El verdadero desafío europeo del Barça de Xavi

Yusuf Demir era titular en el estreno europeo del Barça de Xavi a finales de noviembre pasado. Jugó en el flanco derecho del ataque, estrellando un balón en el larguero que quizá habría cambiado su futuro en el Camp Nou. Y el del equipo, por supuesto. Ahora, Demir, transformado en media punta imaginativo, juega la Europa Conference League con el Rapid de Viena, el club del que vino cedido en junio y que ganó al Vitesse de Arnhem (2-1).

El Barça, mientras, se asoma al precipicio de hasta quedarse fuera de la segunda división continental, condicionado como va por el empate de la ida (1-1), castigado por su falta evidente falta de puntería. Simbolizado en las lágrimas que derramó un desconsolado Ferran Torres nada más acabar el partido.

Xavi ha logrado enderezar el rumbo de la Liga, pero ha topado, de momento, con las eliminatorias directas. No pudo ganar al Benfica, lo que le habría abierto, y de forma automática, la puerta de los octavos de final de la Champions.

Esa frustrante igualada (0-0) envió a Demir a Austria y al Barça a ser expulsado de la aristocracia europea. En Múnich, pasó lo que suele ocurrir siempre con los azulgranas (3-0 en contra) porque da igual quien siempre el entrenador ya que la hegemonía bávara es indiscutible. Ya apartado y lejos de la elite, la cita con el Nápoles de la pasada semana delató, de nuevo, los problemas, graves problemas, que atascan el crecimiento azulgrana.

Demir, Memphis, Auba...

Basta ver el ataque con el que debutó Xavi en Europa (Demir, Memphis y Gavi, ejerciendo de extremo y cuarto centrocampista) para comprobar la evolución que ha sufrido el equipo. En Alemania, el técnico empleó un inusual Dest, extremo diestro, Memphis y Dembélé.

Este jueves, en el estadio Diego Armando Maradona la fórmula ofensiva es mucho más potente y equilibrada, como quedó demostrado en Mestalla con cuatro goles en 63 minutos, teniendo un tridente invernal con Aubameyang (tres tantos con el que le concedió el acta arbitral), escoltado en las bandas por Ferran Torres y el indultado Dembélé.

Ahora, Xavi maneja muchos más recursos que en noviembre pasado. No solo eso. También dispone de alternativas en el banquillo. Está la velocidad y estampida que genera Adama, llegado también en enero, cuenta con la fortaleza aérea de Luuk de Jong, decisivo con cuatro goles en el 2022, y no ha tenido que recurrir al casi inédito Braithwaite: apenas 13 minutos en San Mamés en la Copa y luego encadena ya cinco partidos consecutivos sin quitarse ni siquiera el chándal de suplente.

La maldición del KO

El problema ahora del Barça de Xavi, una vez mejoradas las constantes vitales en la Liga, ofreciendo síntomas de recuperación y esperanza en su juego, es que Europa se ha convertido en una tortura para todos.

Aún no ha podido ganar ni un solo partido de los tres que ha dirigido (suma una derrota y dos empates), unido, además, a esa maldición de las eliminatorias que le hizo perder en apenas ocho días dos títulos:cayó en la semifinal de la Supercopa (Madrid) y luego en octavos de final de la Copa del Rey (Athlétic). Ambas caídas tras sufrir sendas prórrogas.

Y el Nápoles queda como el, quizá, último gran examen para un Barça en permanente reconstrucción, que solo ha marcado un gol en los últimos 270 minutos europeos. Y fue de penalti. El de Ferran Torres a Meret hace casi una semana en el Camp Nou.  

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