Suelta de angulas decomisadas en el Llobregat

J.GARCÍA/E.SOTOS

La infancia de las anguilas no suele ser feliz. Son precavidas, sí. Solo exploran las aguas que las han visto nacer en noches de luna nueva, al abrigo de la oscuridad, pero ese secreto hace años que lo conocen los pescadores, así que las pobres, cuando se las conoce más por su nombre de alevín, angula, terminan muy pronto sus días con ochos dientes de ajo cortados en finas láminas, ocho cucharadas de aceite de oliva, una guindilla y el dulce mecer de un tenedor de madera. Las proporciones son válidas para cuatro personas. Hay que apagar el fuego a los cuatro minutos y dejar reposar la cazuela otros dos. Pero ayer literalmente miles de angulas tuvieron«una segunda oportunidad»-en sinceras palabras del teniente de la Guardia Civil Manuel García Bujes- después de que una operación policial digna deThe Wirediera con 14 aprovechados especializados en el comercio ilegal de esa especie. Esa banda (ya que la cosa va de vida en el mar) con tentáculos en Asturias, Galicia, Guipúzcoa y Tarragona fue detenida con un botín de 1.580 kilos de angulas, el equivalente en el mercado negro a 1,6 millones de euros. Ayer, bajo un puente del río Llobregat, una parte de esas infancias secuestradas fue devuelta a la vida en libertad tras una afortunada colaboración entre la Generalitat y el servicio de protección de la naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil.