¿Y si falla Syriza?

SISCU BAIGES

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Uno tras otro, todos los aspirantes a oponerse a la política de austeridad impuesta por Alemania y sus socios europeos han fracasado. José Luis Rodríguez Zapatero fue el primero de los dirigentes socialistas en acatar las instrucciones de moderar las inversiones sociales a cambio de reducir la deuda y el déficit público. Incluso reformó la Constitución para incluir que "el pago de los créditos para satisfacer los intereses y el capital de deuda pública de las Administraciones gozará de prioridad absoluta". El primer apartado del nuevo artículo 135 de la Constitución garantiza que "todas las administraciones públicas adecuarán sus actuaciones al principio de estabilidad presupuestaria". Entró en vigor el 27 de septiembre de 2011. Entonces nos temíamos lo que significaba. Ahora ya lo sabemos: pérdida de servicios sociales, de puestos de trabajo, precariedad, pobreza, deterioro del estado del bienestar… François Hollande se convirtió en la esperanza de los que confiaban en un cambio de política económica europea. "La austeridad no tiene porque ser el destino de Europa", dijo. El 6 de mayo de 2012 ganó las elecciones presidenciales francesas pero la esperanza de los enemigos de la austeridad se desvaneció pronto. Hollande agachó la cabeza y se sumó a la larga lista de dirigentes de izquierdas que han renunciado a hacer frente a la doctrina "austericida".

Los socialdemócratas alemanes entraron en el Gobierno de Angela Merkel, en diciembre de 2013, más por el fracaso electoral de los anteriores socios liberales de la canciller que por méritos propios. Y no han cambiado los criterios básicos de su política económica, aunque han introducido alguna mejora social, como la implantación del salario mínimo que no existía en este país.

El testigo lo ha recogido Alexis Tsipras y su partido Syriza, en Grecia. Se trata de una opción, situada a la izquierda del partido socialista tradicional, el PASOK, que hace bandera de la oposición a la política 'merkeliana'. Fue el partido más votado en las elecciones europeas del pasado mes de mayo y las encuestas lo sitúan como probable ganador de los comicios generales griegos del próximo día 25. Puede ganar y, esto ya no está tan claro, puede formar gobierno. Tsipras ha moderado sus propuestas y ya no plantea que Grecia deje de pagar la deuda pública sino hacerlo de forma parcial y escalonada.

¿Defraudará a los que lo ven como la última barrera contra el desmantelamiento progresivo del estado del bienestar en Europa?

La derecha europea teme la victoria de Syriza. La izquierda europea --con la boca pequeña o grande-- quisiera su éxito. Pero si Tsipras se convierte en un nuevo Zapatero o Hollande, el desánimo entre el progresismo europeo sería monumental.

Entonces llegaría el turno de Pablo Iglesias Podemos.

Es de suponer que, un día u otro, la cadena se romperá. Y las fichas del domino comenzarán a caer en sentido contrario.

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