PROYECTO INTERCULTURAL

Críquet para todas

Barcelona estrena su primera liga femenina de críquet con cuatro equipos del Besòs i el Maresme, el Poble Sec, el Raval y la Trinitat Vella

La iniciativa aparta este deporte de la idea de que es solo para pakistanís y lucha por desmasculinizar el espacio público

Primer partido de la liga femenina de críquet de Barcelona. / ÁLVARO MONGE

Estaban nerviosas. Normal. Un partido, al fin. El primero después de tanto entrenar. Jugar ante un rival ¡y ante un público!, tras tanta espera. Pero jugaron bien. Quizá no es lo importante, pero ganaron. Y sus compañeros de clase y sus familias las animaron desde las gradas. Y todo fue como imaginaban. Qué caray, cómo merecían. Una gran tarde. Lo explica feliz -no hay para menos- Rubab Abid, una de las jugadoras del equipo del instituto Consell de Cent del Poble Sec, que el viernes pasado (el 13 de abril del 2018, fijen en su memoria esa fecha) jugó el primer partido de críquet femenino de la historia de Barcelona, que abría la primera liga.

Alumna (brillante) de primero de bachillerato científico, Rubab tiene 17 años y vive en el Poble Sec desde hace 15, cuando llegó junto a su familia desde Pakistán. "He jugado y, sobre todo, visto jugar a críquet desde muy pequeña. Casi todos los fines de semana, en el parque, con mi familia; por eso cuando el profesor de educación física me planteó la posibilidad de hacer un equipo en el instituto le dije que sí sin dudarlo", recuerda la joven durante un descanso del entrenamiento de este miércoles, sentada en un muro del patio del instituto, donde entrenan juegan.

Rubab, en el patio del instituto en el que estudia bachillerato científico / FERRAN SENDRA

Aunque la mayoría de las jugadoras de la jovencísima liga son de origen pakistaní o de otros países asiáticos en los que también reina este deporte, como la India o Bangladesh, las hay con raíces muy diversas. "Uno de nuestros objetivos es desestigmatizar el críquet. Que deje de verse como 'el deporte de los pakistanís'. Que los equipos sean en la práctica espacios de cuidados, lugares de encuentro para gente diversa", señala Carla Burriel, coordinadora de proyectos de Convivim Esportivament, iniciativa municipal gestionada por la Fundació per l’Esport i l’Educació de Barcelona en la que se enmarca la creación de la liga femenina de críquet, de la mano del Centre d'Estudis Africans y del área de Interculturalidad del Ayuntamiento de Barcelona. "Nos sorprendió cuando saltamos al campo y vimos que en el equipo contrario había muchas chicas de aquí, y aún más cuando vimos lo bien que jugaban", relata entre risas Rubab, quien también se ha formado como árbitra. Las rivales cuyo juego elogia Rubab son Les Dúnia, las pioneras de la ciudad, constituidas en el barrio del Besòs i el Maresme en el año 2012 con el nombre de Ma'isah dentro de un proyecto de En Xarxa.Ma'isah dentro de En Xarxa.

Jugar tranquilas sin ser juzgadas

Las miradas de complicidad y las sonrisas cruzadas entre Rubab y Rosario, su entrenadora, lo dicen todo sobre la necesidad de iniciativas como esta. A sus 20 años, Rosario es un referente para los jóvenes del Raval, cuyo equipo de críquet femenino, vinculado al Casal dels Infants, también entrena. "Me he criado en el Raval, rodeada de gente de todo el mundo. Estudié en el Collaso i Gil y después en el Verdaguer, y era usuaria del Gavina; he visto jugar críquet en la calle toda mi vida", cuenta la joven entrenadora mientras se pasa la pelota entre las manos. "Siempre he hecho mucho deporte, así que no me dio miedo aceptar el reto. Era un proyecto en el que encajaba. Era evidente que estas chicas necesitaban una oportunidad, poder jugar tranquilas sin ser juzgadas", prosigue.

"Esto no va solo de jugar al críquet, va de tener un punto de encuentro, un lugar en el que sentirnos seguras"

Rosario Hauad

Entrenadora de los equipos femeninos del Poble Sec y el Raval

"Esto no va solo de críquet, va de tener un punto de encuentro, un lugar en el que compartir, escucharnos, sentirnos seguras, además de una manera de, como mujeres, reapropiarnos del espacio público", continúa la joven entrenadora, convencida de la necesidad de que "todas tengamos las misma oportunidades". "No nos damos cuenta, pero el espacio público está muy masculinizado, no es un problema de las chicas pakistanís; yo, blanquita, en muchos espacios también me siento excluida", subraya la entrenadora.    

Rosario Hauad, entrenadora de los equipos del Raval y del Poble Sec / FERRAN SENDRA

Insistiendo en esa necesaria reapropiación del espacio público, Rosario señala la intención de aprovechar la liga para tejer lazos en la ciudad: "Queremos implantar el tercer tiempo del rugby para que las chicas compartan un rato más juntas después de los partidos". Por el momento son solo cuatro equipos, en el Poble Sec, el Besòs i el Maresme, el Raval y el Trinitat Vella. Se trata de una prueba piloto. Trabajan en la creación de un quinto equipo en Ciutat Meridiana, vinculado al Centre Cruïlla, donde están haciendo difusión. "Una de las bases del proyecto es trabajar siempre con las entidades del territorio", destaca Xoan Vázquez, coordinador de esta iniciativa de cohesión social desde el Centre d'Estudis Africans.

Ellas ponen las normas

No es exagerado decir que esta liga -de la que de momento han jugado solo un partido, ya que el segundo, que tenía que celebrarse el sábado pasado, se suspendió por la lluvia- la han construido desde cero. "Hemos cogido la normativa del críquet 'indoor' y la hemos adaptado a la realidad de los patios de los colegios, que es donde jugamos. Las chicas han estado un mes probando estas normas, modificando cosas... Ellas han participado en su redacción. Eso, asumir esas responsabilidades, formado también parte del proceso de empoderamiento", remarca Carla. 

"Nos sorprendió cuando saltamos al campo y vimos que en el equipo contrario había muchas chicas de aquí"

RUBAB ABID

Jugadora del Consell de Cent y árbitra

El origen del proyecto está en el distrito de Sants-Montjuïc del 2012, tras la toma de conciencia de que los chicos -en aquel momento eran chicos- eran penalizados por jugar. "El Convivim Esportivament nace de un diagnóstico en el que se detecta esto. Empezamos buscando espacios habilitados y evitar los problemas de convivencia que generaba que jugaran en la calle. Se hicieron también las primeras formaciones como monitores de críquet. Por primera vez se reconocía el derecho a jugar a críquet. La temporada 2013-2014 se creó una primera liga masculina, siempre destacando los valores de la salud comunitaria. Bien, realmente era mixta, pero solo jugaban chicos. Entre los 16 y los 23 años. Duró una temporada", indica la técnica.  

El año pasado replantearon el proyecto. Se hizo un nuevo diagnóstico barrio a barrio y se puso énfasis en "potenciar los deportes identitarios para fomentar la participación y la interculturalidad", según indica la comisionada Lola LópezTras el 'boom' mediático del 'Ma'isah' -nacido en el Besòs i el Maresme, en paralelo al Convivim- salieran varios grupos de chicas interesadas. Decidieron apostar por ellos, por ellas, y crear la esperada liga (las pioneras juegan desde hace seis años sin tener contra quién). "El objetivo final -concluye Xoan- es que el críquet sea un deporte más en la ciudad". Para todos. Para todas.