CRÍTICA DE LIBROS

'En agosto nos vemos' de Gabriel García Márquez: la fuerza de la repetición

En esta novela póstuma, el autor colombiano demuestra de nuevo que, pese al temor de ya no ser el mismo por su pérdida de memoria, seguía dominando el arte de contar historias en la recta final de su vida 

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Gabriel García Márquez, en su casa de México, en abril de 2014.

Gabriel García Márquez, en su casa de México, en abril de 2014. / MARIO GUZMÁN / EFE

Ricardo Baixeras

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La decisión de sacar a la luz un libro que el autor no publicó en vida es siempre controvertida. Si ese autor se llama Gabriel García Márquez (Aracataca, Colombia, 1927- Ciudad de México, 2014) y confiesa además que ese libro no servía –"hay que destruirlo" (como si con semejante sentencia quisiera emular aquellas legendarias intenciones de Virgilio y de Franz Kafka con sus propios manuscritos)–, entonces la cuestión, si cabe, se convierte en todavía más compleja. En el prólogo de 'En agosto nos vemos', que aparece cuando se cumplen 10 años de su fallecimiento, sus hijos Rodrigo y Gonzalo indican que en sus últimos años el autor de 'El coronel no tiene quien le escriba' sufrió especialmente "la pérdida de memoria", que era, según les contaba, "a la vez mi materia prima y mi herramienta. Sin ella, no hay nada". 

No hizo de la técnica un general en su laberinto en el que perderse, pero sí el armazón de una literatura cuyos motivos y técnicas vuelven a aparecer aquí

Y lo cierto es que esta novela corta o cuento largo que narra las vidas de Ana Magdalena Bach, "las tantas y tantas horas de incertidumbres que quedaban de ella misma dispersas en la isla" y cómo cada mes de agosto va donde su madre está enterrada para depositar gladiolos, quizá no tiene la fuerza irrepetible de sus grandes textos. Sin embargo, es una ficción que vuelve a mostrar hasta qué punto García Márquez, a pesar del temor de no ser ya el mismo por su pérdida de memoria, seguía dominando el arte de contar historias como centro neurálgico de una escritura que no hizo de la técnica un general en su laberinto en el que perderse, pero sí el armazón de una literatura cuyos motivos (la muerte, el doble, la soledad) y técnicas (las recurrencias, las repeticiones, las espirales y las imágenes obsesivas) vuelven a aparecer aquí como si fuera la primera vez. 

Gonzalo García Barcha , hijo de Gabo, durante la presentación del libro inédito de su padre en Madrid, el martes.

Gonzalo García Barcha , hijo de Gabo, durante la presentación del libro inédito de su padre en Madrid, el martes. / David Castro

Importancia del tiempo

Porque está la insistencia en mostrar, desde el mismo título, la importancia del tiempo como ya indicaban sus paradigmáticos 'Cien años de soledad', 'Un día después del sábado', 'El otoño del patriarca' y 'La siesta del martes'. Esa importancia aquí queda fijada en el mes de agosto, con sus fuera de toda duda calores caribeños. Está, como en 'Crónica de una muerte anunciada', la minuciosa obsesión temporal de quien vuelve "a la isla el viernes 16 de agosto en el transbordador de las tres de la tarde", como volvía el obispo en su buque, y la minuciosidad de los nombres: de María Alejandrina Cervantes a Ana Magdalena Bach, de la literatura cervantina a la música sacra.

Está la temporalidad recurrente que vuelve sobre sí misma como un círculo que lo anuda todo, tal y como trata de anudar su vida Ana Magdalena Bach con el retorno cada agosto sin saber, en realidad, que está repitiendo muchos años después el mismo gesto de su madre. Están los movimientos de ida y vuelta constantes, cómo va y vuelve la protagonista sin percatarse de que, en realidad, se está juzgando "sin piedad". Está, como en los Buendía, la sensación de que a menudo las acciones pueden llegar a ser fútiles, de que hacer algo lleva incorporado a menudo la desaparición del acto. De que hacer implica deshacer, o no contar, o mentir. Está, cómo no, la literatura, ya que aquí la protagonista en cada regreso a la isla siempre lleva un libro encima: 'Drácula', de Bram Stoker; 'Antología de la literatura fantástica', de Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo; 'El día de los trífidos', de John Wyndham; 'Crónicas marcianas', de Ray Bradbury; 'El ministerio del miedo', de Graham Greene, y 'Diario del año de la peste', de Daniel Defoe.

La temporalidad recurrente vuelve sobre sí misma como un círculo que lo anuda todo, tal y como trata de anudar su vida Ana Magdalena Bach con el retorno cada agosto

Está una atmósfera inconfundible ("faltaban seis para las cuatro, pero se concedió un minuto de nostalgia para contemplar las garzas que planeaban inmóviles en el sopor ardiente de la laguna"), está la sensación de haber asistido a un mundo conjetural y conocido a la vez ("admiró las playas de harina dorada al borde mismo de la selva virgen, la algarabía de los pájaros y el vuelo fantasmal de las garzas en el remanso de la laguna interior"), y de haber probado otra vez el lector el apetito pantagruélico de un autor por querer mostrar de qué manera los espacios exteriores son la medida exacta de una conciencia interior anafórica.

Encuentro inolvidable

Está el amor, el tema que recoge motivos y técnicas en la obra de García Márquez. Un amor que aquí no aparece en los tiempos del cólera, sino en el tiempo en que una vida ya nunca más va a ser la misma tras un encuentro amoroso inolvidable que se convierte en la ceremonia de la confusión por "veinte euros", a pesar de que la protagonista después de aquel encuentro ya nunca "más volvería a ser la misma. Lo había vislumbrado en el transbordador de regreso, entre las hordas de turistas que siempre le habían sido ajenas y que de pronto y sin motivos claros se le volvieron abominables".

Está la vida imaginada de Ana Magdalena Bach tratando de acortar y comprender las distancias entre la realidad falseada y la ficción verídica porque la suya es una vida a la espera, una vida lanzada hacia el futuro de cada agosto por venir, pero condicionada por los recuerdos, por la esperanza de volver a vivir lo ya vivido y la desesperanza de que todo aquello fue una serie de acontecimientos, que como la música que también suena en este libro, es meditativa: seis movimientos que nacen de la misma nota, del mismo impulso. Y está la firmeza de un escritor por volver a contar una historia construida bajo el velo del lenguaje.

'En agosto nos vemos'

Autor: Gabriel García Márquez

Editorial: Random House

120 páginas. 19,90 euros