SEGURIDAD CUESTIONADA EN EL HOSPITAL CARLOS iii

«El aprendizaje con los trajes lo hicimos con los dos misioneros»

ÀNGELS GALLARDO / BARCELONA

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Los sanitarios que atendieron en el Hospital Carlos III de Madrid a los dos religiosos infectados por el virus del ébola ya fallecidos, personificaron ayer públicamente las quejas profesionales y sindicales que cuestionan la formación recibida por el personal sanitario que debe afrontar una infección de tan alto riesgo. El médico especialista en cuidados intensivos Santiago Yus Teruel, adscrito al complejo hospitalario La Paz-Carlos III, exigió ayer «formación práctica rigurosa, impartida por personal acreditado y con experiencia en la colocación del traje que debe vestir quien atiende a un enfermo de ébola».

El doctor Yus es uno de los 15 intensivistas que se ocuparon de los religiosos Miguel Pajares y Manuel García Viejo desde que llegaron enfermos al hospital de Madrid y hasta que fallecieron. «El aprendizaje en el uso de los trajes lo hicimos con los dos pacientes, aunque desde abril pedíamos a la dirección del hospital formación práctica, sin enfermos», añadió Yus. «Son vestidos muy pesados, sabes que atiendes a una persona que sufre un virus muy peligroso y, si no estás bien preparado, te pones muy nervioso. Estás solo -prosiguió-, sudando, con un estrés tremendo, agobiado, y puedes cometer un error. No siempre, al salir de la habitación, había alguien para ayudarte a desvestir».

EL RIESGO / El protocolo de la OMS sobre el ébola, relató Yus, llegó a La Paz en abril. «Tenemos toda la información necesaria sobre cómo es la enfermedad, qué hay que hacer, cómo se contagia... La hemos estudiado y debatido, pero no disponemos de ninguna formación en el manejo de la protección personal que hemos de vestir. Y ahí está el riesgo», insistió. Una charla de 40 minutos, impartida por dos enfermeras el pasado julio -una de las cuales vistió y desvistió a la otra con el traje en cuestión- es toda la preparación práctica a la que han accedido, aseguró el intensivista. «La posibilidad de que la enfermera [Teresa Romero] se infectara al tocarse la cara con un guante contaminado solo reafirmaría lo que estoy diciendo  -dijo Yus-. No hemos  automatizado el mecanismo en el uso del traje, imprescindible».

La Asociación Médica de Enfermería, de Madrid, se pronunció en términos similares y exigió «entrenamiento práctico» para el personal destinado a infecciones de alto riesgo. El presidente del Consejo General de Enfermería, Máximo González Jurado, alertó sobre la tentación de lanzar sobre la auxiliar de enfermería toda la culpa del primer contagio de ébola ocurrido fuera de África. «No vamos a permitir que se criminalice a los profesionales -dijo González-. Esta compañera se ha jugado la vida para cuidar a sus pacientes. Si Sanidad tiene pruebas de lo ocurrido, que las hagan públicas de inmediato».

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