BRONCA Y REPROCHES EN VIGO

Setién se queda solo

Setién, preocupado, en el banquillo de Balaídos.

Setién, preocupado, en el banquillo de Balaídos. / periodico

Joan Domènech

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Fue la tercera pregunta de Ricardo Rosety, nada más terminar el partido ante el Celta, a Luis Suárez, autor de los dos goles del Barça que al final solo sirvieron para empatar. "¿Qué os está pasando? Creo que son 23 [puntos] de 48 posibles. ¿Qué le pasa al equipo lejos del Camp Nou?".

Entre reproches y broncas vive el Barça, con jugadores y directiva mirando con desconfianza al entrenador

"Para algo están los entrenadores, para analizar esa clase de situaciones. Nosotros tratamos de aportar todo lo nuestro dentro del campo. Queda la sensación de que fuera de casa estamos perdiendo puntos importantes que no solíamos hacer otras temporadas", fue la respuesta del bigoleador.

Suárez no estaba enfadado por su labor ni por su sustitución. Suárez estaba enfadado por el resultado y por la actuación del equipo. Pero el comentario revelaba el sentir general de un grupo decepcionado tan consigo mismo como con el cuerpo técnico ante la falta de respuestas. Verbales y tácticas. La llegada de Quique Setién no ha mejorado al Barça. No de la forma sustancial a la que se esperaba.

Problemas para cambiar

Entre reproches vive el equipo, con los veteranos señalando al entrenador y el entrenador sabiéndose cuestionado por el vestuario. Y por el palco. La junta masculla si se ha equivocado en la elección del sustituto de Valverde, que no era la primera ni la segunda ni la tercera.

El extraño epílogo de la temporada (la Liga acaba en julio, tres semanas después se reanuda la Champions, que casi se enlazará con la siguiente temporada) impide encontrar el momento más idóneo para promover otro cambio de entrenador si fuera preciso. Solo quedaría la opción de García Pimienta, el entrenador del Barça B. Setién duda de si continuará, a pesar de que tiene contrato hasta el 2021, con opción a otro año más.

Bartomeu calla. Y Abidal, el secretario técnico, también, al ver erosionada su figura por la mala gestión en el cambio de Valverde

La decisión de destituir a Ernesto Valverde fue unilateral de la junta, aunque se quiso responsabilizar de forma indirecta a los jugadores. <strong>Eric Abidal aludió a la desidia de la plantilla </strong>para justificar el despido del Txingurri. "Muchos jugadores no estaban satisfechos ni trabajaban mucho", afirmó el secretario técnico, <strong>recriminado inmediatamente por Lionel Messi, retándole a dar nombres</strong>.

Abidal, el encargado de buscar entrenador, ha desaparecido del primer plano. Josep Maria Bartomeu, el presidente, también calla. Pero obra. En silencio. Su problema más acuciante son las cuentas -<strong>y el Barçagate</strong>-, y no ha tenido reparo en traspasar a un jugador a falta de 20 días (6 partidos) para terminar la Liga, transmitiendo una sensación de despreocupación por el futuro del equipo.

Sin ‘feeling’

Pero el equipo y el entrenador están preocupados. El feeling se ha quebrado y la bronca que hubo en Vigo entre ambos estamentos fue tan reveladora como común después de un mal resultado. Algo parecido a lo sucedido en Mestalla tras el segundo partido de Setién.

"No me han interpretado bien o no lo explicamos bien", dijo el técnico tras aquella derrota (2-0), la primera fuera del Camp Nou para él. El comentario no cayó bien en la plantilla, muy sensible ante las críticas vengan de donde vengan. Y, sobre todo, si cuestionan su jerarquía.

La interpretación o la explicación siguen siendo erróneas. El rendimiento fuera de casa no ha mejorado. Al contrario. Ha empeorado. Con Valverde se ganaron 15 de los 30 puntos fuera (50%); con Setién se han obtenido 8 de 18 (44%). El juego tampoco ha dado señales de progresión, focalizadas todas las acciones en Messi.

Con Setién, el Barça lleva solo 8 puntos de 18 fuera de casa (44%); con Valverde fueron 15 de 30 (50%)

La mano del entrenador ha dejado algunos damnificados, como Griezmann, relegado al banquillo, o Arthur traspasado por no haber colmado las expectativas. Las vacas sagradas (Messi dio los dos pases a Suárez)  se sienten libres de culpa. Al Barça le volaron dos puntos con las entradas de Griezmann y Arthur, precisamente.

"Recordad una cosa, somos el Barça y esto aún no se ha acabado. Luchar hasta el final forma parte de nuestro ADN. Cabeza arriba y el martes saldremos a por todas!", escribió Piqué en Twitter. No era un mensaje urbi et orbi, como cuando habla de la Copa Davis. Piqué solo lo escribió en catalán, porque detecta que el problema es próximo. Hace una semana veía "difícil" la Liga y ahora no se rinde.