EL ESPAI BARÇA

El obsoleto y destartalado templo del Camp Nou

Fue construido en 1957 y reformado a lo grande para acoger el Mundial-82 de España y después en 1994.

Mientras los grandes clubs levantan y disfrutan de sus nuevas casas, el Barça habita aún en la del siglo pasado.

El Camp Nou, con las gradas vacías

El Camp Nou, con las gradas vacías / JORDI COTRINA

Marcos López

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La casa se ha hecho tan vieja que se cae a pedazos. El Camp Nou existe desde hace 64 años. Y el estadio ha ido quedándose obsoleto y destartalado, al punto de ser incluso un riesgo para la seguridad de los aficionados que acudían antes de la pandemia, según reveló la directiva de Joan Laporta, indignada porque nadie arregló lo que se venía deteriorando con el paso del tiempo.

El Barça lleva años buscando un nuevo templo, pero los proyectos se atascan ya desde la época de Josep Lluís Núñez, el único presidente que sí intervino en la reforma del estadio.

La primera llegó en 1982 coincidiendo con el Mundial de España y la segunda cuando se rebajó el terreno de juego en tres metros (1994) porque la UEFAno permitía localidades de pie. Ambas con Núñez, quien, sin embargo, no pudo arrancar el ‘Barça 2000’ que debía inicialmente generar más ingresos. Pero aquel plan topó con la oposición vecinal y quedó truncado, abriendo así un capítulo fallido que lleva ya más de dos décadas.

Una imagen del Camp Nou con el equipo realizando el calentamiento.

Una imagen del Camp Nou con el equipo realizando el calentamiento. / FCBARCELONA

"Corrosión"

Mientras el Camp Nou se cae, como reveló Elena Fort, vicepresidenta de relaciones institucionales en la directiva de Laporta, en su cuenta de Twitter, adjuntando "el resumen de las patologías identificadas" en el estadio. Hay una que era urgente, pero no se hizo hasta este mismo verano invirtiendo dos millones de euros para obtener el certificado de seguridad necesaria.

"Carbonatación generalizada de la estructura del Tier 2 más allá del recubrimiento por lo que se ha iniciado hace años el proceso de corrosión en las armaduras", según se lee en el documento. "Es urgente la intervención sobre la misma según se describe en el presente informe" indicando que existen "83 patologías denominadas tipo ‘Quick Flix’, aquellas que se derivan de la existencia de un riesgo en la estabilidad o integridad de una parte o del conjunto de la estructura existente". 

El proyecto de Norman Foster para el nuevo Camp Nou.

El proyecto de Norman Foster para el nuevo Camp Nou. / FCB

Barça 2000, Norman Foster...

Ese informe, revelado por Fort, sostiene que existen "83 patologías denonimadas tipo Safety, aquellas patologías que, si bien no comprometen a la estabilidad de la estructura, si implican un riesgo de seguridad para los usuarios del estadio", además de contener otras "190 patologías denominadas tipo Maintenance", que no afectan, según el club, "a la estabilidad de la estructura ni a la seguridad de los usuarios, pero pueden evolucionar con el tiempo a alguna de las categorías inferiores" si no se actúan sobre ellas.

La última gran reforma del Camp Nou data de 1994 cuando Núñez era todavía el presidente

Poco a poco, el paso del tiempo ha quebrado la resistencia del viejo Camp Nou, unido, además, a la falta de acción de las últimas directivas. No avanzó el Barça 2000, que coincidió, precisamente, con la dimisión de Núñez, que abandonó la presidencia tras estar 22 años en el cargo. Llegó Gaspart y el Camp Nou era lo de menos.

El proyecto de Nikken Sekkei para el futuro Camp Nou.

El proyecto de Nikken Sekkei para el futuro Camp Nou. / FCB

Cuando apareció Laporta impulsó el proyecto de Norman Foster, reconstruir el estadio con una inversión de 250 millones. Pero era en el 2007, agotando su primer mandato, por lo que la llegada de Sandro Rosell (2010) acabó con la maqueta y el plan en la basura. 

Maqueta, pero sin obras

Luego, ascendió Josep Maria Bartomeu al palco tras la dimisión de Rosell y puso en marcha el Espai Barça, con el referéndum del 2014 abriendo la puerta dos años más tarde al proyecto japonés de Nikken Sekkei. Pero, más allá de la construcción del Estadi Johan Cruyff y de la demolición del Miniestadi, no se ha pasado de la maqueta a las obras.

El nuevo Bernabéu.

El nuevo Bernabéu. / RMCF

Entretanto, el Atlético hace cuatro años que disfruta del Metropolitano, un estadio que le ha permitido elevar sus ingresos. Antes, claro, de la pandemia. Y el Madrid, que aprovechó la pausa por el coronavirus, para acelerar las obras del nuevo Bernabéu, cuyo final se ha fijado para el 2022. Con un coste, además, menor a lo que implica levantar el Nou Camp Nou, fijado sobre los 900 millones.

"Los rivales ya han hecho los deberes con esos estadios nuevos que les incrementan mucho los ingresos, no podemos dejar pasar el tren"

— Laporta, presidente del Barça

El Athletic dio un ejemplo de cómo cohabitar perfectamente el viejo y el nuevo San Mamés hasta convertirlo en una de las referencias de la arquitectura futbolística contemporánea.

El Espanyol, tras volar Sarrià y vivir de prestado en el Estadi Olímpic de Montjuïc, tiene casa propia desde hace más de una década, mientras Osasuna ha reformado el Sadar, al igual que ha hecho el Levante (Ciutat de Valencia), Betis (Benito Villamarín) y Sevilla (Sánchez Pizjuán).

Imagen exterior del nuevo San Mamés.

Imagen exterior del nuevo San Mamés. / Athletic Club

Todos han estrenado casa o reformada la antigua, excepto el Valencia, con el nuevo Mestalla como obra fantasmagórica y parada desde el 2009, y, por `supuesto, el Barça. Ni una grúa entró en ese Camp Nou, corroído por el paso de los años. "Los rivales ya han hecho los deberes con esos estadios nuevos que les incrementan mucho los ingresos, no podemos dejar pasar el tren", dijo Laporta.

El Barça no tiene hecho ningún deber aún. Debe obtener el presidente este domingo la autorización de la asamblea para disponer de 1.500 millones de euros y arrancar, con muchos años de retraso, la construcción de su nueva y "moderna", según Laporta, casa.

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