Golondrinas viajeras

periodico

Fiesta de despedida para Beatriz Montañez. Con número mágico incluido: la metieron en una caja de cartón y se esfumó. ¡Ah! Si Beatriz fuese un pajarito, quizá sería golondrina. Viene y va de la tele con gran facilidad. Se posó en este programa (Hable con ellas, T-5) hace 17 semanas, y de pronto ha arrancado de nuevo a volar. ¡Ahh! La fiesta que le prepararon fue extraordinaria. No se suelen dar en la tele, tras solo 17 semanas de trabajo, estos homenajes. Quizá intentaban demostrar que todas las señoras de este programa están unidas por un amor muy fraternal. Importa poco a la audiencia si se llevan bien o si se arañan en la sala de maquillaje. Lo trascendente es que cuando las enfoque la cámara funcionen. Y de este quinteto las únicas que han funcionado, y han logrado que de este programa se hable hasta en Venezuela, han sido Beatriz y Yolanda Ramos. Precisamente fue Yolanda la única que se mostró afectada. Le dedicó hermosas palabras: «Es auténtica, sincera y moderna. Ama su independencia. Y como el salmón, nada a contracorriente». Y entonces Beatriz, emocionada, recostó su mejilla en el hombro de Yolanda. Y ambas lloraban. ¡Ah! Si también acaba marchándose Yolanda -Dios no lo quiera-, este programa se va a quedar en nada. Sin nervio y sin gas. Al final, antes de desaparecer, Beatriz gritó: «¡Me volveréis a ver pronto en televisión, me apuesto mil euros!». No lo dudo. Volverá. La tele tira mucho. Como decía Compay: «Golondrinas viajeras que vuelven de nuevo a su hogar».