ESPACIOS DE CONVIVENCIA

El parque, punto de encuentro

Los pulmones verdes del área posibilitan los usos colectivos y favorecen las relaciones humanas

Tertulia. Torrejón (derecha) conversa con sus amigos en el parque de Can Vidalet.

Tertulia. Torrejón (derecha) conversa con sus amigos en el parque de Can Vidalet.

LUIS BENAVIDES

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La actual red de parques metropolitanos, formada por unos 41 parques repartidos en 27 municipios, suma más de 2,5 millones de metros cuadrados de superficie. La mayoría de estos espacios verdes, auténticos pulmones verdes al servicio de la ciudadanía, son el resultado de un largo proceso histórico, una combinación de voluntad política y reivindicaciones vecinales. Un buen ejemplo es el parque de la Fontsanta, inaugurado en 1995. "Este gran espacio verde proviene de un antiguo vertedero. Ahora es un parque muy equipado, con numerosos servicios, recuperado por la ciudadanía", recuerda Jordi Bordanove, jefe de servicio de Promoción y Conservación del Àrea Metropolitana de Barcelona (AMB).

El ente metropolitano se encarga de la gestión integral de los parques: desde la vegetación a la limpieza, pasando por las instalaciones de agua y luz, sin olvidar su promoción a través de actividades lúdicas y educativas para toda la familia. "El parque de la Fontsanta se extiende por tres municipios diferentes (Sant Joan Despí, Esplugues de Llobregat y Sant Just Desvern), por lo que la figura del AMB como ente supramunicipal es fundamental para gestionar estos espacios", subraya el técnico, quien avanza que otros seis parques se sumaran a la red metropolitana el próximo 1 de julio.

NUEVOS USOS

Los parques cada vez tienen más usos y el perfil del usuario habitual es totalmente heterogéneo. "Ahora hay más runners en los parques y más personas mayores que hacen ejercicio, -continúa Bordanove- pero también gente que acude al parque a diario con la fiambrera para comer en su hora de descanso. Un parque ofrece muchas posibilidades".

La proximidad de los espacios verdes, pues cualquier ciudadano del área metropolitana tiene uno o más parques a poca distancia, favorece el uso de estos espacios en cualquier momento del día. "Se diseñan pensando que puedan ser utilizados las 24 horas del día y los siete días de la semana", añade el técnico.

NUEVAS AMISTADES

Los parques tienen un incalculable valor ambiental, ecológico y paisajístico. Una de sus funciones más conocidas es la de retener contaminantes del aire procedentes del tráfico y de algunas actividades industriales. Asimismo, juegan un papel fundamental como regulador microclimático, facilitan la retención del agua de la lluvia y garantizan la biodiversidad local.

Pero el verde urbano también sirve para transmitir valores naturales, históricos y culturales. El Parque de la Fontsanta, como el parque de Can Solei en Badalona, entre otros, ofrecen actividades relacionadas con la educación y la sensibilización ecológica. "En el viñedo de Fontsanta los niños descubren a través de la observación todo el proceso y las herramientas de los cultivos. Pueden ver en primera persona, y tocar con sus manos", cuenta Ángel Arroyes, dinamizador del espacio, mientras un grupo de escolares del Espai 3 de Sant Joan Despí despampolan la uva.

Los parques tienen un importante papel como espacio de ocio y sociabilización. En el viñedo, como en las zonas deportivas o en los juegos infantiles de los parques, los usuarios se relacionan. "Muchos usuarios de la zona de perros nos conocemos, porque venimos prácticamente a las mismas horas", explica Montse García, vecina de Cornellà de Llobregat y dueña de dos perros.

"Por la mañana vengo una hora, y por la noche puedo estar tres o cuatro fácilmente", añade García. "Aquí ninguno está pendiente del móvil. Hablamos, compartimos experiencias, sin perder de vista a nuestros perros", bromea otra usuaria, Maria López.

Según los datos del AMB, el 42% de los usuarios visitan diariamente el parque más cercano, y un 30% lo hacen una vez a la semana. En el primer grupo se encuentran Antonio Torrejón, de 77 años, y sus amigos, habituales del parque de Can Vidalet, en Esplugues de Llobregat. "Cada día nos damos un paseo desde L'Hospitalet, y en Can Vidalet nos sentamos un ratito para charlar", cuenta Torrejón.

"¿Entre 0 y 10? Pues un ocho como mínimo. Se está muy bien y está muy limpio", responde su amigo, Felipe Fernández, quien asegura que prefiere antes estar en un banco con sus amigos que en una terraza. "Nos somos de bares", bromea el vecino, de 84 años.

SILENCIO

El contacto con la naturaleza y con un paisaje completamente diferente al del entorno urbano habitual influye de manera muy positiva en el estado emocional y físico de las personas. En este sentido, la tranquilidad es uno de los valores más destacados y valorados por los usuarios. "Las dos teníamos la mañana libre y hemos decidido quedar aquí, en Can Rigal", explica Nila Chauhan, vecina de L'Hospitalet de Llobregat. "Nos gusta mucho este parque. Es tranquilo, silencioso y tiene varias zonas de sombra", cuenta su hermana, Naiara