¿Nos dejamos seducir por Syriza?

Gran parte de la deuda griega ha sido asumida por Estados de la UE y su impago gravaría a los contribuyentes de los países europeos

JOAN TAPIA

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La larga crisis alimenta movimientos que buscan soluciones simples, aparentemente fáciles, a un problema complejo: cómo Europa, con una moneda única, economías muy distintas y sin poder político central soberano debe reaccionar en una economía globalizada.

En FranciaMarine Le Pen ganó las elecciones europeas por el desgaste de los partidos clásicos (derecha y socialistas) que no han resuelto la crisis. Con propuestas populistas: sacar a Francia de la UE y expulsar inmigrantes. Ambas cosas serían catastróficas. En Gran Bretaña, el UKIP (Partido para la Independencia del Reino Unido) quiere lo mismo. Y en los dos países la derecha 'flirtea' con alguna de estas ideas.

En Catalunya, las cosas son diferentes, pero hay algo similar. La reivindicación catalanista es muy anterior y la creencia de que los problemas se solucionarían con la independencia (por el superávit fiscal) no viene tanto de la crisis como del rechazo por el Tribunal Constitucional del Estatut del 2006. Entonces se acabó la creencia compartida por los dos grandes partidos de que se podía lograr un autogobierno satisfactorio dentro de España. Pero la independencia como solución milagrosa también tiene bastante de ilusión, ya que muchos problemas continuarían. Puede sustentarse que Catalunya es más moderna que España, pero no que Francia o Italia.

Ahora surge otra bandera de una solución milagro, la de la Syriza griega, que puede ganar las elecciones del 25 de enero. Se trataría de rechazar laspolíticas de Bruselas y el Banco Central Europeo que prescriben la devaluación interna y reformas dolorosas. Aquí Podemos esboza una traducción española (la situación es menos grave) de la de Syriza (que se ha moderado): abandonar el rigor asumido en el 2010 (en Grecia, a cambio del rescate y aquí, para no pedirlo) y sin salir del euro.

Y la solución Syriza tiene partidarios y simpatizantes. Desde la monja Teresa Forcades, por supuesto, a círculos intelectuales e incluso, a medias, al PSOE de Pedro Sánchez. Pese a que Zapatero pulsó el botón del rigor -no tenía otro remedio- que luego Rajoy ha apretado con acento más derechista. Y el ejemplo mas canónico de esta seducción es el artículo del prestigioso sociólogo Enrique Gil Calvo publicado en 'El País' del pasado lunes.

Pero es una seducción peligrosa. El déficit público solo se puede sostener si los mercados te prestan el dinero para llegar a fin de mes. Cada mes. O si puedes fabricar moneda. Y en el 2010 a Grecia nadie le prestaba y tuvo que pedir el rescate. Créditos de la UE, que han asumido la casi totalidad de la deuda griega (ahora 240.000 millones, de los que 26.000 vienen de España) a cambio de una política de rigor supervisada por la troika (Comisión, BCE, FMI). La política podría haber sido más flexible pero fue la condición puesta por los países (Alemania, el primero) que prestaron el dinero. Y ahora el impago griego conllevaría que los ciudadanos europeos afrontaran con sus impuestos los 240.000 millones. Alemania, la parte del león. Y los electores alemanes -no es la señora Merkel- no quieren. Y en España nadie osa proponer subir nuestro déficit en 26.000 millones (o en una cuarta parte) para ayudar a Grecia.

Ignorar lo pactado cuando el rescate sin salir del euro es muy difícil. La UE puede y debe (el BCE ya lo hace) flexibilizar su posición, pero no puede irritar a los electores de los países que han puesto el dinero. Y si Grecia incumple unilateralmente no podrá seguir recibiendo créditos indefinidamente. Es así. Para no cumplir tendría que salir del euro para devaluar, recuperar competitividad perdida y negociar una quita a cara de perro. Y una devaluación fuerte implica un empobrecimiento mayor.

SOBERANÍA ÚNICA

Europa debería haber tenido, como Estados Unidos -lo explica Stiglitz- una política más contracíclica. Pero EEUU tiene una soberanía única, un poder presidencial fuerte y los estados federados pintan mucho menos que los estados-nación europeos. Los electores de California no pueden derrotar a Obama por favorecer a Arkansas mientras que los alemanes sí pueden echar a Merkel si creen que sus altos impuestos financian a Grecia o Italia. Y Alternativa por Alemania (antieuro) ha subido en las europeas y ha tenido ya en el entorno del 10% de los votos en tres 'lander'. Y lo que ni Merkel ni ningún gobernante del norte hará es vender a sus electores que lo racional, con una tasa de paro del 6,5% (inferior a la de antes de la crisis), es hacer caso de las recetas griegas o españolas con un paro del 23-25%.

Si Syriza gana no se podrá apartar mucho de la política actual. Si lo hiciera, los griegos (y quizá los españoles) sufrirían más. Alemania reaccionó medio bien (pero tarde) en el 2010. Entonces temía que el euro saltara por los aires. Ahora cree que el seísmo sería soportable.

Quizá se equivoque pero es la realidad. El cambio de política no se decide en Atenas (o Madrid) sino que exigiría una mayoría del Parlamento Europeo. O el milagro de la conversión de Berlín. La ilusión es libre, pero no altera las cosas y el proverbio castellano (tan desalmado como cierto) dice que quien al cielo escupe, en la cara le cae.