Laporta, Yuste, Romeu, Echevarría, Masip, Alemany…¡menuda tropa!

Las claves del 'retorno' de Alemany al Barça

Alemany dice que rectifica y se queda ahora en el Camp Nou

Jordi Cruyff abandona el Barça

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas

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Emilio Pérez de Rozas

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Se llenan la boca con el nombre de Johan Cruyff. Se llenan la boca de su discurso, de sus ideas, de su manera de pensar, de cómo debe jugar y llevarse el Barça. Se llenan la boca de fardar, eso, chulear, de que solo ellos son los portadores de las esencias del cruyffismo. Dicen, especialmente Joan Laporta, el presidente, que solo él sabe interpretar las palabras del ‘Profeta del gol’, del 14. Y, luego, destruyen en un santiamén la maravillosa filosofía de aquel que dicen adorar.

Miren ustedes, señores Joan Laporta, Rafael Yuste, Eduard Romeu, Alejandro Echevarría, que ya no se esconde, sin cargo, ni responsabilidad, ni nada, ahí está en todas las salsas, metiendo mano (en el buen sentido de la palabra, cuidado), Enric Masip, Mateu Alemany.....¡menuda tropa!

Si ustedes fuesen cruyffistas de verdad, en el más amplio sentido de la palabra, lo que hubieran hecho cuando el señor Mateu Alemany les dice que se queda; perdón, que se quiere quedar; perdón, perdón, que si quieren, me quedo, es decirle las palabras que utilizaba Cruyff para cualquier momento de duda, sabias palabras: “El que dude de jugar aquí, el que no quiera seguir aquí, ya no nos sirve, que se vaya”.

Barcelona. 05.08.2022. Deportes. Joan Laporta y Mateo Alemany en la rueda de prensa del delantero polaco tras su presentación en el Camp Nou. Fotografia de Jordi Cotrina

Barcelona. 05.08.2022. Deportes. Joan Laporta y Mateo Alemany en la rueda de prensa del delantero polaco tras su presentación en el Camp Nou. Fotografia de Jordi Cotrina / JORDI COTRINA

En lugar de eso, tropa mía, ustedes se vuelven a comer con patatas a alguien que, cuando no tenía necesidad alguna, ha puesto el club patas arriba anunciando antes de hora (¿qué prisa tenía?) que se iba. Y no solo eso, no explicó por qué se iba.

De verdad, en serio, no sé quien me parece más impresentable en toda esta historia, si Alemany, que lo tenía todo, todo, acordado con el Aston Villa (¿qué le dirán ahora al magnate egipcio Nassef Sawiris al que Unai Emery le había dicho que habían fichado al mejor) o Laporta, que ya había matriculado a Deco para sustituir a Alemany y, ahora, lo tiene que poner en la posición de Jordi Cruyff (como se intuía el único ser serio y correcto de toda esta tropa), que era lo que no quería el centrocampista portugués, pues había exigido plenos poderes.

¿Qué hacemos con Deco?

Es evidente que Laporta (todos los demás no pintan nada) no se fía de Deco y que éste era una recomendación, un enchufado más, de la ‘factoría Echevarría’. Porque si Laporta se fiase de Deco, cuando Alemany le dice que se queda, el presidente de la fiesta le hubiese tenido que decir: “No, mira, lo siento, ya nos hemos hecho a la idea y, además, ya tenemos al sustituto”. Pero como no se fía de Deco, prefiere malo conocido que bueno por conocer.

Y mientras todo eso ocurre, el mundo mundial sigue mofándose del Barça, sigue burlándose del ‘més que un club’ y continúa pensando que, en efecto, todo esto no ocurriría si el Barça fuese ¡ya! propiedad de Goldman Sachs o JP Morgan, pues ningún soldado de esta patética tropa tendría cabida en un club, en una empresa, en una compañía con dos dedos de frente, de sensatez y credibilidad.

Pero es el Barça de la familia Laporta Echevarría, el de los amiguietes.

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