LA CONTRACRÓNICA

Visit Mallorca Estadi, ganas y vuelve a Barcelona

Aficionados del Mallorca presenciaron anoche, en una terraza del paseo Jacint Verdaguer, de Palma, el Mallorca-Barça.

Aficionados del Mallorca presenciaron anoche, en una terraza del paseo Jacint Verdaguer, de Palma, el Mallorca-Barça. / periodico

Emilio Pérez de Rozas

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Luego dicen que la desproporción es jugar con o sin público, que esa es la diferencia. Los hay, desde luego, que se quejan de que este regreso de la Liga es otra competición, hasta otro deporte, nada que ver con el fútbol de antes, de siempre.

Puede ser, pero no lo es porque los partidos se jueguen a puerta cerrada. Anoche, por ejemplo, en el Visit Mallorca Estadi, de Palma, hasta saltó un espontáneo (sin haber pasado el test covid-19, desde luego) vistiendo la camiseta de Argentina y hasta se hizo un selfi con Alba. No, no, tampoco porque se puedan hacer cinco cambios y no tres. No porque el Real Madrid juegue en el estadio Di Stéfano y no en el Santiago Bernabéu. Y no porque unos jueguen con mucho calor y otros, no. Y no porque hubo quien jugó contra el Barça sin Suárez y contra el Real Madrid sin Hazard y ahora los sufrirán.

La diferencia son los millones

El partido de anoche en el Visit Mallorca Estadi, sin nadie, pues todo el mundo estaba en las terrazas de Ciutat de Mallorca, viendo, de vez en cuando, a ratos, a goles, el partido que todo el mundo sabía cómo iba a empezar, en efecto, y cómo acabaría, no tenía nada que ver con esas diferencias del fútbol de siempre y el fútbol postcovid. El partido de anoche solo tenía una razón de ser, un sinsentido y una realidad: 1.047, repito, ¡¡¡¡1.047 millones de euros!!! Contra 44.283.000 euros. Y punto.

Esa es una manera de contar qué partido se juega, que duelo había, que encuentro esperábamos y, lamentablemente, para los rojillos, que están metidos en la lucha por el milagro de salvarse con el doble pivote, Sevilla-Pedraza, con el que ya jugaban en Segunda B., sí, sí, en Segunda B, qué futuro le espera: pelear con los de su nivel, con los mismos que están buscando tres peores que ellos para repetir el sueño de seguir en la élite del fútbol mundial.

Viaje y triunfo exprés

Era evidente, pues, que el Barça, que siempre supo que ganaría (de ahí su puntito de indolencia, del que jamás quiere desprenderse), se montó un viaje exprés, de ida y vuelta. Llegó a la 13.00 horas y se fue a la una de la madrugada. Nunca mejor dicho: Visit Mallorca, ganas y vuelves a Barcelona. Ni siquiera necesitó al mejor Messi, que se reservó para momentos más necesarios. Una lástima, ciertamente, porque la estrella argentina perdió una gran ocasión, noche y fácil rival (¡el Mallorca hizo su primera falta en el minuto 38 de juego! ¡tremendo!) para poder aumentar, aún más, su tremenda e interminable cuenta de goles, en busca de su séptimo Pichichi.