NBA

Harden y Durant, entrenamientos y diversión en Barcelona

Las dos estrellas de la NBA hicieron ejercicios de puesta a punto durante tres días en el pabellón de La Salle Bonanova

Kevin Durant y James Harden, cuando jugaban en los Nets.

Kevin Durant y James Harden, cuando jugaban en los Nets.

Albert Guasch

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Kevin Durant y James Harden acudieron la semana pasada a un concierto de Travis Scott en Londres. Salieron, se lo pasaron bien y optaron por extender su estancia en Europa antes de empezar la pretemporada de la NBA. Llamaron a un contacto en Barcelona. Búscanos una cancha de baloncesto para entrenar, le dijeron. Hecho, se les contestó. Las dos estrellas de la canasta y su séquito se subieron a un avión privado y tomaron rumbo a El Prat. Durante tres días de la semana pasada sudaron a base de bien en el pabellón de la Salle-Bonanova.

Si el mundo de la NBA está pendiente del destino de un jugador es ahora mismo de Durant. El crack de 33 años quiere dejar la franquicia de Brooklyn. El propietario mantuvo una reunión con él en Londres sin que se llegara a un acuerdo. Los Nets, según han dejado entrever este lunes, ya preparan los entrenamientos sin su jugador referencial, que se muere de ganas de mudarse a los Boston Celtics o, mejor aún, a los Philadelphia 76ers con su amigo Harden.

Los dos compartieron vestuario en los Nets hasta la pasada campaña y, curiosamente, mucho se escribió que la mala relación entre ambos propició el traspaso de Harden a Filadelfia. En Barcelona han demostrado que no era así. Complicidad máxima. Entrenaron y se divirtieron y disfrutaron juntos de unas vacaciones rodeados de algunos amigos.

Amplio séquito

Los dos jugadores, instalados en el hotel Vela, se desplazaron cada uno de los tres días a la Salle-Bonanova acompañados, según han contado a EL PERIÓDICO algunos testigos, con no menos de una docena de personas, entre preparadores personales, un fisio, amigos que ejercieron de 'sparrings', guardaespaldas e incluso un fotógrafo que sigue los pasos de Harden. Las dos estrellas pidieron discreción y que los pocos presentes ajenos al grupo no tomaran fotos con los móviles, aunque en las redes sociales trascendieron unas borrosas imágenes.

Cada día aparecían no muy pronto, al mediodía, y se entrenaron durante un par de horas, un día a 34 grados. Realizaron trabajo físico de calentamiento, ejercicios técnicos individuales y luego una sesión de tiro. Uno de los testigos explicó a este diario que en el primer día en particular se mostraron particularmente fallones. Le contó seis tiros seguidos errados a Durant, una rareza en un jugador de su extraordinario talento. Harden, al que de forma recurrente se le cuestiona su peso, apareció más estilizado de lo habitual en pretemporada.

Después de las dos horas de puesta a punto se subían a la limusina y un chófer les devolvía al hotel junto al mar. El resto del día se concentraron en la diversión. Uno, Durant, gana unos 40 millones de dólares al año; el otro, Harden, unos 33 millones. Les da para pasárselo muy bien. A finales de semana regresaron a EEUU. Uno sabiendo en qué equipo jugará la próxima temporada; el otro, aún no.

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