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Caen los 'Bonnie and Clyde' del Besòs, responsables de una ola de tirones en Barcelona

Bonnie and Clyde

Bonnie and Clyde

Rafa Julve / Guillem Sànchez

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Bonnie Parker y Clyde Barrow causaron pavor en Texas (EEUU) allá por los años 30 liderando una banda de delincuentes que asaltaron bancos, gasolineras y otros comercios. Sus fechorías y su historia de amor han sido llevadas al cine en varias ocasiones, otorgándoles un papel de Romeo y Julieta rebeldes con un toque de Robin Hood y lady Marian que nada tiene que ver con la imagen que tienen en el barrio del Besòs de Barcelona de J. H. T. y L. K. R., un treintañero y su 'socia' de la misma edad que llevaban meses robando a vecinos (y vecinas mayores) mediante el método del tirón. Hasta que la Guardia Urbana los detuvo el pasado 14 de enero y después fueron encarcelados.

Desde el pasado mes de septiembre Urbana y Mossos d'Esquadra habían detectado un incremento considerable de los robos con violencia en los barrios de La Verneda, La Pau y el Besòs. En ese periodo se registraron aproximadamente unos 60 robos mediante la técnica del tirón y un buen puñado de sustracciones de motocicletas, la mayoría tipo 'scooter', que posteriormente eran empleadas para cometer el delito. Esto obligó a reforzar los recursos -incluida una amplia vigilancia de agentes de paisano- y a redoblar los esfuerzos para dar con los malhechores. Estuvieron a punto de detenerlos en más de una ocasión, pero para darse a la fuga "no dudaban en subirse a la acera y en poner en serio riesgo de atropello a los ciudadanos", aclaran fuentes policiales. 

 J. H. T. y L. K. R. estaban detrás de este incremento de 'tirones'. Por ahora, los dos ladrones descansan entre barrotes (como le tocó a Clyde durante alguna temporada) a la espera de juicio. Están imputados por dos robos violentos y el hurto de un vehículo de motor, además de otros cuatro robos con violencia que han podido imputarles los Mossos gracias a reconocimientos fotográficos. Sin embargo, fuentes policiales sospechan que estos delitos son solo la punta del iceberg y que la pareja arrastra en realidad un centenar de hechos, entre robos de motos, tirones y lesiones. La Unitat de Investigació del distrito de Sant Martí de los Mossos sigue trabajando para concluir hasta dónde puede ascender la cifra total de robos. 

Las 'scooter' las arrancaban con la barilla del depósito del aceite. Hay alguna moto que incluso robaron en más de una ocasión. Cuando la pareja estaba especialmente motivada, podía dar 4 o 5 palos en un día. Desde su arresto, los 'tirones' han caído en picado en unos vecindarios en los que había crecido la sensación de inseguridad. 

El modus operandi

Los relatos más románticos y complacientes con Bonnie y Clyde los retrataban como dos jóvenes enfrentados a un sistema corrupto que jamás disparaban a nadie mientras tuvieran una vía de escape (aunque a Clyde se le atribuyen al menos 10 muertes). En el caso de la pareja de ladrones del Besòs, en cambio,  actuaba con violencia, tanto con sus víctimas como con la policía.

Su modus operandi era el siguiente: los dos iban montados en una moto que generalmente habían robado antes (nada de coches como Bonnie and Clyde) e iban circulando por la calle hasta que detectaban a un incauto peatón. Entonces, el que iba de paquete bajaba del vehículo y usando la violencia arrebataba a sus víctimas bolsos, teléfonos móviles, joyas y cualquier otro objeto de valor. Para apropiarse del botín, podían incluso subir con la moto sobre la acera. Desde la moto, tiraban con tanta fuerza que algunas personas caían al suelo y eran arrastradas unos metros. Hay ancianas -también ellas se cuentan entre los afectados- que sufrieron lesiones de gravedad, como fracturas en la cadera o la clavícula.  

El día en que fueron arrestados iban montados en una Honda de color azul oscuro circulando de forma negligente por la rambla de Prim con la Gran Via en sentido descendente, lo que llamó la atención de una patrulla con un vehículo sin logotipar. Tras comprobar que ese vehículo había protagonizado un robo, se organizó un seguimiento a distancia con otras patrullas hasta que en el cruce de Alfons el Magnànim con Cristòfol de Moura se procedió a la detención. Que no resultó nada fácil. Uno de los agentes incluso interpuso su cuerpo ante la moto, asumiendo el peligro de ser arrollado. 

Los Bonnie y Clyde cutres del Besòs no se resistieron a balazos como los originales, aunque ella intentó arrebatarle la pistola a un agente durante el forcejeo del arresto. También amenazaron de muerte a los guardias urbanos, les insultaron, les escupieron, trataron de atemorizarles gritando que tenían enfermedades infecciosas como el sida e intentaron autolesionarse, lo que obligó a los policías a activar el protocolo para inmovilizarlos de pies y manos. Afortunadamente, este capítulo de las andanzas de ambos delincuentes no ha acabado como la historia de la pareja estadounidense. No es cuestión de hacer 'spoiler', pero la película no acabó bien.