Balance anual de una entidad social vinculada a la Iglesia

Salvados in extremis

Una familia de Badalona que estaba a punto de quedarse en la calle por el impago de la hipoteca logra mantener su piso gracias a la mediación de Cáritas

Manuel Reyes, el lunes, en su piso de Sant Roc.

Manuel Reyes, el lunes, en su piso de Sant Roc.

R. M. S.
BARCELONA

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Tres familias acuden cada día a Cáritas para evitar un desahucio inminente. Desde que el pasado 12 septiembre la oenegé abrió una oficina específica para ello, ha recibido 303 casos, 68 de los cuales ya se han resuelto de manera satisfactoria. Uno de estos últimos es el de Manuel Reyes, un badalonés de 37 años que aún no se cree que podrá seguir viviendo en su piso de Sant Roc con su mujer y sus cuatro hijos. Una humilde vivienda que compró hace 12 años y cuya hipoteca no pudo seguir pagando tras quedarse sin ingresos, lo que les abocaba a la calle este domingo, cuando tenían que dejarla.

Reyes conoció este nuevo servicio de Cáritas a través de otros vecinos del barrio que, cuenta, viven situaciones muy parecidas.«He sentido mucha vergüenza. Nunca me había faltado nada ni había pedido nada a nadie», reconoce este hombre que hasta hace unos meses llevaba sin dejar de trabajar desde los 12 años. La crisis de la construcción, su ramo, le dio de lleno. Tras unos tiempos en los que las cosas le iban bien, hace seis años decidió montarse una empresa. Para ello, amplió la hipoteca de su vivienda en nueve millones, que le han acabado ahogando cuando el negocio se fue al garete.

«He estado cerca de un año sin pagar los 700 euros mensuales de cuota. El piso se iba para subasta», afirma Reyes, que en enero empezará de nuevo a trabajar. El haber encontrado un empleo ha sido definitivo para que Cáritas haya podido renegociar la hipoteca con el banco. Esta entidad social, además, le ha adelantado 9.500 euros para los gastos que le suponen las nuevas condiciones y para ir tirando hasta que vuelva a cobrar, un dinero que irá retornando a razón de 50 cada mes.

Cáritas abrió este nuevo servicio después de que un donante anónimo pidiera expresamente la creación de un oficina de mediación entre las familias con problemas económicos y los bancos o los propietarios de las viviendas para buscar consensos que evitaran el desahucio como desenlace, según explica la responsable del proyecto, Carme Trilla, exsecretaria de Habitatge de la Generalitat, quien habla de perfiles muy variopintos entre sus usuarios.«Tenemos desde el que no puede pagar hipotecas millonarias del boom del 2006-2007 hasta casos realmente dramáticos de ciudadanos que están a punto de acabar con la deuda pero se han quedado en paro», cuenta Trilla, quien también destaca un buen número de expedientes de personas que han avalado hipotecas ajenas, del propio núcleo familiar o incluso simplemente de conocidos, y que están a punto de perder el propio piso.

Este servicio, subraya su responsable, da prioridad a los alquileres, que representan el 51% de las mediaciones, ya que en el caso de las hipotecas los procesos son más largos y los inquilinos tienen moratoria de meses para seguir bajo techo. Tras esta labor, hay cinco profesionales y 20 voluntarios, la mayoría prejubilados con una buena formación (abogados, economistas, técnicos de banca...) que ayudan con las entrevistas, las propuestas o, incluso, hablando con jueces para intentar parar un desahucio. Gracias a este trabajo, el 60% de los casos, de momento, se han resuelto sin que Cáritas haga aportación económica alguna.