reurbanización de una arteria de Barcelona

La nueva Rambla tendrá solo un carril de bajada y otro de subida

Recreación por ordenador de cómo quedará la Rambla a la altura de las calles del Carme y Portaferrissa, según el proyecto del Ayuntamiento de Barcelona.

Recreación por ordenador de cómo quedará la Rambla a la altura de las calles del Carme y Portaferrissa, según el proyecto del Ayuntamiento de Barcelona. / AYUNTAMIENTO DE BARCELONA

Toni Sust

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La nueva Rambla de Barcelona, cuya reforma se iniciará entre finales del 2019 y principios del 2020, incrementará considerablemente el espacio a disposición del peatón, si bien no se dará una peatonalización completa: no se eliminará el tráfico, aunque se reducirá. El paseo contará con un solo carril de bajada y otro de subida por el que seguirán pasando autobuses. Dicho a la bruto, media supermanzana.

Estos son algunos de los rasgos del anteproyecto de reurbanización presentado este viernes en el Liceu por la teniente de alcalde de urbanismo, Janet Sanz, la concejala de Ciutat Vella, Gala Pin, e Itziar González, antecesora de Pin al frente del distrito y cabeza visible de Km-ZERO, el equipo ganador del concurso

Las obras supondrán una inversión de 35,6 millones de euros y se harán en cinco tramos, empezando por la parte baja de la Rambla y subiendo: Colón-Santa Madrona; Santa Madrona-Arc del Teatre; Arc del Teatre-Estació Liceu; Estació Liceu-Portaferrissa, y Portaferrissa-Canaletes. Se calcula que cada tramo supondrá un año y medio de trabajo, lo que suma un calendario total de reforma de siete años y medio, es decir, que si todo va bien el paseo estaría remodelado en el 2028 aproximadamente. "Queremos una Rambla más cultural y que se abra definitivamente al mar", ha subrayado Sanz tras elogiar el proceso de participación que ha acompañado a la redacción del proyecto. 

Carga y descarga

El carril único de circulación tendrá 3,5 metros de ancho y las aceras laterales, 3 metros como mínimo. No habrá plataforma única: la acera del tramo central y las de los laterales tendrán 12 y 8 centímetros de alto, respectivamente. Además del carril único para cada sentido, habrá un espacio de servicio de 2,80 metros, para carga y descarga. Será reversible, lo que permitirá ganar espacio para el peatón durante la mayor parte del día, con un horario restringido para la distribución de mercancías. Actualmente, un amplio tramo de subida de la Rambla ya cuenta con un solo carril y restricción horaria para los vehículos privados. 

Tres zonas concretas serán configuradas como espacios ‘plaza’, los principales puntos de cruce entre el barrio Gòtic y el del Raval. Empezando por arriba, el primero será el espacio Moja-Betlem, que se encuentra entre el Palau Moja y la iglesia de Betlem. El segundo, el de Pla de l’Os-Liceu, es el que delimitan el cruce de las calles de Cardenal Casañas y la Boqueria, por un lado, y las de Hospital y Sant Pau por el otro. El tercero, el Pla del Teatro-Teatro Principal, es el que se encuentra entre el teatro y el espacio en el que está el monumento a Pitarra.

El anteproyecto prevé la instalación de un espacio acogedor en el ámbito de Colón y Drassanes, en el que de 10 bancos se pasará a 34 y de 64 sillas a 113. El plan contempla dos zonas verdes con agrupación de árboles en el mismo espacio.

Nuevo pavimento

Se plantea la sustitución total del pavimento actual por uno de pieza de formato pequeño, aunque habrá piezas especiales en tramos singulares. Los quioscos de flores estarán concentrados en el ámbito de Rambla de les Flors-Josep, en el  que no habrá quioscos de prensa. Como los quioscos, las terrazas se colocarán entre árboles, en dos filas de mesas con cuatro sillas cada una.

El autobús sigue en la Rambla

Que el transporte público se mantenga en la Rambla responde a la necesidad de no colapsar una zona por aliviar esta. Ciutat Vella rompe al sur la configuración del Eixample como Gràcia lo hace al norte. El transporte público de superficie ha salvado como ha podido la llegada hasta el mar. Básicamente, se ha conseguido a través de Via Laietana, Rambla y Paral·lel, aunque también por el más lejano paseo de Picasso.

A nadie se le escapa que Itziar González hubiera querido un paseo sin autobuses. TMB parece haber ganado la partida a la filosofía de las supermanzanas. Además por ahí pasa una línea de la nueva red de bus (el V13), y eso son palabras mayores, porque hablamos de uno de los planes estrella del mandato. Hacerlo subir por Via Laietana lo haría coincidir con otras dos, la V17 y la V15, lo que haría colapsar el carril bus. Si se optara por Paral·lel o Picasso, la vuelta sería de aúpa y el bus perdería ese sello de servicio de altas prestaciones que el consistorio asocia a estas 28 líneas.

En todo caso, algunas incógnitas no se despejarán hasta que avance el proceso. No se ha dado respuesta, por ejemplo, a si los vehículos privados quedarán vetados en la Rambla cuando se haya completado su reforma. La realidad los vetará, sin duda, porque con si con dos carriles ya resulta un relativo infierno adentrarse en coche, y en menor medida pero también en moto, cuando el paseo solo disponga de uno la complicación será máxima.

'Slow Rambla'

González ha hecho una larga exposición en la que ha explicado que la motivación del trabajo hecho para alumbrar las grandes líneas de la remodelación apuntan a diseñar lo que ha definido como ‘slow Rambla’, una vía en la que los ciudadanos puedan encontrarse, descansar. Un lugar al que se pueda acudir sin sufrir aglomeraciones. La verdad es que ese reto resulta interesante, pero a la par más que complejo: los periodistas que acudieron a la presentación del proyecto después de escuchar las protestas de restauradores y vendedores de prensa en un hotel de la calle de Pintor Fortuny invirtieron un tiempo considerable en recorrer un trecho no muy largo: como todo barcelonés que trate de deambular por la Rambla, tuvieron que esquivar cientos de turistas por metro cuadrado.

Restauradores y vendedores de prensa denuncian la posible reducción de terrazas y quioscos

Representantes de los restauradores y los vendedores de prensa se han mostrado este viernes contrarios a la reforma de la Rambla que prevé el ayuntamiento, que según el director del Gremi de Restauració, <strong>Roger Pallarols</strong>, amenaza con eliminar 100 de las 400 mesas y cuatro de los 11 quiscos que hay actualmente.