VISITA navideña DE UNA INSTITUCIÓN CENTENARIA DE LA DANZA clásica

El ballet Bolshoi presenta en el Victòria a sus futuras estrellas

Alumnas de la Academia del célebre Teatro Bolshoi de Moscú ensayan, el pasado martes, en las instalaciones de la escuela.

Alumnas de la Academia del célebre Teatro Bolshoi de Moscú ensayan, el pasado martes, en las instalaciones de la escuela.

DMITRI POLIKÁRPOV
MOSCÚ

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Aunque su nombre oficial es ahora Academia Estatal de Coreografía de Moscú, el mundo del ballet se refiere a este centro docente con su antigua denominación: Escuela del Ballet del Bolshoi. Este faraónico complejo cuadrangular de color gris, de la época soviética y con un gran patio interior, recuerda a un convento o una fortaleza. Así sucede porque estas instalaciones, en las que los mejores profesores cultivan a futuras estrellas del Bolshoi, están cerradas a cal y canto a los extraños y porque la mayoría de estudiantes viven internos en la escuela. Es un mundo distinto. «Sé poco de lo que pasa fuera de las murallas de la Academia. Mi vida se concentra aquí desde hace siete años», explica Anastasia Soboleva, de 17 años, una estudiante del último curso a la que sus profesores auguran un gran futuro.

Anastasia es una de los 41 jóvenes bailarines que esta semana viajarán a Barcelona por primera vez, acompañados por la decana de la Academia y exprimera bailarina del Bolshoi, Marina Leonova. Las promesas de la mejor escuela de danza presentarán en el Teatre Victòria, del día 22 al 27, dos suites de los cuentos La fillée mal gardée y Cascanueces.

La última vez que los alumnos de la escuela del Bolshoi pisaron la escena de un teatro español fue nada menos que hace 40 años. «Fue cuando me gradué, en 1969. Entre nuestro público estaba el joven Juan Carlos [entonces príncipe]», recuerda Leonova, sentada en su despacho amueblado en el estilo imperial.

765 ALUMNOS / La exestrella añora esos años de grandeza, pero no está de acuerdo con la tesis de que los mejores tiempos del teatro han quedado atrás. «A lo mejor hoy no hay tantas estrellas en la compañía del Bolshoi, pero el nivel profesional de sus bailarines sigue siendo muy alto», dice Leonova. Actualmente, 765 niños y jóvenes de entre 9 y 18 años asisten a clases académicas además de a un riguroso entrenamiento de danza. De ellos, casi 100 son extranjeros. No hay españoles, pero sí hay alumnos de México y Venezuela.

Curiosamente, la escuela del ballet de Moscú nació antes que el propio teatro. Su gloriosa historia se remonta al año 1773. Desde entonces, los pilares de la escuela clásica rusa del ballet se mantienen intactos. «Se caracteriza por la musicalidad, carácter expresivo y espiritualidad. Sin embargo, hay una paulatina aproximación entre distintas escuelas internacionales», opina la profesora de coreografía Irina Syrova, que acompañará a los alumnos en Barcelona. «Está cambiando la técnica y por eso nuestras exigencias a las facultades físicas son cada vez más altas», dice Syrova, que trabaja en la Academia desde hace 31 años.

‘BOOM’ RECIENTE / La profesión del bailarín sigue siendo muy prestigiosa en Rusia, aunque hace unos años, cuenta Leonova, llegaron a faltar niños en la escuela. «Cambiaron las prioridades de la sociedad y los padres decidieron buscar una carrera más prometedora para sus hijos. Pero durante los dos últimos años estamos viviendo un verdadero boom de interés hacia la Academia», afirma.

Las ambiciones de los estudiantes trascienden del clásico escenario ruso. «Todos soñamos con el Bolshoi. Pero para mí sería más interesante trabajar en el extranjero porque hay más diversidad en el repertorio», confiesa la joven Anastasia. Sin embargo, la única relación que, por ahora, tiene con España no va más allá del repertorio clásico: «Castañuelas y sombrero».