Millet en 'Polònia'. 'El llop del Palau'

YOUTUBE

El día que supe que Fèlix Millet había hecho pagar a su consuegro la mitad del alquiler del Palau con motivo de la boda de sus respectivos retoños mientras cargaba los fastos a la Fundació del Palau me imaginé levantándome de una de las butacas de platea del fantástico templo modernista iniciando un aplauso in crescendo hacia el hombre que la semana que viene se sentará en el banquillo de los acusados. Aquella “hazaña” fue definitiva para empezar a moldear el personaje que los guionistas de 'Polònia' terminaron de cocer. Un personaje que es capaz de tal actuación, pensé, no puede ser interpretado de otra manera en el circo polaco si no es desde la desfachatez, la sinvergonzonería y la caradura. Un adorable viejecito de voz grave y serena que esconde --como escondió durante sus años de prosperidad-- las mil y una maneras de llevarse tajada en nombre de una institución más que respetable y con el presunto asentimiento en modo mirar-hacia-el-otro-lado de una parte importante de los gobernantes del momento.