreto 17/2019, que reconoce los derechos de las familias vulnerables que viven en precario en viviendas de bancos, grandes propietarios o fondos de inversión, no solo paraba el macrodesahucio previsto para este lunes, sino que recordaba a la propiedad, Vauras Investment, su obligación de ofrecer un alquiler social a las familias que allí habitan. "El caso del Bloc Llavors sienta precedente. Genera jurisprudencia. El 90% de los casos que nos llegan al Sindicat de barri del Poble Sec son de familias que ocupan pisos de grandes fondos; familias que hoy tienen más esperanza, que ven más cerca la posibilidad de regularizar su situación; a nadie le gusta vivir en precario", apunta Sílvia, portavoz del sindicato.

Aunque este es el más mediático porque son seis familias en un solo bloque (y por la tenacidad del vecindario, resistiendo a dos intentos de desahucio acompañados de un gran despliegue policial), no es el único desalojo que el nuevo decreto de la Generalitat para garantizar el derecho a la vivienda, que amplia la peleadísima ley 24/2015 (fruto de un incasable trabajo de los movimientos por la vivienda). Para este mismo lunes, en Ciutat Vella había previstos otros 13 desahucios, ocho de los cuales han sido suspendidos también en los juzgados en una mezcla de presión vecinal y mediación municipal, tres de ellos también en aplicación del nuevo decreto.

"El caso de Llavors sienta un precedente muy muy muy importante. En todas las asambleas tenemos varios casos que entran en el decreto, ya que en los últimos años la política de alternativa habitacional que ofrecíamos los movimientos por la vivienda era siempre en pisos propiedad de este tipo de fondos", añade Martí Cusó, miembro de Resistim al Gòtic.