La Copa del Rey de baloncesto

El Unicaja también tumba al Madrid y se convierte en el matagigantes de la Copa

Los pívots Kravish y Osetkowski destacan en el triunfo de los malagueños que se ganan a pulso un puesto en la final (82-93)

Perry Yabusele

Perry Yabusele / ACB photo

Luis Mendiola

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Primero, el Barça. Después, el Madrid. El Unicaja se confirmó como el matagigantes de la Copa, la gran revelación del torneo de Badalona, tras superar con claridad al equipo blanco en la primera semifinal (82-93). Haga lo que haga este domingo en la final, el equipo de Ibon Navarro que llegaba al torneo sin ninguna presión, alejado de todas las apuestas, se ganó con una victoria trabajada a pulso el reconocimiento de la ACB. Un éxito sin lugar a dudas.

El equipo malagueño consiguió algo que parecía imposible a estas alturas: eliminarlo a los dos grandes del baloncesto español de forma consecutiva y apartarlos de la final. Eso no sucedía desde hace 14 años, en concreto desde el 2009, cuando el equipo malagueño cayó en la final por el título ante el Tau.

Dominó en muchas de las facetas del juego el Unicaja para tumbar al Madrid y ganarse un puesto en la fiesta final de este campeonato. Controló el ritmo, jugó con muchas más cabeza. Pero hubo dos con las que marcó diferencias: su dominio del rebote (33 por 25) y, especialmente, el acierto desde el triple (14 de 27, un 51% ), dos estadísticas que suelen favorecer al equipo blanco.

No fueron solo los números, en donde destacó el pívot exmanresano David Kravish (20 puntos, 6 rebotes, 24 valoración), igual que Osetkowski (14 puntos) y sus dos jugones, Carter y Perry. También desplegó más corazón y determinación el Unicaja frente a un Real casi plano, que no transmite pese a andar sobrado de talento. 

Sin acierto blanco

Chus Mateo e Ibon Navarro plantearon un primer tiempo de desgaste, un pulso táctico, que acabó en tablas. El Madrid, negado desde el exterior (un triple de 10 intentos en los primeros 20 minutos, 3 de 21 al final) sacó rendimiento de su poderío en centimetros, especialmente en las acciones de Musa y Gaby Deck cerca del aro. El Unicaja, intimidado de inicio por la envergadura de Tavares y la potencia de Yabusele, empezó a crecer a partir de su tiro exterior (6 de 15 triples), con Perry y Carter como referencias, pero también de las continuaciones de Kravish, que le ganó en varias ocasiones la partida a Tavares por velocidad, aprovechándose de la atención generada por Perry, uno de los verdugos del Barça en los cuartos de final, mientras Brizuela apareció mucho más desconectado que frente a los barcelonistas.

Elevó sus revoluciones el equipo malagueño en la reanudación y también su eficacia desde la línea del triple, con mucho protagonismo de sus pívots, tanto Kravish como Osetkowski, que intentaron sacar a Tavares de la zona y con su acierto exterior supieron abrir una brecha que fue acrecentándose (50-57, m. 26), mientras el Madrid no conseguía generar demasiadas acciones para Tavares, ni lograba buenas posiciones para el lanzamiento y eso acabó por generar ciertas dudas en el conjunto blanco y afianzó la confianza del Unicaja, que consiguió entrar en el úlitmo cuarto con un margen interesante (59-66), sin necesidad de un gran protagonismo de Brizuela ni de Perry.

El escenario aún se complicó más en el tramo decisivo con la salida de Musa tras recibir un golpe en la cabeza, que le obligó a retirarse totalmente grogi. Y lo que parecía poco probable, que al Madrid se le espesaran las ideas y al Unicaja no le temblara la mano. Un par de triples de Carter y Kravish acabaron de asentar a los malagueños y a acelerar al equipo de Chus Mateo, que no encontró la fórmula para evitar una derrota que también levantará ampollas en la casa blanca.