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El comercio de las zonas turísticas de Barcelona pide abrir más domingos

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Patricia Castán

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Algún barcelonés conoce de memoria los domingos de apertura comercial en Barcelona? Si muchos residentes se hacen un lío, imaginen los turistas, a los cuales se dirigían precisamente los horarios especiales en festivo para las zonas turísticas. Con este argumento, una de las grandes entidades comerciales de a ciudad, Barcelona Oberta -integrada por los ejes más céntricos y concurridos- ha vuelto a poner sobre la mesa el debate sobre las aperturas en festivo, para que el nuevo equipo de gobierno municipal las reconsidere y amplíe hasta los seis meses de libertad horaria al año. Como ya sucedió hace seis años, cuando el tema levantó ríos de tinta y discusión, la otra gran asociación local, la Fundació Barcelona Comerç, que integra a los barrios, es contraria a la medida. Prefiere no tocar nada o en todo caso, con criterios muy distintos a la primera.

Han pasado tres años desde que el ayuntamiento pactó con estas entidades así como con gremios, grandes distribuidores, empresarios, sindicatos y demás actores del sector una medida suave en un doble contexto: la reivindicación del comercio del centro de liberalizar horarios, y la ley estatal que daba vía libre a los municipios turísticos. 

"«Abrir algunos domingos de mayo y octubre confunde al turista y es un desastre. Pedimos seis meses seguidos»"

Gabriel Jené

Los domingos acordados se debían sumar a los 10 festivos anuales que fija la Generalitat y que ajusta parcialmente cada municipio en función de sus fechas estratégicas de ventas. Barcelona, por su carácter turístico, optó por implementar otros cinco en las zonas más visitadas, que tras varias pruebas previas se determinó situar siempre entre el 5 y 24 de mayo y entre el 1 y 14 de octubre, en horario de 12.00 a 20.00 horas

Lo que sucede es que al caer esos domingos de forma distinta cada año y ser pocos, opinan, ni empresarios ni vendedores ni hoteleros que prescriben 'shopping' a los turistas ven clara la difusión de las fechas. "Para nosotros el balance de estos tres años ha sido desastroso", señala Gabriel Jené, presidente de Barcelona Oberta, que alinea a asociaciones como Barnacentre, Pelai, paseo de Gràcia, el Born, Rambla Catalunya y otras muchas. "La gente no se enteraba y si el horario no funciona, el grado de apertura es desigual". Y cuanto menos tiendas abran, menos atractiva es la oferta, en un bucle. Una reciente sentencia en Andalucía contraria a las limitaciones les ha motivado a retomar su lucha.

Este colectivo considera que abrir más festivos en el centro no perjudicaría al comercio de barrio porque la iniciativa se dirige al turista y no al barcelonés, que no tiene ese hábito y los domingos se dedica a otras prioridades. Jené opina que en el actual auge de los viajes de compras y teniendo en cuenta el creciente peso de la compra por internet, Barcelona "debe aprovechar la oportunidad de negocio que ofrece el turista" que viene a la ciudad.

Desde Semana Santa

Tras estudiar con detenimiento el calendario y las fechas más convenientes al respecto, su petición al nuevo ayuntamiento -sea cual sea la alineación final- es la apertura libre y continuada los festivos entre la Semana Santa y primeros de noviembre. El resto de meses hay menos viajeros y no lo consideran rentable. "Hay que dar un calendario amplio y claro para que funcione", añade Luis Sans, en paseo de Gràcia.

De la misma opinión en cuanto a fechas es lógicamente la patronal de las grandes empresas de distribución, ANGED, cuyo delegado en Catalunya, Ramon Nogareda, cree que la actual fórmula ha generado "mucha confusión" y se suma también a la disparidad horaria entre verano e invierno, y a las variaciones en cada municipio. "Estamos claramente a favor de liberalizar", agrega.

"«No queremos aumentar los festivos. El cliente local podría cambiar de hábitos, en contra de los barrios»"

Salvador Vendrell

Desde los barrios, el comercio tradicional -como los sindicatos- no está de acuerdo en ampliar esos horizontes en el calendario, representado tanto desde asociaciones como en el Consell de Gremis. La conciliación familiar fue el principal argumento de la Fundació Barcelona Comerç hace unos años, que consintió esos cinco festivos en señal de tregua sectorial y pensando que serían inocuos para el cliente barcelonés. No obstante, su presidente, Salva Vendrell, destaca ahora que con una continuidad de seis meses es probable que la demanda interna (local) se desviase a comprar los domingos, lo que preocupa al pequeño comercio.

La fundación, en caso de cambios, solo consideraría concentrarlos en fechas muy punta de ventas para ellos (en torno a la Navidad, de noviembre a la primera quincena de enero) o, siguiendo los flujos turísticos, en pleno agosto. Pero en los negocios del centro piensan que el comprador de más poder adquisitivo llega en primavera y principios de otoño, mientras que el de agosto es más de playa y ocio.

Vendrell sí es crítico con la diversidad de horarios entre verano (cuando se puede cerrar a las 22.00 ) e invierno (21.00). Y puntualiza que de haber ajustes en el calendario y a tenor de que Barcelona es turística, los horarios no deberían solo vincularse a unas determinadas zonas sino abrir los actuales límites territoriales.

El ayuntamiento replica que solo un 25% abren ahora

El acuerdo sobre horarios turísticos y la delimitación de zonas fue uno de los primeros partos económicos del mandato de Colau. El <strong>concejal de Comercio Agustí Colom</strong> recuerda que el resultado fue fruto de una larga y dura negociación sectorial, y pese a las incógnitas sobre el nuevo mandato, replica con datos a las nuevas demandas del sector comercial más liberal. "Los estudios que hacemos esos domingos muestran que en promedio solo abre abre una cuarta parte de los negocios de las zonas que pueden hacerlo". El edil en funciones mantiene que los comerciantes conocen muy bien su calendario y que el cliente que quiere puede acceder a los horarios incluso desde Google.