Un funeral de silencios y aplausos

Pepe irá a sus paraísos

Una multitud de amigos despidió a Rubianes, cuyas cenizas reposarán entre Kenia y Cuba

El presidente José Montilla acudió a primera hora al tanatorio.

El presidente José Montilla acudió a primera hora al tanatorio.

IMMA FERNÁNDEZ
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

África, y antes Cuba, le robaron el corazón. Allá Pepe Rubianes se sentía libre y feliz. Y allá, entre leones y mulatas, serán esparcidas sus cenizas. En Cuba, adonde huyó herido de desamor, vivió dos alegres años a principios de los 80, y lo de África fue un flechazo de dos décadas, desde la primera vez que se perdió entre el paisaje humano de Kenia, donde se abrirá un dispensario con su nombre costeado por él. «Cuando vuelvo de África, donde tienen problemas graves de cojones, las discusiones de aquí me parecen peleas de pijos», contaba.

La familia del cómico deseaba una despedida íntima. Pero todos quisieron dar el último adiós al amigo y actor, y el tanatorio de Sancho de Ávila se abarrotó ayer por la mañana de rostros conocidos. Gentes del teatro, televisivos y políticos. Entre ellos, el presidente de la Generalitat, José Montilla, y su antecesor Pasqual Maragall, que se acercaron a primera hora para dar el pésame, Carles Flavià, Andreu Buenafuente, Tricicle, Albert Om, Rafael Álvarez, El Brujo, Manel Fuentes, Lluís Homar, Xavier Sardà, José Corbacho...

Fue un funeral de silencios y aplausos. Porque así, en silencio, consumido por la enfermedad, vivió el locuaz monologuista sus tres últimos meses. «Ya no tenía fuerzas para hablar, se quedó sin palabras; pido disculpas de su parte a todos los amigos que se interesaron por él y a los que no pudo atender», dijo su hermana, Carme, en el breve y único parlamento del emotivo acto.

Tras agradecer el apoyo de Carles Flavià, entre otros, en su doliente viaje final, Carme pidió a los presentes que dirigieran sus pensamientos a Rubianes mientras en la sala latían los ritmos étnicos de su canción favorita. Un largo rugido de aplausos cerró el responso.

EL AMIGO QUE HACÍA REÍR / Entre los asistentes destacó la menuda figura del nonagenario comediante Llàtzer Escarceller, agazapado en su silla de ruedas. Fue el padre del choriso Makinavaja al que Rubianes dio canallesco desparpajo en la popular serie de TVE. «Para mí ha sido uno de los mejores cómicos de la historia, y ahora se ha marchado, pero qué se le va a hacer. Todos nos tenemos que ir», declaró, puro en mano, a la salida del sepelio.

La actriz Loles León recordó entre lágrimas a su buen amigo y vecino de la Barceloneta: «Es irremplazable; la persona, creo, que más me ha hecho reír. Para Pepe lo mejor de esta vida era un polvo con una mulata, por eso, allí donde estés, yo espero que te encuentres unas cuantas».

También el pare Manel quiso darle un último adiós a Rubianes, que durante años le ayudó en sus proyectos de ayuda a los desvaforecidos, entre ellos la gala benéfica Guanya’t el cel. «Ha sido una suerte tener una persona que ha ayudado a la humanidad a avanzar. El que ríe y es feliz es porque acepta la realidad. Además, el tenía la capacidad de saber transmitir esa felicidad y era muy solidario, ayudaba mucho a Kenia y Etiopía, sin publicitarlo», recordó. «Ha hecho reír a tanta gente que pondré una queja a Dios».

HOMENAJES / A Rubianes no le gustaban los homenajes, pero los tendrá. Aparte de los que organice el mundo cultural barcelonés, el pueblo ha empezado a movilizarse por internet con varias propuestas. Desde que se le dedique una calle o una plaza, hasta que el Club Capitol, su casa profesional, lleve su nombre. También las televisiones le recuerdan hoy en su programación. El espacio de La 2 Continuará... (22.10) recupera las entrevistas que concedió a este programa, y TV-3 repone Rubianes, solamente (22.00 horas), el monólogo que durante 10 años representó en el teatro de la Rambla, donde estos días los ramos de flores depositados testimonian el llanto anónimo de sus muchos fans.