Tú y yo somos tres. Por Ferran Monegal.

periodico

Ha concluido la ratomaquia número 15 (Gran Hermano, T-5) y, en vista de los buenos resultados -¡hay que ver cómo aguanta todavía este reality después de tres lustros!-, en vista de la notable audiencia conseguida, Merceditas Milá ha decidido hacerse un homenaje a sí misma. Salió envuelta en una cortina de ducha, de esas de plástico, con flores estampadas, tan características. ¡Ahh! Ha sido un estilismo indumentario muy oportuno: en ella, que es la gran apóstol de cagar en el mar y, sobre todo, de mear en la ducha, ese detalle de encasquetarse la cortina es un acierto indiscutible. La ganadora de esta edición ha sido Paula, la barcelonesa de 19 años a quien sometieron a un tormento muy cruel nada más entrar en la jaula de Guadalix: primero la colocaron junto a un hermoso pollastre, Omar, del que se enamoró enseguida, y luego metieron en la jaula, con traición y alevosía, a la verdadera novia de Omar, o sea, Lucía. ¡Ahh! Sufrió entonces Paula lo que el programa buscaba con perverso regocijo: Omar regresó a los brazos de Lucía, como un corderito, y Paula quedó ante toda España como la rechazada, la despreciada, la humillada, y lloró mucho. O sea, que el premio es merecido: 300.000 euros, aunque después de pagar impuestos me temo que se van a quedar en 150.000. Si Paula tiene ahora 19 años, quiere decir que la ratomaquia comenzó cuando contaba 4 añitos. O sea, ha pasado su infancia y adolescencia aprendiendo la lección que inculca T-5 a todos los niños:  triunfar en esta vida es llegar a ser ratoncita en Guadalix y ganar el reality que comanda la gran Flautista de Hamelín Merceditas. Felicidades, pues. Ha triunfado mucho.